La pelea de los gallos anglosajones
El pulso entre nacionalismos econ¨®micos es un peligro por los da?os colaterales
![La primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May, y el presidente de EE UU, Donald Trump.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GYT4BOSM3OHR76EN4IHATZAXC4.jpg?auth=e126905d3d2af4c32e0f0f1bd8c0dec3319312b313c38c28024456c6175497b9&width=414)
Algunos se precipitan, pero hacia el abismo. El mes de enero fue trepidante para Theresa May y su cuento de hadas del Brexit. Recapitulen. El d¨ªa 17 anuncia en la Casa de Lancaster que renuncia al mercado interior por el que su pa¨ªs tanto breg¨®, para poder controlar a fondo la entrada de unos cuantos rumanos y b¨²lgaros.
El 24, el Supremo ratifica que no le corresponde a ella la decisi¨®n ¨²ltima de activar el art¨ªculo 50 para desatar el Brexit, sino al Parlamento, esa pretendida escoria soberanista. Solo dos d¨ªas despu¨¦s presenta a la C¨¢mara un rid¨ªculo proyecto de ley de 137 palabras a tal efecto. Y al d¨ªa siguiente se entrevista con el nuevo timonel mundial, Donald Trump, como su primera invitada de lujo.
En su agenda figuraba el deseo de trabar ¡°un firme compromiso para un acuerdo bilateral de libre comercio¡±. Algo que los consejeros del l¨ªder populista se confesaron capaces de ¡°fabricar en una semana¡±. Esas soluciones f¨¢ciles y expeditivas a problemas complejos, tan propias de populismos y autocracias.
Igual May les crey¨®, ayuna como es de conocimientos econ¨®micos b¨¢sicos: no una semana, sino cuatro a?os llevan la UE y EE UU negociando el non-nato TTIP; no una semana, sino siete a?os negociaron la UE y Canad¨¢ el tratado bilateral CETA, finalmente a punto de superar sus ¨²ltimas barreras. Igual confund¨ªa la realidad con su deseo: que la cura estadounidense suture y compense la herida de su orfandad de Europa, y el consiguiente vac¨ªo para sus intercambios.
El bueno de Trump fue pel¨ªn cruel, lanzando esos d¨ªas su en¨¦sima bomba f¨¦tida, el veto a la entrada de todo ciudadano procedente de pa¨ªses isl¨¢micos. Algo que ni siquiera May, cuyo alcalde londinense es un respetable laborista musulm¨¢n, pod¨ªa tragar: tuvo que hacer como si se pelease con el nuevo mandatario, aqu¨¦l al que el jefe de su diplomacia, el inefable Bor¨ªs Johnson, acaba de ecualizar con los dictadores Robert Mugabe y Nicola Ceaucescu.
El pulso entre nacionalismos econ¨®micos es tan bello para quien los contempla con cinismo como peligroso por sus da?os colaterales: el consiguiente desplome del comercio, la recesi¨®n.
Es bello, porque ilustra su inherente estupidez. Destacados expertos brit¨¢nicos recuerdan que si el min¨²suclo Reino Unido le sirve de algo a EE UU es como plataforma de desembarco empresarial en la UE (tarea en la que, crecientemente, le sustituye Irlanda), un poco a la manera de Latinoam¨¦rica y Espa?a.
Pero el precio de ese acuerdo ser¨ªa un rev¨¦s para el sector agr¨ªcola brit¨¢nico, que ser¨ªa invadido por la tambi¨¦n subvencionada y m¨¢s competitiva agricultura de EE UU. Recuerden que el principal beneficiado de la PAC europea (Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n) es la humilde Casa de Windsor. Junto a ¨¦l sufrir¨ªa tambi¨¦n el sector sanitario, presa de la presi¨®n privatizadora de la otra ribera, y huera de la defensa colectiva de los 28.
M¨¢s all¨¢ de esos sectores, no parece que otras actividades productivas brit¨¢nicas pudieran tampoco beneficiarse de jugar al solitario con el aliado de la ¡°especial relaci¨®n¡±, algo tan ret¨®rico como otros clubes hist¨®rico-ling¨¹¨ªstico-culturales en declive.
En efecto, el Reino Unido es fuerte en producci¨®n de autom¨®viles (de marcas extranjeras): a los costes log¨ªsticos de su exportaci¨®n a ultramar se le suma hoy la barrera del r¨ªgido proteccionismo estadounidense en marcha. El sector financiero es fuerte, como el turismo en Espa?a, pero la City act¨²a m¨¢s bien como laboratrorio de operaciones bancarias corruptas y sucursal de Wall Street que otra cosa.
El emergente sector tecnol¨®gico/creativo/innovador, de mejor futuro ¡ªy que seg¨²n algunos recientes estudios, genera m¨¢s PIB¡ª que las decr¨¦pitas finanzas, tiene en California un competidor m¨¢s que un c¨®mplice. Y la energ¨ªa es un sector muy liberalizado e internacionalizado, que va por libre.
De modo que cuando faltan solo dos meses para que Londres oficialice su divorcio de la UE, carece de todo plan alternativo s¨®lido a su bipolar europeidad; de todo socio comercial relevante y seguro; de todo consenso interno m¨¢s que la torpeza del laborismo endog¨¢mico y reaccionario hegemonizado por Jeremy Corbyn.
Delante suyo, los 27 socios permanecen de momento unidos, frente al populismo brexitero y al retropopulismo de Trump. En la cumbre de este viernes pulsaremos hasta qu¨¦ punto.
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