La segunda era del ascensor
El sector augura un gran salto en el dise?o y la seguridad de los elevadores
Los asistentes a la Feria Mundial de 1854 en Nueva York se llevaron un susto. Al alzar la mirada, se encontraron con un hombre sobre una plataforma met¨¢lica, a m¨¢s de diez metros sobre el suelo, sujeta solo con una cuerda. Dram¨¢ticamente, el hombre pidi¨® a un asistente que cortase la soga. Y, para sorpresa de todos, la plataforma solo cedi¨® unos cent¨ªmetros. Elisha Otis hab¨ªa demostrado el funcionamiento del primer ascensor de seguridad, y dado origen a una empresa ¡ªparte del conglomerado United Technologies¡ª que es hoy el mayor fabricante de ascensores del mundo.
¡°Muy pocas empresas pueden decir que han inventado algo y llevan m¨¢s de 150 a?os al frente del mercado¡±, considera el presidente de la empresa, Philippe Delpech (Francia, 1962). Los productos de la compa?¨ªa est¨¢n presentes desde la Torre Eiffel (donde montaron su primer elevador en 1910) al edificio m¨¢s alto del mundo, el Burj Khalifa de Dubai. En 2015, las ventas de Otis superaron los 11.000 millones de d¨®lares, y cerr¨® el ejercicio con un beneficio de 2.348 millones. ¡°En breve vamos a mantener dos millones de ascensores en todo el mundo, que llevan 2.000 millones de personas al d¨ªa¡±.
Pero para Delpech, la verdadera revoluci¨®n est¨¢ por venir. ¡°Durante casi cien a?os, los coches se construyeron todos por el mismo principio: un coche pod¨ªa ser m¨¢s moderno, o m¨¢s lujoso, pero por dentro segu¨ªa teniendo un motor de explosi¨®n, cilindros y un carburador¡±, explica. ¡°A partir de los a?os ochenta y noventa los autom¨®viles se informatizaron, se hicieron m¨¢s complejos, para lograr m¨¢s confort, m¨¢s seguridad y mejor consumo de carburante¡±.
En 2015 las ventas de Otis superaron los 11.000 millones de d¨®lares y el beneficio fue de 2.348 millones
El presidente de Otis defiende que lo mismo va a pasar con los ascensores durante los pr¨®ximos 15 a?os. ¡°Al fin y al cabo, son veh¨ªculos¡±, bromea. ¡°Van a estar informatizados, conectados a la nube, y van a ser m¨¢s eficientes energ¨¦ticamente. En tres o cuatro a?os vamos a poder subirnos al ascensor y no necesitaremos ni pulsar un bot¨®n; el m¨®vil ya le dir¨¢ a d¨®nde tiene que ir¡±.
Esos elevadores del futuro ya se est¨¢n empezando a construir en la luminosa f¨¢brica de 18.000 metros cuadrados (de los que 10.000 est¨¢n dedicados a la producci¨®n) que la firma tiene en Legan¨¦s (Madrid). De hecho, la comparaci¨®n con los autom¨®viles de Delpech no va muy desencaminada. La ¨²ltima generaci¨®n de m¨¢quinas de Otis incluye un freno regenerativo que permite recargar una serie de bater¨ªas, una tecnolog¨ªa similar a la existente en muchos coches h¨ªbridos y el¨¦ctricos y hasta en la F¨®rmula 1. ¡°En caso de que la corriente externa se cortase, el ascensor puede hacer hasta 100 viajes m¨¢s¡±, apunta Jos¨¦ Luis Hortelano, director de la factor¨ªa. ¡°Por lo que, para el usuario, realmente no hay un problema¡±.
Los nuevos dise?os de cabinas incluyen pantallas integradas en la estructura que permiten emitir programas a voluntad del operador, pero, sobre todo, permite que, en caso de incidente, el t¨¦cnico y la persona atrapada se puedan ver. ¡°Eso es muy tranquilizador para mucha gente¡±, considera Hortelano.
