La poderosa econom¨ªa de la educaci¨®n
El sector tiene ante s¨ª el desaf¨ªo de reducir la desigualdad en los pupitres
Ninguna industria se levanta sobre unos materiales tan s¨®lidos ni tan fr¨¢giles. N¨²meros y palabras, textos y voces, ideas y pensamientos; delicada argamasa. Quiz¨¢ por eso la educaci¨®n sea el sector m¨¢s valioso del mundo. Se filtra en la vida de los 7.500 millones de seres humanos que habitan el planeta y la cambia para siempre. Y lo hace abrigada por la aritm¨¦tica. Hoy es un universo de casi cinco billones de d¨®lares. Pronto, en 2020, ocupar¨¢ 6,5 billones (6,1 billones de euros). Crece su importancia, mejoran sus n¨²meros pero aun duelen las carencias. Es un mundo de 263 millones de ni?os que est¨¢n fuera del colegio, 758 millones de analfabetos adultos y una distancia educativa de un siglo entre los pa¨ªses desarrollados y en crecimiento.
Escolarizar a todos los chicos de primaria y secundaria de las naciones menos favorecidas del mundo costar¨¢ 340.000 millones de d¨®lares al a?o entre 2015 y 2030. Pero faltan 39.000 millones anuales. No aparecen. Sin embargo, si el planeta, sostiene la Unesco, detuviera su gasto militar durante solo ocho d¨ªas lograr¨ªa cerrar esa ausencia. Ni lo sentir¨ªa la maquinaria de una industria que se parapeta tras 1,7 billones de d¨®lares al a?o. Vana espera. La educaci¨®n debe aguardar su destino entre los viejos encerados de pizarra y polvo de tiza blanca y las vanguardistas pantallas digitales; entre el pasado y el futuro.
Ese porvenir, tan dif¨ªcil de leer como una palma de la mano sin l¨ªneas, es el que relata un minucioso trabajo de Bank of America Merrill Lynch. Por ¨¦l se descubre que invertir en educaci¨®n resulta m¨¢s rentable que hacerlo en Bolsa, que un d¨®lar destinado a las aulas produce un retorno de diez y que si desapareciera la desigualdad entre hombres y mujeres la riqueza del globo aumentar¨ªa hasta en 28 billones de d¨®lares. Pero el pasar de esas p¨¢ginas tambi¨¦n revela que la disrupci¨®n tecnol¨®gica alumbra un nuevo sector que enhebra educaci¨®n y tecnolog¨ªa. Es el ecosistema EdTech y de ¨¦l se esperan 252.000 millones de d¨®lares durante 2020. Los n¨²meros de una urgencia. ¡°Necesitamos invertir pronto, invertir en calidad e invertir en equidad o pagaremos el precio de una generaci¨®n de ni?os condenados a crecer sin los conocimientos y habilidades que necesitan para alcanzar su potencial¡±, advierte Anthony Lake, director ejecutivo de Unicef.
Esa voz aventura el tr¨¢nsito de la generaci¨®n perdida hacia la generaci¨®n del aprendizaje. El problema (uno de ellos) es la inequidad que se abre entre quienes pueden acceder a un t¨ªtulo superior y qui¨¦nes no. La grieta resulta visible en el sur de Europa, Reino Unido y, sobre todo, Estados Unidos. El 99% de los empleos, seg¨²n la Universidad de Georgetown, que surgieron tras la Gran Recesi¨®n fueron copados por trabajadores con t¨ªtulos universitarios. Adem¨¢s existe un peligro real de que el precio de esos pupitres se convierta en un cepo. En Estados Unidos 40 millones de graduados acumulan una deuda de 1,3 billones de d¨®lares por sus estudios. Un lastre que supera el PIB nominal de Rusia. ¡°Este alarmante n¨²mero contin¨²a creciendo mientras aumentan los costes escolares. En diez a?os, las deudas contra¨ªdas por estos chicos se han multiplicado en la misma proporci¨®n¡±, alertan en Gradifi, una fintech con sede en Boston que gestiona pr¨¦stamos para estudiantes.
