China pone freno a la compra compulsiva de sus empresas en el extranjero
Pek¨ªn refuerza los controles a la inversi¨®n en el exterior para frenar las salidas de capital. Las empresas chinas han gastado m¨¢s que nunca en adquisiciones este a?o
China vuelve a la carga para asegurar su control sobre la econom¨ªa y, m¨¢s espec¨ªficamente, sobre los flujos de capital. Pek¨ªn ha decidido poner coto a las inversiones de sus empresas en el extranjero, una de las v¨ªas legales que contribuyen a la salida de dinero del pa¨ªs, en un momento en que las compa?¨ªas chinas est¨¢n gastando m¨¢s que nunca en adquisiciones. Se trata de una nueva ronda de restricciones, en principio temporales, con el objetivo de frenar un c¨ªrculo vicioso que acelera la depreciaci¨®n de su moneda, el yuan.
Si bien el Gobierno siempre ha estado muy pendiente de las actividades en el extranjero de las empresas del pa¨ªs, estas limitaciones suponen un giro importante en la pol¨ªtica de salir al exterior, trazada a inicios del siglo XXI. Desde entonces, Pek¨ªn ha animado a sus compa?¨ªas a desplegarse por todo el mundo en busca primero de recursos naturales y despu¨¦s marcas, tecnolog¨ªa o canales de distribuci¨®n. Pero esto se acab¨®, al menos a corto plazo: desde el consejo de Estado chino se ha pedido "una mayor supervisi¨®n de los activos en el extranjero", y las autoridades competentes han respondido con un aumento del escrutinio a estas operaciones "para luchar contra las inversiones ilegales".
En la pr¨¢ctica, esto significar¨¢ pasar de la barra libre a prohibir las transacciones cuyo valor supere los 10.000 millones de d¨®lares (9.500 millones de euros), las compras mayores a 1.000 millones de d¨®lares que no est¨¦n relacionadas con el negocio principal de la empresa o adquisiciones por parte de las empresas estatales de bienes inmuebles valorados en m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares. Estas restricciones permanecer¨ªan en vigor hasta septiembre del a?o que viene, coincidiendo con la celebraci¨®n en oto?o de un importante encuentro del Partido Comunista chino en el que se relevar¨¢ parte de la c¨²pula dirigente.
Estas cifras, no confirmadas a¨²n por las autoridades pero filtradas por varios medios, pondr¨ªan en cuesti¨®n la compra del gigante de las semillas Syngenta por parte de ChemChina (la mayor operaci¨®n de la historia del pa¨ªs) o la adquisici¨®n, por ejemplo, del club de f¨²tbol italiano Inter de Mil¨¢n por Suning. Este peri¨®dico trat¨® de contactar, sin ¨¦xito, con el Banco Popular de China y el Ministerio de Comercio. La Administraci¨®n Estatal de Divisas, encargada de las normas que rigen las actividades del mercado de divisas, rechaz¨® confirmar este giro en la pol¨ªtica cambiaria y se refiri¨® solamente a un comunicado en el que se compromete a " promover un desarrollo sano y ordenado de las inversiones en el extranjero".
"Con estos controles al capital, el n¨²mero de operaciones empieza a frenarse. Algunos de nuestros clientes dicen que se est¨¢n encontrando con dificultades para obtener el visto bueno para sacar el dinero del pa¨ªs", asegura Shirley Chen, directora ejecutiva del departamento de capital riesgo de la Corporaci¨®n Internacional de Capital de China (CICC). "No es una prohibici¨®n total, solamente para inversiones especulativas. Si eres una empresa que de forma leg¨ªtima quieres comprar activos estrat¨¦gicos que se ajustan a tu negocio, todav¨ªa puedes obtener el permiso", apunta, aunque reconoce que el proceso para conseguirlo puede alargarse de forma significativa a partir de ahora.
Las restricciones llegan casi al cierre de un a?o de cifras r¨¦cord en este ¨¢mbito. Hasta finales de noviembre, las empresas chinas han acordado compras y adquisiciones por valor de unos 220.100 millones de euros, m¨¢s del doble de lo que gastaron en 2015, seg¨²n datos de Bloomberg. Este aceler¨®n, magnificado sobre todo por la megacompra de Syngenta (pendiente de aprobaci¨®n por parte de las autoridades europeas), sit¨²a al gigante asi¨¢tico casi al mismo nivel que Estados Unidos, primer inversor mundial.
Aunque para las empresas chinas invertir fuera es legal, las autoridades especulan con que algunas compa?¨ªas podr¨ªan estar utilizando este canal con el ¨²nico fin de sacar dinero del pa¨ªs y burlar los controles de capitales que Pek¨ªn tiene instalados para evitar que su econom¨ªa se desestabilice. Con una econom¨ªa en desaceleraci¨®n y pocas opciones atractivas donde invertir, muchos individuos y empresas buscan sacar su dinero. Seg¨²n c¨¢lculos de Natixis, la fuga de capitales este a?o, tanto por m¨¦todos legales como ilegales, asciende a unos 870.000 millones de euros.
Este ¨¦xodo de yuanes impulsa la depreciaci¨®n de la moneda china, que se encuentra en m¨ªnimos de ocho a?os frente al d¨®lar. Las perspectivas tampoco son esperanzadoras: el billete verde sigue fortaleci¨¦ndose ante una inminente subida de los tipos en Estados Unidos. Para revertir la tendencia, China ha vendido un buen pellizco de sus ingentes reservas de divisas con el objetivo de dilatar la ca¨ªda de su moneda. Pero ante la evidencia de que la estrategia no es suficiente para sostener el yuan y la imposibilidad de seguir gastando los ahorros de forma indefinida -s¨®lo en noviembre se evaporaron 64.000 millones de euros de la hucha estatal-, se ha optado por una posici¨®n m¨¢s dura. "Hay demasiado dinero saliendo de China y (las autoridades) se arriesgan a un ritmo a¨²n mayor si no hay controles adicionales", asegura Christopher Balding, profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Pek¨ªn.
Y estos controles no se limitan solamente a la inversi¨®n de las empresas en el extranjero, tambi¨¦n a cualquier otra v¨ªa a trav¨¦s de la cual se pueda canalizar dinero hacia el exterior: se ha restringido la compra de seguros fuera de China, las importaciones de oro, los pr¨¦stamos denominados en yuanes en el exterior, se ha ordenado a los bancos que dejen de emitir tarjetas bancarias que permiten operar en dos divisas y hasta las simples transferencias al extranjero en forma de pago de pr¨¦stamos o dividendos est¨¢n bajo la lupa. Un particular juego del gato y el rat¨®n entre el Gobierno, por un lado, y sus ciudadanos y empresas, por otro. "Por muchos controles que haya, los chinos siempre encontrar¨¢n nuevas maneras de sacar el dinero", dice Balding.
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