Barreras al teletrabajo
El excesivo arraigo de la cultura presencial impide el desarrollo de la labor a distancia
Sabel Reyes (40 a?os) se levanta a las 6.45, se ducha, se viste, desayuna en una cafeter¨ªa del barrio mientras ojea el peri¨®dico y se va a trabajar. Una rutina similar a la de muchos espa?oles, con la particularidad de que cuando Sabel termina su caf¨¦ con leche y sus tostadas es a su casa adonde regresa para iniciar su jornada laboral. Forma parte de ese 6,6% de trabajadores (aproximadamente, 1.200.000) que, seg¨²n el ¨²ltimo informe Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacci¨®n en el Empleo, practican el teletrabajo en Espa?a.
Unas cifras exiguas en comparaci¨®n con las de otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Y m¨¢s si se tiene en cuenta que Internet o la nube han posibilitado que esta modalidad sea hoy tecnol¨®gicamente accesible para muchas m¨¢s personas. El fuerte arraigo que la cultura de la presencia tiene todav¨ªa en Espa?a es, para los expertos, uno de los principales obst¨¢culos. ¡°La sensaci¨®n de p¨¦rdida de control que supone tener a parte del equipo trabajando desde casa provoca mucho miedo. Para que el modelo tenga ¨¦xito es imprescindible concienciar a los mandos de que un trabajador puede sacar adelante sus tareas sin necesidad de una supervisi¨®n visual permanente¡±, recalca ?ngel Largo, socio director de Grupo Solutio.
Entre las ventajas del trabajo en remoto figuran la reducci¨®n de costes, el aumento de la productividad, la disminuci¨®n del absentismo o la optimizaci¨®n de tiempos al suprimirse los desplazamientos. El concepto de trabajo por objetivos es clave. ¡°Hoy en d¨ªa todo es medible. Si Google est¨¢ interesado en un especialista de Arkansas, no le pide que vaya a trabajar a Silicon Valley. Lo contrata y mide su desempe?o por objetivos¡±, afirma David Blay, autor de ?Por qu¨¦ no nos dejan trabajar desde casa? Este periodista freelance asegura que es necesario romper con algunas inercias que siguen imperando en las organizaciones, como la de equiparar eficiencia a duraci¨®n de la jornada. ¡°?Qui¨¦n es m¨¢s productivo, el que pasa ocho horas delante del ordenador o el que consigue terminar sus tareas en tres?¡±.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), s¨®lo el 22% de las empresas nacionales cuentan con programas de teletrabajo. Pero incluso aquellas que se lanzan a abrazar sus bondades pagan la novatada. ¡°Las empresas deben aprender que por el hecho de que el trabajador est¨¦ en su casa no va a estar las 24 horas del d¨ªa disponible para ellas, ni que las tareas van a estar hechas antes¡±, comenta Arancha de las Heras, directora general de CEF, una editorial que est¨¢ a punto de publicar con este sello El teletrabajo en Espa?a: un an¨¢lisis cr¨ªtico de normas y pr¨¢cticas. malentendidos
Integraci¨®n a trav¨¦s del empleo remoto
El proyecto Discaltel naci¨® en 2009 como una iniciativa de la Asociaci¨®n Espa?ola de Expertos en la Relaci¨®n con Clientes (AEERC). Su objetivo es lograr la integraci¨®n de personas con discapacidad en plataformas de contact center. En la actualidad hay 11 grandes empresas del sector adscritas al programa, que desde su inicio ha dado trabajo a 1.700 personas con discapacidad, 44 de las cuales son teletrabajadores. "Para las personas con graves problemas de movilidad o que viven muy alejadas de los centros de trabajo, el teletrabajo es casi su ¨²nica opci¨®n de conseguir un empleo remunerado. Supone un cambio radical en sus vidas, los ayuda a realizarse y a ser m¨¢s independientes", resalta Jos¨¦ Luis Goytre, presidente de AEERC.