La presencia del dinero es tan com¨²n que se dir¨ªa que la calculadora ha sustituido al m¨®vil en los campus. ¡°Los alumnos est¨¢n echando cuentas entre el coste de la matr¨ªculan y los a?os que perder¨¢n sin tener ingresos. En Estados Unidos se dice que debes ganar al menos 70.000 d¨®lares al a?o para que esta educaci¨®n resulte rentable¡±, observa Mauro Guill¨¦n, profesor de la escuela de negocios Wharton, en Pensilvania. Es verdad que la superpotencia posee las mejores universidades del mundo, pero tambi¨¦n las m¨¢s caras. Un a?o en las aulas de Harvard cuesta lo que ingresa en un siglo un trabajador medio de Sierra Leona.
Lo que cuesta estudiar
La geograf¨ªa del nacimiento y el acceso a la universidad es una frontera que parte en dos la prosperidad y la desdicha. ¡°Puede haber desigualdad a la hora de encontrar empleo entre quien tiene t¨ªtulo y qui¨¦n no. Siempre ha habido diferencias entre unos y otros¡±, lamenta ?ngel Cabrera, rector de la universidad George Mason, de Virginia (Estados Unidos). Esa brecha crece y ni siquiera las aulas p¨²blicas sirven de refugio. Por ejemplo, el Reino Unido, acorde con la OCDE, tiene las universidades estatales m¨¢s caras del planeta. Un a?o de estudios cuesta, de media, 9.000 libras (10.500 euros). ?Razonable? ¡°Una formaci¨®n de excelencia, la ense?anza superior y de postgrado se asocia a costes altos, puesto que lleva aparejada invertir en equipos, espacios, profesores y a?os de formaci¨®n de los docentes¡±, justifica ?scar del Moral, decano de la Escuela de Organizaci¨®n Industrial (EOI).
Si se cumplen las previsiones, el mercado de la ense?anza privada sumar¨¢ 200.000 millones de d¨®lares en 2020. En un mundo h¨ªper competitivo, los padres que pueden permit¨ªrselo buscan la mejor formaci¨®n para sus hijos. Aunque produzca monstruos. En pa¨ªses asi¨¢ticos como India, Singapur, Taiw¨¢n, Corea del Sur o China se extiende la ¡°fiebre de la educaci¨®n¡±. Hay familias que venden sus casas, se endeudan, renuncian a sus seguros de salud e incluso a sus pensiones para pagar, sobre todo, las facturas de estas escuelas.
Apenas sorprende que las naciones del sudeste asi¨¢tico tengan algunas de las tasas de suicidio m¨¢s altas del planeta. Los chicos est¨¢n asfixiados por la presi¨®n de los ex¨¢menes. China es un manual perfecto de esta ansiedad. Todos los a?os nueve millones de estudiantes se examinan del gaokao, que da entrada a la universidad. El a?o pasado el Gobierno chino anunci¨®, por primera vez, que cualquier candidato que fuera sorprendido haciendo trampas podr¨ªa afrontar siete a?os de c¨¢rcel. ¡°La educaci¨®n es la principal herramienta de ascenso social en China¡±, cuenta Mario Esteban, investigador principal del Real Instituto Elcano para Asia-Pac¨ªfico. ¡°El pa¨ªs ha orientado su formaci¨®n universitaria hacia un visi¨®n muy instrumental: crear riqueza para el gigante¡±.
Universo tecnol¨®gico
Al igual que en la novela de Hemigway, la educaci¨®n se rompe entre ¡°tener y no tener¡±. Y en esta topograf¨ªa, el universo EdTech reivindica su capacidad de sutura. ¡°La innovaci¨®n facilitar¨¢ el acceso a los contenidos educativos, y su distribuci¨®n, al ser gratuita, reducir¨¢ la inequidad¡±, prev¨¦ Alper Utku, fundador de la Universidad Europea de Liderazgo. En este cambio, ¡°las diferencias llegar¨¢n de la parte integral del alumno. A trav¨¦s de la formaci¨®n de sus aptitudes, valores y habilidades antes que por el volumen de informaci¨®n del que disponga¡±, vaticina Claudio P¨¦rez Serrano, socio responsable de Educaci¨®n de KPMG.