Delpech desestima la idea de que un ascensor m¨¢s complejo tiende a averiarse m¨¢s. ¡°No le estamos a?adiendo complejidad, le estamos a?adiendo inteligencia¡±, explica. Y apunta las ventajas que las nuevas tecnolog¨ªas aportan al mantenimiento. ¡°Ahora puedes tener sensores verificando si las puertas dan problemas, o una c¨¢mara vigilando constantemente c¨®mo est¨¢ el hueco y los cables¡±, explica. ¡°El t¨¦cnico puede venir antes de que ocurra el problema. Antes todo esto era prohibitivo, y por ahora solo lo podemos implementar en mercados muy sensibles a la calidad, como el japon¨¦s, pero vamos a lograr precios competitivos y llevarlo a todas partes¡±.
?sta revoluci¨®n tecnol¨®gica llega en un momento sensible para el mercado de los ascensores, principalmente los nuevos. El fin del boom de la construcci¨®n en los emergentes, especialmente en China, ha da?ado al negocio del grupo: en 2015, las ventas cayeron un 7,7% y los beneficios un 11,4% con respecto al a?o anterior. Pero Delpech afirma que las cifras no lo revelan todo. ¡°El 70% de nuestros ingresos no son en d¨®lares¡±, explica. ¡°La fortaleza de la moneda nos ha hecho da?o. Pero nuestro negocio sigue creciendo¡±.
Ni siquiera la ca¨ªda de la demanda de los grandes pa¨ªses petroleros preocupa en exceso a Delpech. ¡°La obra p¨²blica va a seguir fuerte¡±, considera. ¡°Arabia Saud¨ª tiene La Meca, donde las obras son constantes. Dub¨¢i prepara su Expo 2020. Y Qatar tiene el Mundial. Si el petr¨®leo no se recupera para 2017 o 2018 tendremos m¨¢s problemas. Pero mientras tanto tenemos una cartera importante¡±.
La empresa se esfuerza en resaltar la importancia que tiene su filial espa?ola Zardoya Otis para su negocio. Normal: Espa?a es el pa¨ªs con m¨¢s ascensores por habitante del mundo. ¡°Tenemos 250.000 ascensores en Espa?a, uno de cada ocho¡±, apunta Delpech. ¡°Tenemos un compromiso con ¨¦ste mercado. Hemos invertido 220 millones de euros en Espa?a en plena crisis¡±. En 2015, Zardoya Otis factur¨® 558 millones de euros y gan¨® 151 millones.
La f¨¢brica de Legan¨¦s, en la que trabajan 173 personas y que produjo casi 10.000 unidades en 2015, es la joya de la corona del grupo en Espa?a. ¡°Aqu¨ª est¨¢ uno de los seis centros de I+D que Otis tiene en todo el mundo¡±, explica Hortelano. ¡°Tenemos una torre de pruebas de 30 metros de altura donde podemos probar entre 10 y 12 ascensores a la vez¡±.
Pero su reinado como la factor¨ªa m¨¢s moderna de Zardoya Otis puede estar acabando. ¡°Vamos a invertir 20 millones m¨¢s para construir una nueva f¨¢brica en San Sebasti¨¢n para exportar motores por todo el mundo¡±, apunta Delpech.
La de los elevadores es una industria en la que la mecanizaci¨®n es complicada de implementar. En cada etapa de la producci¨®n un empleado maneja y monta su parte de la cabina. ¡°Es un producto muy diverso y la personalizaci¨®n hace la automatizaci¨®n muy dif¨ªcil¡±, explica Hortelano. Esto tambi¨¦n deriva en unos sindicatos muy activos, cuya relaci¨®n con la empresa est¨¢ lejos de ser fluida, especialmente desde la reestructuraci¨®n derivada del cierre de la venerable f¨¢brica de la calle M¨¦ndez ?lvaro, de Madrid.
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