Los cirujanos del corcho
3.000 jornaleros luchan por producir cada verano el 30% del corcho mundial en un negocio acechado por la crisis
Corta el viento y el corcho con la precisi¨®n de un cirujano. Golpes sordos, acompasados y precisos rompen el asc¨¦tico silencio del Parque Natural de Los Alcornocales (C¨¢diz). Ni un corte m¨¢s, ni uno menos. Con su afilada hacha, Juan Jos¨¦ Gallego dibuja una l¨ªnea vertical perfecta en el ¨¢rbol. ¡°Es una prolongaci¨®n de mi brazo. Siento cuando ha llegado al tronco¡±, explica el capataz. Con la empu?adura hace palanca y el corcho de desprende. En no m¨¢s de 10 minutos ha acabado con el alcornoque. Pasa al siguiente. El ritmo es agotador. Gallego, de 36 a?os, dirige una cuadrilla de 14 hombres que, durante dos meses en verano, trabaja en la saca del corcho en C¨¢diz.
A lo largo de la geograf¨ªa espa?ola, son hasta 3.000 trabajadores los que emplea este sector, tradicional y amenazado, pero que es capaz de producir 62.700 toneladas, el 30% de la producci¨®n mundial, y colocar a Espa?a como el segundo productor del mundo tras Portugal.
La pausada industria del corcho lucha por sobrevivir en la vertiginosa econom¨ªa actual. No lo tiene f¨¢cil. Entre saca y saca, un alcornoque tarda de 10 a 12 a?os en recuperar su corteza. Su principal destino es la fabricaci¨®n de tapones. Pero no toda la producci¨®n es v¨¢lida, en Catalu?a solo se aprovecha para este fin entre el 20 y el 25%. En el macizo de Les Gavarres, en Girona, ya hay alcornoques que llevan d¨¦cadas sin pelarse. En Los Alcornocales, el relevo generacional del corchero no est¨¢ asegurado.
C¨¢diz lo produce y Catalu?a lo transforma
En las 575.000 hect¨¢reas de alcornoque (distribuidas en Andaluc¨ªa, Extremadura y Catalu?a) Espa?a es capaz de extraer el 30,5% de la producci¨®n mundial del corcho. La actividad genera 2.000 empleos directos que ascienden a 3.000 en el tiempo de la saca. Andaluc¨ªa produce de media 35.956 toneladas anuales. Unas 14.376 este a?o ser¨¢n solo de Los Alcornocales (C¨¢diz). ¡°De aqu¨ª se extrae el 14% del corcho mundial¡±, apunta el director del parque, Juan Manuel Fornell. Catalu?a genera solo entre 3.500 y 5.000 toneladas anuales pero concentra 138 empresas fabricantes, frente a las 55 de Andaluc¨ªa.
El corcho m¨¢s grueso y denso, el 97% de la producci¨®n, va para tapones, el m¨¢s poroso para ser triturado, seg¨²n Iniciativa Cork.
Gallego se ha levantado a las 4 de la ma?ana para empezar la faena a las 6.50 en la finca p¨²blica de Los Naranjos, en Jimena de la Frontera (C¨¢diz). Su cuadrilla trabaja para el empresario que este a?o se ha hecho con la licitaci¨®n para extraer el corcho en esa zona. A cientos de kil¨®metros, en la finca gerundense Fitor, Mohamed y otros cuatro compa?eros marroqu¨ªes hacen lo propio para el propietario Joan Botey. Cada uno saca 400 kilos por d¨ªa y ganan unos 120 euros netos por jornal, seg¨²n el Instituto Catal¨¢n del Corcho (Icsuro). En C¨¢diz, cobran por kilo y alcanzan una suma similar. Trabajan a destajo y la siniestralidad es cotidiana. ¡°Esto¡±, dice el capataz se?alando su afilada hacha ¡°no pregunta, lo ¨²nico bueno es que el corte es limpio¡±.
No es f¨¢cil encontrar jornaleros
¡°Comparado con otros trabajos del campo, no est¨¢ mal pagado, pero si miras la especializaci¨®n que tenemos, s¨ª¡±, reconoce Gallego, hijo y nieto de corcheros. Y ya no es f¨¢cil encontrar a jornaleros con sus habilidades, ¨¦l mismo tiene dos aprendices ¡°para evitar que el oficio no se pierda¡±. Botey lo sabe bien, ha tenido verdaderos problemas para encontrar gente dispuesta a aprender la t¨¦cnica de la saca. Por sus 1.000 hect¨¢reas de bosque pasaron jornaleros catalanes, luego andaluces y, desde hace 15 a?os, magreb¨ªes.
Cuando la cuadrilla de Gallego termina su faena en los montes gaditanos, los arrieros cargan el corcho en mulos y lo llevan hasta claros de bosque, los patios, donde lo recogen los camiones. Antes, se refuga o clasifica en funci¨®n de su calidad.
Para conseguir el codiciado tap¨®n de corcho, la materia prima viaja a f¨¢bricas donde se cuece a altas temperaturas. En esta segunda etapa, tampoco se libran de problemas. ¡°Es complicado por el monopolio existente y las escasas ayudas¡±, reconoce el gaditano Eladio S¨¢ez, due?o de Cork Spain. Se refiere al poder de Corticeira Amorim, la empresa portuguesa l¨ªder del sector que compra buena parte de la producci¨®n espa?ola y controla el 35% del mercado mundial.
En Catalu?a, tambi¨¦n ha hecho mella la concentraci¨®n empresarial. Seg¨²n Joan Puig, presidente de la asociaci¨®n de empresarios Aecork, ¡°hace a?os hab¨ªa 60 empresas en el sector y ahora rondan las 20¡±. De la mengua no se escapa la fabricaci¨®n de los tapones. En Catalu?a subsisten 25 compa?¨ªas como Trefinos, Oller o Manuel Serra. Adem¨¢s, ¡°el bajo consumo de vino en Espa?a obliga a buscar el mercado fuera¡±, dice un portavoz de Trefinos.
A S¨¢ez no le asustan estas dificultades. Est¨¢ en proceso de pruebas para crear la primera f¨¢brica taponera de C¨¢diz. El sector lucha por reinventarse. La Iniciativa Territorial Integrada (ITI) de la Junta de Andaluc¨ªa contempla subvenciones en C¨¢diz para dar nuevos usos al corcho, como el aeroespacial. En el Institut Catal¨¤ del Suro investigan aplicaciones basadas en el reciclaje, como la biomasa. S¨¢ez est¨¢ esperanzado en que el negocio en el que naci¨® tenga futuro: ¡°No es f¨¢cil, pero lo llevamos en la sangre y vamos a intentarlo¡±.
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