Sin embargo donde unos ven gratuidad y levedad otros atisban negocio. Solo el 2% de la industria educativa, que maneja casi cinco billones de d¨®lares, est¨¢ digitalizado. Por eso el aula es un terreno f¨¦rtil para que arraiguen los eBooks y la distribuci¨®n online de contenidos. ¡°Existe un gran negocio en la creaci¨®n de productos educativos ¡ªya sea hardware o software¡ª para los colegios¡±, estima Eduardo Ber¨¢stegui, responsable de Kuaderno.com, una plataforma de ense?anza de ingl¨¦s dirigida a ni?os. Ese fil¨®n hace tiempo que lo explotan Microsoft, Alphabet (Google) y Apple. Entre 2013 y 2015, las escuelas de primaria y secundaria estadounidenses compraron a estos tres gigantes m¨¢s de 23 millones de dispositivos.
La educaci¨®n tradicional deja paso a los pupitres del siglo XXI. Los colegios se desprenden del mortero y del ladrillo y la mayor escuela del planeta carece de techos y paredes. Khan Academy es una plataforma online, multiling¨¹e y gratuita que ense?a a 15 millones de chicos. Forma parte del entorno MOOC (cursos masivos, abiertos, en Internet y gratuitos), un chirriante acr¨®nimo que describe el segmento educativo con el crecimiento m¨¢s r¨¢pido. Sus aulas virtuales ¡ªcalcula la consultora GSV Advisors¡ª pasar¨¢n de los 50 millones de alumnos a unos 380 durante 2020. Y esos n¨²meros persiguen un anhelo: democratizar la educaci¨®n de ¨¦lite. El camino franco para cursar gratis, por ejemplo, un grado en Harvard sentado en el sof¨¢ de casa.
M¨²ltiples formatos
¡°Vamos r¨¢pidamente hacia un mundo de abundancia en educaci¨®n. A medida que ¨¦sta se desmaterializa, desmonetiza y democratiza cualquier hombre, mujer y ni?o del planeta podr¨¢ recoger los beneficios del conocimiento¡±, reflexiona Peter Diamandis, cofundador de Singularity University, un think tank de Silicon Valley que re¨²ne a algunas de las mentes m¨¢s inspiradoras del planeta. En el fondo es la puerta entreabierta hacia ¡°un escenario de m¨²ltiples formatos educativos basados en la idea de que el individuo es una persona que aprende durante toda su vida¡±, valora Iv¨¢n Bofarull, profesor de Esade. Consecuencia de esa desmaterializaci¨®n, el aprendizaje digital a distancia (e-learning) promete un mercado de 244.000 millones de d¨®lares en 2022.
Pero como si mir¨¢semos el lado oscuro de algo con demasiada luz, ese protagonismo tecnol¨®gico resulta contradictorio. ¡°Cuando la tecnolog¨ªa avanza tan r¨¢pido que el sistema educativo no puede adaptarse al mismo ritmo aumenta el paro, la diferencia salarial y con ello la desigualdad¡±, advierte un informe de CaixaBank Research. No existe ninguna evidencia, por ahora, de que ¡°la mayor disponibilidad inform¨¢tica est¨¦ a?adiendo valor adicional a la ense?anza¡±. Porque las aulas tienen una relaci¨®n de ida y vuelta con el reto digital. ¡°Un t¨ªtulo universitario no es una p¨®liza de seguros frente a la automatizaci¨®n del puesto de trabajo¡±, avisa Carl Frey, investigador de la Universidad de Oxford. ¡°Sin embargo s¨ª permite a los trabajadores con empleos en peligro de ser automatizados cambiarse a otros puestos libres de riesgo¡±.
