El hombre que invent¨® Benidorm
El alcalde Pedro Zaragoza dise?¨® en los a?os cincuenta la meca del sol y playa. Un documental recupera su figura
Convirti¨® un peque?o pueblo pesquero de la costa valenciana en la meca del turismo de masas de sol y playa en Europa. Pedro Zaragoza, alcalde de Benidorm entre 1951 y 1967, fue un hombre inteligente, arrollador y excesivo que dise?¨® una ciudad preparada para la revoluci¨®n del turismo de clases medias que se avecinaba en el continente europeo. Un documental recupera ahora su figura poniendo de manifiesto sus logros y tambi¨¦n la falta de consistencia de algunas de las leyendas que ¨¦l mismo aliment¨®.
Pedro Zaragoza (1922-2008), fue amigo de la familia Franco y aloj¨® en su casa a la esposa del dictador, Carmen Polo. Antes de que eso llegara, supo adivinar que aunque el r¨¦gimen desconfiara del turismo, por los riesgos que entra?aba para la seguridad relajar las fronteras y por la influencia que los visitantes pod¨ªan ejercer sobre la sociedad espa?ola, la necesidad de divisas del pa¨ªs acabar¨ªa imponi¨¦ndose, como ocurri¨®. Y que, de la misma forma, el Gobierno terminar¨ªa aceptando cambios rompedores para la ¨¦poca como el bikini, cuyo uso autoriz¨® unilateralmente en las playas del municipio a partir de 1952.
La materia prima estaba ah¨ª. El documental El hombre que embotell¨® el sol, dirigido por ?scar Bern¨¢cer y producido por Jordi Llorca, no dibuja un visionario. Sino un hombre que supo detectar las grandes posibilidades de una costa mediterr¨¢nea espa?ola pr¨¢cticamente virgen en el momento adecuado. Cuando el nacimiento del Estado del Bienestar, las vacaciones pagadas y el nacimiento de los tour operadores empezaban a hacer factible viajar al extranjero a las clases medias de los pa¨ªses al norte de los Pirineos.
Unos a?os en los que los turistas llamaban a las puertas de Benidorm literalmente. En el pueblo de la provincia de Alicante hab¨ªa apenas un par de hoteles y alguna pensi¨®n a principios de los a?os cincuenta, y los visitantes propon¨ªan a los vecinos que les dejasen alquilar una habitaci¨®n. El alcalde apost¨® por crear oferta planificando una ciudad para decenas de miles de turistas en un municipio que no llegaba a 3.000 habitantes.
Pedro Zaragoza se inclin¨® por un destino vertical y hotelero. El documental recrea la escena en la que el arquitecto catal¨¢n Juan Guardiola plante¨® supuestamente las tres formas en que pod¨ªa levantarse la nueva ciudad jugando con un paquete de tabaco, y c¨®mo apost¨® por la que permit¨ªa mayor aprovechamiento del suelo.
Promoci¨®n entre los lapones
Apoy¨¢ndose en el testimonio de expertos en turismo, hoteleros, urbanistas, historiadores de la econom¨ªa, soci¨®logos, antiguos cargos municipales y familiares de Zaragoza, el documental cuenta la innovaci¨®n que Benidorm protagoniz¨® en la promoci¨®n tur¨ªstica espa?ola, que hasta entonces se limitaba pr¨¢cticamente a las campa?as del Gobierno.
Zaragoza llen¨® Alemania de carteles que indicaban cu¨¢ntos kil¨®metros quedaban para llegar a Benidorm. Se col¨® en la prensa n¨®rdica yendo a recoger a una familia de lapones, a la que pase¨® junto al mar con sus trajes tradicionales. Llev¨® ramas de almendros en flor a los escaparates de las capitales escandinavas cubiertas de nieve en enero. Y regal¨® botellas de vino en cuyas etiquetas aparec¨ªa el sol a centenares de personalidades del continente, incluida la reina de Inglaterra.
El alcalde tambi¨¦n dirigi¨® su ingenio a captar la incipiente demanda tur¨ªstica espa?ola. Invit¨® de una tacada a gastos pagados a 60 matrimonios vascos reci¨¦n casados. Y, tomando como modelo lo que suced¨ªa en Italia, instituy¨® el Festival de Benidorm, certamen de m¨²sica ligera que signific¨® el despegue para cantantes como Julio Iglesias y Raphael.
Realidad y ficci¨®n
El alcalde Pedro Zaragoza cont¨® en infinidad de ocasiones que viaj¨® al Pardo en Vespa para convencer a Franco de que consintiera que las turistas europeas usaran bikini en Benidorm. Una apertura que consideraba imprescindible para el despegue del destino tur¨ªstico. El documental El hombre que embotell¨® el sol revela, sin embargo, que no hay constancia oficial de visitas del alcalde a la residencia del dictador.
El regidor tambi¨¦n asegur¨® que el Arzobispado de Valencia le abri¨® proceso de excomuni¨®n por permitir el ba?ador de dos piezas, pero el registro oficial no lo recoge.
Tampoco hay constancia de que permitiese el uso del bikini por decreto. Los testimonios creen m¨¢s bien que, fiel a su pragmatismo, Zaragoza pidi¨® a los polic¨ªas locales mirar hacia otro lado.
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