Roma ignora las normas europeas
Al contrario que en el caso del Popular, el Estado italiano se har¨¢ cargo de Veneto Banca y Banca Popolare di Vicenza
Hace 16 d¨ªas, cuando el Banco Popular fue resuelto (es decir, intervenido por las autoridades europeas) y vendido por un euro al Santander, todo fueron felicitaciones por lo bien que funcion¨® el mecanismo de la Uni¨®n Bancaria. Desde el BCE, al Sistema ?nico de Supervisi¨®n y el Mecanismo ?nico de Resoluci¨®n, as¨ª como el Eurogrupo, se aplaudieron mutuamente por la rapidez y limpieza del procedimiento. Lamentaron que los accionistas y bonistas del Popular lo hubieran perdido todo, pero, dijeron, estas eran las nuevas reglas de juego: los contribuyentes ya no rescatar¨ªan bancos en Europa sino que lo har¨ªan los accionistas e inversores. Se desvinculaba as¨ª (por fin) el riesgo bancario de la capacidad financiera del Estado al le quebraba la entidad.
Dos semanas despu¨¦s, le ha tocado a Italia afrontar la quiebra de Veneto Banca y Banca Popolare di Vicenza y el panorama ha cambiado. Ya no se aplicar¨¢n las mismas reglas que con el Popular: la excusa es que no son bancos en ¡°resoluci¨®n¡± sino en ¡°liquidaci¨®n¡± (porque su ca¨ªda no afecta al sistema bancario en su conjunto, aunque tienen 60.000 millones en activos). En Italia no se imponen las normas europeas sino las italianas. Eso supone que el Gobierno de Roma inyectar¨¢ unos 17.000 millones, aunque algunas autoridades europeas creen que pueden llegar a los 20.000 millones, para evitar que los bonistas senior del Veneto y del Popolare lo pierdan todo. Adem¨¢s, dividir¨¢n los activos en un banco bueno y otro malo. El bueno se lo han regalado a Intesa Sanpaolo con salvaguardas, como el pago de las prejubilaciones, para no tener que ampliar capital. Esas protecciones no existieron en el caso del Santander, que s¨ª anunci¨® una ampliaci¨®n de capital de 7.000 millones para digerir la absorci¨®n del Popular y asumi¨® los riesgos futuros que puedan aflorar.
?Tras esta venta, ma?ana funcionar¨¢n los bancos venecianos, pero se abre un negro panorama para los contribuyentes italianos que asumir¨¢n la deuda y la morosidad del banco malo, salt¨¢ndose algunos principios de la UE. A cambio, Roma evitar¨¢ el enfrentamiento con los bonistas de los bancos, que son peque?os clientes que pudieron comprar esta deuda sin conocer el riesgo. Es una situaci¨®n muy similar a la de los preferentistas espa?oles de 2012.
Cinco a?os despu¨¦s de la crisis bancaria espa?ola (cuya factura provisional es de 60.000 millones, seg¨²n el FROB), Italia toma el mismo doloroso camino como si nada hubiera cambiado en Europa. Tras a?os de negaci¨®n del problema, Italia ya no tiene bancos fuertes que puedan comprar sin ayudas. Y pronto llegar¨¢ Monte Dei Paschi. Por eso, pasa la factura a los contribuyentes, que asumen los problemas de los banqueros. Las flamantes nuevas normas europeas hacen agua precisamente en el pa¨ªs de Mario Draghi, presidente del BCE. La lecci¨®n es que los Estados ricos se pagan sus rescates bancarios, si quieren. Ahora ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil convencer a los alemanes de que apoyen el fondo com¨²n de resoluci¨®n de bancos. La alegr¨ªa de las autoridades europeas apenas ha durado quince d¨ªas.
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