La mejor estrategia, por lo tanto, pasa por minimizar el tiempo de ajuste entre velocidad tecnol¨®gica y educaci¨®n. ¡°Resulta imprescindible anticiparse y dise?ar medidas educativas que ayuden a reducir los costes de transici¨®n. Cuanto m¨¢s r¨¢pido sea el cambio, menor ser¨¢ el impacto¡±, analiza Oriol Aspachs, director de Macroeconom¨ªa de CaixaBank Research. Pero el cambio no es abrazar con desespero las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n sino identificar qu¨¦ persigue el mercado de trabajo (creatividad, habilidades comunicativas, emprendimiento) y adaptarse. Sostiene el Instituto de Estudios Econ¨®micos (IEE) que debido a esa desconexi¨®n hay 85.000 empleos sin cubrir en Espa?a.
¡°La sociedad espa?ola necesitar¨ªa repartir por tercios su fuerza laboral en trabajos de baja, media y alta cualificaci¨®n. Tenemos un porcentaje demasiado elevado en los extremos y demasiado bajo en el medio¡±, razona Gloria Mac¨ªas, socia de McKinsey & Company. ?Soluci¨®n? La consultora PwC cree que un sistema de formaci¨®n dual (trabajar y estudiar a la vez) como el alem¨¢n podr¨ªa impulsar a largo plazo el PIB de Espa?a un 6,4%. Mandan las necesidades de las compa?¨ªas. ?Pero tendr¨¢n que sacrificar los j¨®venes su vocaci¨®n a este nuevo becerro de oro?
El fil¨®sofo Fernando Savater censura esta obsesi¨®n reciente de mezclar en las aulas la memoria y el deseo de las empresas. ¡°La educaci¨®n no puede supeditarse a lo inmediato, no puede responder solo a formar ¡®empleados¡¯ o ¡®empleables¡¯ ni puede dejar que las compa?¨ªas dise?en, de acuerdo con sus necesidades, los planes de estudio. Educar es desarrollar la humanidad e ilustrar a los futuros ciudadanos. Los saberes en apariencia in¨²tiles en el plano de la rentabilidad cremat¨ªstica (literatura, filosof¨ªa, historia) son los m¨¢s ¨²tiles para la persona libre, no para el que tenga vocaci¨®n de siervo; que es lo opuesto a la ciudadan¨ªa¡±. Quiz¨¢ el sentido profundo de la educaci¨®n sea solo eso: crear ciudadanos y no siervos.
En ese empe?o, el mundo tiene deudas pendientes. Para alcanzar la educaci¨®n universal en primera y secundaria, la inversi¨®n ¡ªavanza Bank of America Merrill Lynch¡ª tendr¨ªa que escalar de los actuales 1,2 billones de d¨®lares a tres billones durante 2030. Sin embargo el malestar social, la desglobalizaci¨®n que promueve Trump y el proteccionismo pueden costar al planeta 1,8 billones de d¨®lares en 2050. Una cuenta que pagar¨ªan los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles y que accionar¨ªa esa bomba de explosi¨®n retardada que es el descontento. ?C¨®mo explicar¨ªamos este fracaso a los 600.000 ni?os sirios que penan como refugiados y no pueden asistir a clase?
Pero todav¨ªa queda esperanza. La educaci¨®n tiene algunos aliados. Una demograf¨ªa a¨²n joven acude al rescate. En el planeta se sientan a estudiar 1.500 millones de chicos y su contribuci¨®n resuena poderosa. Solo los estudiantes extranjeros aportan a la econom¨ªa estadounidense 30.500 millones de d¨®lares (28.600 millones de euros) por curso acad¨¦mico. La ense?anza es global y los libros pasan p¨¢gina. Los Gobiernos destinan el equivalente al 5% (cuatro billones de d¨®lares) de la riqueza del mundo a las aulas. Y lejos de las grandes cifras, los pa¨ªses de la OCDE gastan, de media, 10.493 d¨®lares (9.800 euros) por estudiante al a?o. Aunque el dinero ni da la felicidad ni la sabidur¨ªa.