Marino Mu?oz (47 a?os) es uno de esos teletrabajadores. Padece distrofia muscular, una enfermedad degenerativa que le obliga a desplazarse en una silla de ruedas. Vive en Madrid y hace siete a?os que empez¨® a trabajar como teleoperador en DKV Integralia. Desde hace uno y medio lo hace desde casa. "Si tuviera que ir a la oficina tendr¨ªa que coger tres autobuses, y esperar que la rampa funcione y que no haya ya un carrito de beb¨¦ u otra silla de ruedas dentro", explica. Trabaja media jornada por las tardes, de tres a ocho. Estar solo "es un poco aburrido", comenta. Pero le gusta su trabajo y se considera afortunado de estar en una empresa que no discrimina, conf¨ªa en su val¨ªa y cuida de ¨¦l. Un lugar en el que puede demostrar "que las personas con discapacidad trabajamos igual o mejor que cualquiera. Porque muchas veces la mayor barrera arquitect¨®nica est¨¢ en la mentalidad de las personas y de los empresarios".
No aclarar con el empleado qui¨¦n costea los gastos de la oficina en casa o el uso que se permite de esos equipos fuera del trabajo tambi¨¦n integran ese cat¨¢logo de errores. De igual forma, el trabajador necesita un rodaje. De las Heras recuerda que teletrabajar ¡°no es compatible con atender al fontanero, cuidar a los ni?os o hacer la compra. Dentro de una cierta flexibilidad, conviene que el trabajador se marque unas rutinas y unos horarios. Sus compa?eros necesitan saber a qu¨¦ horas est¨¢ conectado si se quiere que realmente la distancia no se note¡±.
A la canaria Sabel Reyes su peque?a liturgia del desayuno fuera de casa le permite ponerse ¡°en modo laboral¡± cada ma?ana. Trabaja como directora asociada de Talento Global en Amadeus. Lo hac¨ªa en Madrid, hasta que hace ocho a?os circunstancias personales la obligaron a regresar a la isla. Lleg¨® incluso a presentar su renuncia, pero entonces su jefe le ofreci¨® la posibilidad de continuar trabajando desde casa. ¡°El primer d¨ªa fue duro, nunca hab¨ªa trabajado as¨ª y fue preciso un aprendizaje. Pero el balance es muy positivo porque me ha permitido compatibilizar mi vida personal con la profesional¡±, afirma. No es la ¨²nica. El 10% de los cerca de 800 empleados que Amadeus tiene en Madrid realizan al menos una parte de su trabajo de forma remota. Para acogerse al plan s¨®lo necesitan cumplir tres requisitos: ¡°Que lleven un m¨ªnimo de dos a?os en la empresa, que su superior directo lo apruebe y que alcancen los objetivos que se les marque¡±, enumera Valle Rodr¨ªguez, su directora de Recursos Humanos.
La dosis de invisibilidad que inevitablemente acompa?a al teletrabajador puede provocar que no se le pida opini¨®n o que quede descolgado de posibles promociones. Por eso, aconseja Arancha de las Heras, ¡°es vital no perder el contacto con la empresa, acudir a las reuniones importantes e incluso, si es posible, realizar algunas jornadas en la sede f¨ªsica¡±. Sabel Reyes viaja unas dos veces al mes a Madrid. ¡°Trabajar en remoto es solitario. Echas de menos el contacto humano y tomar un poco m¨¢s la temperatura del ambiente laboral¡±, lamenta. La comunicaci¨®n es clave para contrarrestar esa sensaci¨®n de aislamiento. ¡°A veces lo m¨¢s f¨¢cil es mandar un correo electr¨®nico, pero yo me obligo a coger el tel¨¦fono, a hablar con la persona. Para que mis compa?eros sepan que estoy disponible y que tambi¨¦n ellos me pueden llamar cuando quieran. Que no me van a molestar si lo hacen, porque me van a encontrar trabajando¡±.
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