Insulclock inyecta tecnolog¨ªa
La empresa madrile?a crea un sensor de insulina conectado a la nube
Un peque?o garaje en el s¨®tano de un edificio. Dentro, una impresora 3D y varios ingenieros soldando chips y controlando pantallas de programaci¨®n. As¨ª es el laboratorio donde trabaja la gente de Insulclock en Madrid. Jes¨²s Arenas Latorre y Jos¨¦ Luis L¨®pez son los creadores del primer aparato para pincharse insulina que est¨¢ conectado a la nube, es decir, que manda informaci¨®n a una aplicaci¨®n de m¨®vil. Un bl¨ªster con un clip en la base que no s¨®lo avisa a trav¨¦s del tel¨¦fono de la dosis que toca y cu¨¢ndo, sino que comparte estos datos con el m¨¦dico y las personas autorizadas por el paciente. Su proyecto cuenta con el apoyo de empresas del sector sanitario y de organismos p¨²blicos espa?oles y privados, que han reconocido el proyecto con diversos premios.
"El principal problema de los diab¨¦ticos es la constancia respecto a la enfermedad", apunta L¨®pez, "cada d¨ªa tienes que llevar un seguimiento exhaustivo de tus h¨¢bitos y dosis, una rutina que llega a desajustarse en el 68% de los casos, porque la gente no se compromete". Para la firma, fundada en 2014, trabaja un equipo de 18 personas, aunque s¨®lo 12 est¨¢n en plantilla.
Insulclock no es una bomba de insulina ni un parche para medir la glucosa. "Lo que hace es monitorizar cu¨¢nta insulina te has puesto y te va diciendo el tipo, el momento y la dosis", explica Arenas. Todos los datos que se obtienen del control del tratamiento est¨¢n encriptados "en un servidor independiente, con fuertes medidas de seguridad, porque en Espa?a la legislaci¨®n es muy dura en esto". Adem¨¢s, los pacientes pueden elegir que sus datos no est¨¦n en la nube. La fecha de estreno es septiembre de 2017, pero est¨¢ todo en marcha y la lista de tareas pendientes validada: patentes, ensayos cl¨ªnicos, y financiaci¨®n p¨²blica y privada.
El modelo de negocio estaba claro: "Fidelizar al paciente diab¨¦tico", y siempre pensaron en cruzar a EE UU y a otros continentes. Pero el cliente final no era solamente el paciente diab¨¦tico; entre medias supieron prever la rentabilidad en actores p¨²blicos y privados interesados en la informaci¨®n que genera la aplicaci¨®n. "Los datos que se obtienen, siempre protegidos por la ley de protecci¨®n de datos, sirven para controlar al paciente y ver c¨®mo se comporta", explica Jes¨²s Arenas, "y esto interesa a aseguradoras que estudian el riesgo de sus clientes, a los m¨¦dicos que hacen seguimiento, a las Administraciones p¨²blicas que comprueban c¨®mo funcionan sus inversiones y a la empresa privada, que sabe m¨¢s sobre la conversi¨®n de su producto". Pero adem¨¢s, la creaci¨®n de este modelo, que est¨¢ registrado por varias patentes en Espa?a, EE UU y est¨¢ lista para lanzarse en otros pa¨ªses del mundo, es aplicable "a tratamientos respiratorios, de fertilidad, pacientes cr¨®nicos, hormona del crecimiento...".
Eso ha hecho que, mientras el producto final no sale al mercado, el negocio de Insulclock sea la comercializaci¨®n de la I+D desarrollada y, sobre todo, la b¨²squeda de premios y subvenciones de apoyo a la innovaci¨®n. La inmensa mayor¨ªa del presupuesto con el que ahora cuentan, 1.400.000 euros, viene de la primera y segunda fase del programa Horizonte 2020 de la Comisi¨®n Europea, que acaba de otorgarles 1.035.000 euros para investigaci¨®n y desarrollo, as¨ª como otros 211.000 euros del programa Neotec del Ministerio de Industria.
No lo niegan: "Nosotros no vendemos cacharros", defiende Jes¨²s Arenas, "aspiramos a ser una empresa que, adem¨¢s de los dispositivos, venda I+D y datos". Y en los cuatro territorios a los que aspiran llegar est¨¢n, por una parte, las farmac¨¦uticas y los clientes, pero tambi¨¦n las aseguradoras, los geri¨¢tricos y las grandes cuentas hospitalarias. "A ¨¦stas les resolvemos el problema de la telemedicina, de las aglomeraciones, porque ha habido problemas por pautar mal los tratamientos". Y en esa l¨ªnea tambi¨¦n, y especialmente, les interesan las Administraciones p¨²blicas, "al Gobierno le interesa tener el control sobre lo que est¨¢ gastando". El bl¨ªster con chip que han inventado identifica qu¨¦ tipo de insulina se pone el paciente, cu¨¢ndo se la inyecta y cu¨¢nta cantidad. El tema de la glucosa en sangre se puede introducir a mano; adem¨¢s, el aparato es capaz de medir si la insulina est¨¢ en su estado ¨®ptimo. "Lo que ofrecemos es la soluci¨®n m¨¢s completa que existe para que el que padece diabetes pueda pon¨¦rsela en tiempo y forma y que se mejore la eficacia de los tratamientos, ?ganan todos o no?", responde orgulloso Jes¨²s Arenas.
Y una vez aprobado el equipo por las autoridades sanitarias, su previsi¨®n es "abrir mercado en 300 millones de euros de ingresos y llegar al 1% de beneficios el primer a?o". Cada dispositivo tiene previsto costar 249 euros, que, conf¨ªan, ser¨¢n financiados por la sanidad p¨²blica. "Son nuestras impresiones, ya hemos trabajado para ensayos cl¨ªnicos con varios hospitales gallegos y en la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid, que cuatro endocrinas suyas nos est¨¢n aconsejando a lo largo de todo el proyecto", explica Jos¨¦ Luis L¨®pez, "el seguimiento de los tratamientos ahorrar¨¢ millones a la organizaci¨®n, porque los datos son muy precisos".
Una pandemia llamada diabetes
De cada 11 personas, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, una padece diabetes. Y la cifra no deja de aumentar; esta misma fuente estima que en 2030 haya 640 millones de personas que necesiten ingerir o pincharse la hormona de la insulina varias veces al d¨ªa. Jos¨¦ Luis L¨®pez maneja estos datos con soltura, y lo hace no s¨®lo porque sea su negociado, sino porque ¨¦l mismo es diab¨¦tico. "Yo nunca pens¨¦ en esto como algo para forrarme, sino que la necesidad viene de la propia experiencia", explica el socio, "conozco bien las necesidades de los diab¨¦ticos, los olvidos, la dependencia a llevar la cuenta de todo lo que ingieres, las dosis que te inyectas... El seguimiento de toda esta informaci¨®n desgasta mucho, as¨ª que se hace r¨¢pido y mal y los doctores no te siguen bien... Es malo para todas las partes".
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