En defensa de una pol¨ªtica industrial
El ¨¦xito de sectores como el de componentes de automoci¨®n resalta la aridez de la respuesta del Estado
Aunque no es f¨¢cil detectarlos, algunos sectores econ¨®micos espa?oles (industriales, se entiende) mantienen un nivel de competencia muy razonable en los mercados internacionales; incluso puede decirse que ocupan puestos de vanguardia en t¨¦rminos de influencia econ¨®mica y solvencia comercial. El caso m¨¢s evidente es el de la producci¨®n nacional de componentes para el autom¨®vil. La preeminencia industrial y la solvencia de las empresas espa?olas es una de las razones que tienen en cuenta las grandes firmas automovil¨ªsticas para instalar su producci¨®n en Espa?a y, en ¨¦pocas de crisis, para mantenerla en territorio espa?ol. No es un mercado cualquiera; es intensivo en innovaci¨®n tecnol¨®gica, decisivo para impulsar las mejoras tecnol¨®gicas en el transporte y sostiene a una red capilar muy amplia de peque?as y medianas empresas. M¨¢s all¨¢ de su importancia cuantitativa (32.000 millones en ventas, 330.000 empleos), es una de las escasas avanzadillas tecnol¨®gicas con las que cuenta la econom¨ªa espa?ola para romper la espiral turismo-construcci¨®n que empuja al patr¨®n de crecimiento a una baja productividad y a menguadas plusval¨ªas.
No es un secreto que la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno para salir de la crisis conduce a un modelo social de alba?iles-camareros. Todo esfuerzo por ampliar la base empresarial que genera altas plusval¨ªas ha sido erradicado en nombre del ajuste o la austeridad y en consonancia con dos rancios principios econ¨®micos que remiten al pensamiento econ¨®mico premercantilista: no se puede gastar m¨¢s de lo que se tiene (lo cual, de ser cierto, habr¨ªa cercenado cualquier progreso del comercio a trav¨¦s de las ventas a plazos) y donde mejor est¨¢ el dinero es en el bolsillo de los espa?oles (una negaci¨®n est¨®lida y pol¨ªticamente penalizable de la tarea redistributiva e incentivadora de los impuestos). La tarea econ¨®mica de un gobierno exige atender a muchos cuidados, pero el m¨¢s importante es el de favorecer o allanar el camino a los negocios que pueden aportar un bienestar mayor a los ciudadanos. El caso del sector de componentes de autom¨®vil es uno de ellos; y de lo que se trata es de disponer de margen de inversi¨®n p¨²blica para beneficiarse de m¨¢s sectores como ¨¦l.
Los beneficios patentes de desarrollar sectores industrialmente avanzados como el de componentes suscitan una vez m¨¢s un interrogante: ?existe en Espa?a una pol¨ªtica industrial? La respuesta obvia es que no. Pero la ausencia de pol¨ªtica industrial, consciente y alevosamente extirpada en beneficio de la discrecionalidad coyuntural (el reparto de las ayudas p¨²blicas, encubiertas por supuesto, o concesiones para favorecer intereses pol¨ªticos amigos), no se manifiesta en la falta de ventanillas oficiales en el ministerio de Industria (que de tal tiene poco) dedicadas a atender intereses sectoriales, sino en la negligencia extrema con se descuidan aspectos econ¨®micos que afectan a todas las empresas de todos los sectores. Por ejemplo, no es de recibo, nunca mejor dicho, que las empresas industriales espa?olas tengan que pelear por cuotas de mercado en Europa con inputs m¨¢s elevados en la producci¨®n que sus competidores. Ah¨ª est¨¢ el caso del coste de la electricidad para demostrarlo; las grandes industrias espa?olas tienen que incorporar en los precios finales de sus productos un coste de la electricidad que, seg¨²n estudios sectoriales, puede ser superior en el 30% a la media de coste energ¨¦tico de la industria europea.
Conclusi¨®n provisional: la prosperidad (relativa, claro, porque sus empresas han sufrido tambi¨¦n las consecuencias de inversi¨®n, demanda y cr¨¦dito generadas por la crisis) del mercado de componentes de autom¨®viles puede describirse como una actividad bien ordenada que sobrevive en un entorno des¨¦rtico. Las apelaciones insistentes a la innovaci¨®n y a la inversi¨®n en tecnolog¨ªa son letan¨ªas estereotipadas si se prescinde intencionadamente de una pol¨ªtica industrial horizontal.
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