¡®Tarjetas black¡¯: Rato, condenado a cuatro a?os y seis meses de c¨¢rcel y Blesa, a seis a?os
La Audiencia Nacional emite una sentencia de apropiaci¨®n indebida para los 65 acusados
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La Audiencia Nacional ha condenado a penas de entre tres meses y seis a?os de prisi¨®n a los 65 acusados del caso de las tarjetas Black de Caja Madrid y Bankia, por un delito continuado de apropiaci¨®n indebida entre 2003 y 2012. Gastaron 12,5 millones, que deber¨¢n devolver con intereses. Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, ha sido condenado a seis a?os de prisi¨®n y Rodrigo Rato, responsable de Bankia, a cuatro a?os y medio. A los exconsejeros y exdirectivos se les imponen penas de entre tres meses y seis a?os, seg¨²n lo gastado y si han devuelto o no el dinero. Rodrigo Rato se?al¨® por la noche que recurrir¨¢ la sentencia.
Dos a?os y medio despu¨¦s de que estallara uno de los mayores esc¨¢ndalos de la crisis financiera, por una denuncia realizada por el FROB, se ha dictado sentencia. Desde el punto de vista social, ha sido el cap¨ªtulo m¨¢s sangrante por la opulencia de los gastos realizados por consejeros y directivos de una caja que quebr¨® y fue rescatada con 22.424 millones de los contribuyentes. Los dos grandes partidos, PP y PSOE, as¨ª como los sindicatos UGT, CC OO y Confederaci¨®n de Cuadros, representantes de la CEOE, CEIM e incluso la Casa Real, tienen representantes entre los 65 condenados.
El tribunal considera que Blesa y Rato son autores de un delito continuado de apropiaci¨®n indebida. El tercero m¨¢s relevante es el ex director general de Medios, Idelfonso S¨¢nchez Barcoj, (condenado a dos a?os y medio de c¨¢rcel), a quien se le considera colaborador y c¨®mplice de la operativa que contribuy¨® a mermar ¡°el caudal de Caja Madrid¡±. A los tres se les absuelve del delito de administraci¨®n desleal del que estaban acusados. Los restantes acusados son condenados como colaboradores. Entre todos, suman 120 a?os y medio de prisi¨®n. La sentencia puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo.
En total, con las tarjetas black consejeros y directivos se gastaron 9,34 millones en la etapa de Blesa y 2,69 millones en la era Rato. ¡°Se dilapid¨® el patrimonio¡± de la entidad. Sobre los expresidentes, la sentencia se?ala: ¡°La lealtad quebrada se hace evidente, por anteponerse los fines personales a los intereses sociales que eran los bancarios y no otros¡±.
A la espera del fiscal para saber si hay medidas cautelares
La sentencia de las 'tarjetas black' no es firme y puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo. Rodrigo Rato ya ha se?alado que lo har¨¢, seg¨²n Europa Press. La fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional est¨¢ estudiando si pide medidas cautelares contra los condenados. Debe comunicar si quiere que se convoque una vista para determinar si es necesario el ingreso en prisi¨®n de los acusados.
Para entender c¨®mo se gest¨® esta trama, la sentencia publicada este jueves, de 259 folios, se remonta a mayo de 1988. Jaime Terceiro, entonces al frente de Caja Madrid, propuso en una reuni¨®n de la comisi¨®n ejecutiva, completar las dietas de los consejeros con una tarjeta de cr¨¦dito ¡°para dignificar las retribuciones por asistencia a reuniones¡±. Era un complemento a las escasas dietas y se ped¨ªan justificantes de los gastos.
Desde entonces, a los vocales del consejo y de la Comisi¨®n de Control, se les entregada una tarjeta. En 1995, Terceiro inform¨® a los consejeros que solo pod¨ªan usarse para gastos de representaci¨®n. Entre quienes recibieron ese mensaje estaba Blesa y otros de los condenados, seg¨²n los ¡°hechos probados en la sentencia¡±.