¡°Economistas como Woessmann y Rafael Dom¨¦nech sostienen que, alcanzados ciertos niveles, no existe relaci¨®n entre m¨¢s gasto y mayor rendimiento educativo: lo importante es invertir en mejor en educaci¨®n¡±, recuerdan en BBVA Research. Adem¨¢s la OCDE advierte de que clases m¨¢s reducidas tampoco aseguran mejores resultados y es un lugar com¨²n de nuestros d¨ªas que la universidad no garantiza el empleo. ¡°En Egipto, la expansi¨®n de las universidades ha producido muchos parados con t¨ªtulo. Todo depende de lo que se entienda por buena educaci¨®n y su relaci¨®n con el mercado laboral local¡±, precisa Jill Hedges, experto de Oxford Analytica. En el caso griego, el analista propone ayudar a los desempleados a encontrar trabajo fuera del pa¨ªs. ¡°Una manera de exportar paro¡±, asegura.
Una soluci¨®n m¨¢s que cuestionable y que bien se responde con unos versos de Juan Gelman: ¡°No deber¨ªa arrancarse a la gente de su tierra o pa¨ªs, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida¡±. Porque lejos de librase del problema avent¨¢ndolo en las fronteras, la mejora de la ense?anza y su impacto sobre el empleo recae en el tiempo de instrucci¨®n y la calidad de los profesores. Y esto tambi¨¦n tiene mucho que ver con su n¨®mina. El salario base medio de un profesor de primaria con 15 a?os de experiencia es de 42.675 d¨®lares. Aunque esta cifra oscila al igual que un junco de un pa¨ªs a otro.
Pero si la sociedad quiere tener buenos alumnos deber¨¢ cuidar a sus docentes. Porque son esenciales. Hacen falta 69 millones de nuevos maestros solo para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible que la ONU se ha fijado en educaci¨®n. Y hacen falta para maximizar el potencial de cada chico, ¡°que es el Santo Grial de la ense?anza¡±, reflexionan en Bank of America Merrill Lynch. Porque el desaf¨ªo hiere como una promesa incumplida. ¡°La sociedad debe prepararse para trabajos que no existen con herramientas que no se han desarrollado para resolver problemas que a¨²n no se han planteado¡±, martillea Almudena Semur, coordinadora del Servicio de Estudios del IEE.
El saber cotiza
Ajeno al trabalenguas, el mercado siente la vocaci¨®n de los n¨²meros. Desde 2010 casi medio centenar de empresas del sector educativo cotizan en Bolsa. Un hecho que tambi¨¦n ha atra¨ªdo a los gigantes del capital riesgo. Providence Equity Partners compr¨® en 2011 la plataforma de e-learning Blackboard por 1.640 millones de d¨®lares y Apollo se hizo el a?o pasado con la c¨¦lebre editorial McGraw Hill tras desembolsar 2.400 millones. Al fondo, Amazon ha trazado una bisectriz que le lleva desde la venta de libros a la comercializaci¨®n de la tableta kindle.
Educar a un chico resulta muy caro. En 1960 la manutenci¨®n y la ense?anza supon¨ªan el 2% del coste de guiarlo a la edad adulta. Hoy los millennials tienen que afrontar un esfuerzo del 18%. A una familia estadounidense con ingresos medios criar un ni?o hasta los 18 a?os le supone 245.000 d¨®lares. En Europa, la historia es un eco. Cuidar un chaval en el Reino Unido hasta alcanzar 21 a?os exige 230.000 libras, un 65% m¨¢s que en 2003. ?Y qu¨¦ chicos, en Espa?a, se independizan a esa edad? En los antiguos libros de textos, en las disruptivas tabletas digitales, la educaci¨®n se siente, a veces, tan sola como un hu¨¦rfano en una tormenta.
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