Trabajadores con malas pulgas
Las organizaciones modernas encajan mal las personalidades irrespetuosas o permanentemente iracundas
Cuando el responsable de producto Noah Kagan y el ingeniero Chris Putnam le mostraron al presidente de la startup de la que ambos eran empleados una demostraci¨®n de la aplicaci¨®n tecnol¨®gica en la que hab¨ªan estado trabajando infatigablemente durante un mes, recibieron la siguiente respuesta: "Es una mierda. Rehacedla". Acto seguido, su jefe arroj¨® agua sobre el ordenador de la demostraci¨®n y se march¨®. Aquel jefe era Mark Zuckerberg y la empresa emergente era Facebook. La an¨¦cdota data de 2005, cuando la red social todav¨ªa estaba dando sus primeros pasos y apenas contaba con una treintena de trabajadores. La cuenta Kagan en su libro How I Lost 170 Million Dollars: My Time as #30, un relato de su experiencia de ocho meses en Facebook en el que no faltan referencias al dif¨ªcil car¨¢cter de su creador y a la tormentosa relaci¨®n que manten¨ªa con sus colaboradores.
El antip¨¢tico profesional es una especie laboral que sigue vigente en muchas empresas. Es ese compa?ero que con frecuencia grita, se enfada y es desconsiderado. ?Su forma de actuar? "Nunca hace un comentario elogioso de los dem¨¢s, est¨¢ poco dispuesto a trabajar en equipo, critica pero no aporta soluciones, le cuesta comunicarse y rechaza la autoridad", resume Carlos Herreros, especialista en neurociencia aplicada a las organizaciones. Unas credenciales que no le facilitar¨¢n abrirse paso en las compa?¨ªas actuales. "Hoy las empresas que marcan la diferencia son aquellas que se anticipan a las necesidades de sus clientes. Y una persona que est¨¢ enfadada y se comunica con agresividad dif¨ªcilmente ser¨¢ innovadora ni transmitir¨¢ la confianza y positividad que se demandan para satisfacerlas", opina Elisa S¨¢nchez, profesora de psicolog¨ªa de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima).
Distinciones clave
Boxeo para los empleados de cuello blanco
Practicar deporte es una de las mejores maneras que se conocen para reconducir la agresividad acumulada. De todos ellos, uno gana adeptos en el mundo de la empresa: el boxeo. En Fightland, un club que cuenta con 1.500 alumnos en Espa?a, incluso han creado una modalidad especialmente pensada para directivos y profesionales: el White Collar Boxing. "El boxeo potencia cualidades necesarias en el exigente entorno laboral de hoy: concentraci¨®n, fuerza, entrega, anticipaci¨®n y capacidad de reacci¨®n. Es, adem¨¢s, un gran catalizador de energ¨ªa y emociones que se descargan en los golpes y que permite liberar tensiones y estr¨¦s", destaca C¨¦sar Barbosa, su director y fundador.
Para este empresario con pasado directivo en una entidad financiera, el boxeo presenta una serie de ventajas que no tienen otros deportes. "Correr, nadar o montar en bicicleta son actividades que no te impiden seguir d¨¢ndole vueltas a tus problemas, te llevas tu estado an¨ªmico contigo. El boxeo es tan intenso que no te permite pensar en nada m¨¢s y esa concentraci¨®n se traduce en una extraordinaria higiene mental".
David Criado, fundador de Iniciativa Vorpalina, precisa que hay que distinguir entre tener mal genio y car¨¢cter fuerte. El primero "es una conducta continuada en el tiempo que pone en juego determinados comportamientos t¨®xicos hacia los dem¨¢s y que no suele ofrecer buenos resultados". Mientras que el segundo hace referencia a "una actitud o temperamento firmes que no necesariamente tienen una connotaci¨®n negativa". Seg¨²n Criado, detr¨¢s del mal genio suelen ocultarse "carencias emocionales b¨¢sicas". Las personas con car¨¢cter fuerte, en cambio, tienen un elevado concepto de s¨ª mismas, algo que les ayudar¨¢ en dos tipos de situaciones cr¨ªticas: "cuando hay que sacar las cosas adelante y cuando se necesita tomar decisiones".
Miriam Ortiz de Z¨¢rate, socia directora del Centro de Estudios del Coaching (CEC), recuerda que la emoci¨®n de enfado es tan leg¨ªtima como cualquier otra y es sano que fluya en la empresa. "Expresar de manera firme y clara que hay algo que nos molesta es perfectamente normal y forma parte del desarrollo de la inteligencia emocional". En la misma l¨ªnea, la profesora S¨¢nchez asegura que todas las emociones son necesarias. "El enfado es una se?al de alarma. Nos indica que hay algo que nos incomoda o supone una amenaza para nosotros. La ira cumple una funci¨®n: nos moviliza para la acci¨®n. Es la expresi¨®n de nuestro deseo de cambiar una situaci¨®n que nos desagrada".
La corriente de correcci¨®n pol¨ªtica imperante en muchas organizaciones hace que cualquier salida de tono est¨¦ mal vista. No obstante, un golpe encima de la mesa en el momento adecuado puede servir para cortar de ra¨ªz abusos o imprimir un giro a una situaci¨®n indeseable. "Los trabajadores que tienen el coraje y la honestidad de comunicar directamente lo que piensan, sin edulcorar el mensaje, pero con educaci¨®n y respeto, ser¨¢n siempre positivos para la empresa", se?ala Paz Garde, consultora en efectividad centrada en las personas. Esta especialista cuestiona, adem¨¢s, esos entornos id¨ªlicos que las compa?¨ªas se afanan en vender de puertas afuera, en los que todo parece discurrir en paz y armon¨ªa. "La realidad es que hay numerosas personas que trabajan muchas horas y muy presionadas, y que, en un momento dado, muestran su frustraci¨®n o su enfado. Y esta es una reacci¨®n humana y comprensible".
irritaci¨®n permanente
Pero una cosa es un enojo puntual y otra vivir en estado de irritaci¨®n. "Hay personas que est¨¢n atrapadas por la ira y son una continua fuente de conflictos. Tanto si encuentran compa?eros que les planten cara como si no, porque aunque los dem¨¢s no entren al trapo, el problema seguir¨¢ ah¨ª, latente", alerta Ortiz de Z¨¢rate. Tampoco ser¨¢ aceptable perder el control, pasando del enfado a la agresi¨®n f¨ªsica o verbal, ni utilizar los gritos como recurso para amedrentar y manipular a los dem¨¢s.
?C¨®mo desactivar a uno de estos polvorines andantes? La coach Ortiz de Z¨¢rate recomienda mantener la calma. "Es como intentar razonar con un ni?o que tiene una rabieta: de nada servir¨¢ rebatir o contraargumentar. Ser¨¢ m¨¢s efectivo demostrarle que le escuchas, darle espacio y se calmar¨¢". En cuanto a los propios cascarrabias, no podr¨¢n abandonar esa actitud hasta que no la identifiquen. "Cuando tenemos un problema y reaccionamos de forma iracunda, en realidad tenemos tres: el problema en s¨ª (que seguramente no habremos resuelto con el enfado), el sentimiento de malestar causado en los dem¨¢s y nuestro propio malestar", expone la profesora de Udima, Elisa S¨¢nchez.
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