Cuando Blesa se puso al frente, las tarjetas opacas se normalizaron para directivos y consejeros. El propio Blesa se asign¨® dos tarjetas: una de empresa para gastos de representaci¨®n, y otra, tambi¨¦n corporativa, ¡°al margen de sus retribuciones convenidas contractualmente, para dedicarla a atenciones netamente personales, en detrimento de Caja Madrid¡±, dice el tribunal. Nadie justificaba los gastos de estas tarjetas, por lo que no funcionaban como las de representaci¨®n habituales en las empresas. Y Blesa pod¨ªa modificar (y lo hac¨ªa de forma discrecional) los l¨ªmites. Se emitieron tambi¨¦n tarjetas para el comit¨¦ de direcci¨®n. Los mayores gastos, destaca la sentencia, coincid¨ªan con las vacaciones o las fiestas. Incluso consejeros siguieron usando la visa algunos meses despu¨¦s de cesar.
Entre 2010 y 2012, Rato, desde la presidencia de Caja Madrid primero y Bankia despu¨¦s, reanud¨® la din¨¢mica de las tarjetas black. Ante la falta de control, la existencia de las visas permiti¨® a Rato y los directivos sobrepasar los l¨ªmites para las retribuciones de bancos nacionalizados que el Gobierno impuso en febrero de 2012. Rato continu¨® con esta din¨¢mica pese a que Francisco Verd¨², el consejero delegado, se neg¨® a usar la visa por considerarla extrasalarial. En la sentencia se repite una y otra vez: todo se hizo ¡°contra el caudal de la entidad¡±, comi¨¦ndose los recursos. Luego quebr¨®.
S¨¢nchez Barcoj, c¨®mplice
La Sala Cuarta de la Audiencia destaca que S¨¢nchez Barcoj era la pieza clave: ¨¦l comunicaba los nombres de los usuarios, los l¨ªmites operativos mensuales y anuales, autorizaba las ampliaciones de esos l¨ªmites y de los que dispondr¨ªan de c¨®digo PIN. Por eso, el tribunal le considera no solo colaborador de un delito continuado de apropiaci¨®n, sino tambi¨¦n c¨®mplice de la mec¨¢nica descrita.
Los jueces describen que las tarjetas de cr¨¦dito entregadas ten¨ªan un l¨ªmite m¨¢ximo anual, con un tope mensual del que se informaba a los acusados en el momento de su entrega, aunque el presidente Blesa pod¨ªa modificarlo.
Uno de los aspectos m¨¢s burdos, que trat¨® el Fiscal Anticorrupci¨®n en muchas sesiones del juicio, fue la contabilidad individual de los gastos. Todos los acusados dijeron que su obsesi¨®n era no pasarse del estricto l¨ªmite. Sin embargo, solo unos pocos lograron controlarlos por Internet, mientras que la gran mayor¨ªa los apuntaban en libretas, a mano, porque la caja se neg¨®, seg¨²n declararon, a contabilizarlos online.
Si no agotaban el l¨ªmite disponible anual, el dinero asignado y sobrante quedaba a favor de Caja Madrid. Todos los acusados ¡°le dieron el uso particular que tuvieron por conveniente contra el caudal de Caja Madrid, contribuyendo con su proceder a la merma del mismo propiciada por el acusado Miguel Blesa¡±, recuerda la sentencia. Todo se cargaba a una cuenta de la entidad.
No pagaron impuestos
El auto, de la que es ponente Teresa Palacios, hace constar que el montante de dinero que representaba el uso de esas tarjetas no se inclu¨ªa en los contratos ni figuraba en el certificado de haberes (de retenci¨®n del IRPF) que Caja Madrid facilitaba cada a?o a sus directivos para realizar sus respectivas declaraciones de la renta. Por eso, no pagaban impuestos ¡°a diferencia del importe de las dietas, cuyo montante s¨ª que figuraba en aquel documento, junto a la correspondiente retenci¨®n¡±. Por eso, lo realmente percibido por los consejeros y directivos no coincid¨ªa nunca con el certificado de haberes y el borrador de la declaraci¨®n tributaria que Hacienda remit¨ªa cada a?o a cada acusado.
Muchos dijeron que era su sueldo o retribuci¨®n de consejero, pero se convirti¨® en una paga neta, al margen de Hacienda y dif¨ªcil de justificar ante un tribunal. ¡°No es recibo que el personal altamente cualificado de sendas entidades bancarias pueda sostener abiertamente que el disfrute de una tarjeta de empresa se integraba en su salario. Las propias declaraciones de los acusados delatan su comportamiento netamente il¨ªcito¡±, dice la sentencia.
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