La fiebre compradora de las empresas chinas se desinfla
La inversi¨®n de las empresas del pa¨ªs en el extranjero se desploma en el primer semestre por los controles establecidos por Pek¨ªn
China ha frenado abruptamente la inversi¨®n en el extranjero de sus empresas. Tras a?os de un crecimiento ininterrumpido durante los que la presencia China se ha expandido por todos los continentes y en casi todos los sectores, las compa?¨ªas han recortado s¨²bitamente sus desembolsos fuera del pa¨ªs. La raz¨®n no es tanto la progresiva desaceleraci¨®n de la segunda econom¨ªa mundial -que lleva a?os produci¨¦ndose y precisamente este 2017 ha experimentado un repunte-, sino el giro impulsado por las autoridades, que han pasado de instar a sus grandes empresas a salir al exterior a limitar enormemente estas operaciones en aras de la estabilidad financiera.
Todos los datos disponibles muestran que el frenes¨ª para salir de compras ha bajado varias velocidades. Durante el primer semestre, la inversi¨®n china en el extranjero -sin tener en cuenta la del sector financiero pero s¨ª la que lleva a cabo el Gobierno- alcanz¨® los 40.700 millones de euros, una ca¨ªda interanual del 45,8%. Una base de datos de Bloomberg que recoge todas las fusiones y adquisiciones anunciadas por empresas chinas en el exterior estima su valor en los 81.000 millones de euros en lo que va de a?o, un 37% menos en comparaci¨®n con el anterior.
Son cifras que quedan lej¨ªsimos del r¨¦cord absoluto establecido en 2016, cuando se realizaron operaciones por valor de m¨¢s de 207.000 millones de euros. Fue un a?o de actividad constante: Chemchina compr¨® el gigante de las semillas Syngenta, la aseguradora Anbang se hizo con una cartera de hoteles de lujo en Estados Unidos, Haier adquiri¨® la divisi¨®n de electrodom¨¦sticos de General Electric, Wanda se qued¨® con una productora de Hollywood o el conglomerado HNA llev¨® a cabo hasta nueve operaciones en sectores como la hosteler¨ªa, la aeron¨¢utica o la tecnolog¨ªa. Tambi¨¦n fructificaron numerosos acuerdos para adquirir inmuebles y hasta equipos de f¨²tbol.
"Lo que pas¨® el a?o pasado fue algo totalmente irracional", asegura Hu Xingdou, profesor de Econom¨ªa del Instituto de Tecnolog¨ªa de Pek¨ªn. La gran mayor¨ªa de estas adquisiciones, por algunas de las cuales se pagaron cantidades desproporcionadas, fueron financiadas por deuda contra¨ªda con las entidades financieras chinas. "Teniendo en cuenta la falta de supervisi¨®n de los reguladores y la nula transparencia de las propias empresas, los riesgos en estas entidades son evidentes. Si surgen problemas, los primeros afectados ser¨¢n los bancos", sostiene el acad¨¦mico.
Con esta idea en mente y el caso japon¨¦s como referencia (durante los a?os 80 del siglo pasado muchas empresas niponas salieron al exterior de un modo similar al de las chinas actualmente, lo que increment¨® los riesgos y empeor¨® la explosi¨®n de la burbuja de activos en el pa¨ªs a principios de los 90), Pek¨ªn ha decidido intervenir para tratar de evitar la suerte que corri¨® su vecino. Desde finales del a?o pasado y especialmente durante los ¨²ltimos meses, el nuevo mantra de los discursos de los l¨ªderes del Partido Comunista ha sido el de evitar "riesgos sist¨¦micos". El regulador bancario, el del mercado de divisas y otras agencias gubernamentales han aumentado el escrutinio sobre las grandes compa?¨ªas privadas y sus proyectos en el extranjero, sea con m¨¢s controles a las salidas de capital para estabilizar el yuan, prohibiendo directamente algunas operaciones o pidiendo informaci¨®n a los bancos sobre c¨®mo de expuestos est¨¢n a ciertas empresas y transacciones.
Con el grifo del cr¨¦dito parcialmente cerrado por ¨®rdenes de Pek¨ªn y un nivel alto de deuda, salir fuera al ritmo que se vio en 2016 se antoja imposible. "Una de las amenazas a corto plazo para sostener los niveles de inversi¨®n en el exterior de China es el endeudamiento del sector corporativo. Un endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria en el pa¨ªs (por ejemplo, en respuesta a la subida de los tipos de inter¨¦s en Estados Unidos) podr¨ªa tener un impacto significativo en la capacidad de las empresas chinas para atender la deuda existente y recaudar fondos adicionales", explica Vivian Tsoi, socia del bufete White&Case. Algunas empresas han optado por soltar lastre: Wanda, por ejemplo, ha vendido de forma in¨¦dita algunos de sus activos para devolver pr¨¦stamos.
La preocupaci¨®n sobre el nivel de endeudamiento de las empresas chinas no es nueva y numerosos organismos internacionales llevan a?os advirtiendo a Pek¨ªn de que un crecimiento basado en el cr¨¦dito es insostenible. Son unas recomendaciones sobre las cuales las autoridades han parecido pasar de puntillas, hasta ahora.
Seg¨²n los analistas, esta urgencia repentina por aplacar cualquier riesgo responde principalmente a dos motivos. Uno, el presidente Xi Jinping puede virar del est¨ªmulo a la contenci¨®n al tener bien encaminado el cumplimiento de una de las metas m¨¢s importantes del ¨²ltimo plan quinquenal: registrar un crecimiento econ¨®mico de media del 6,5% anual entre 2015 y 2020. Dos, este oto?o se celebra el 19 Congreso del Partido Comunista, una reuni¨®n en la que se renovar¨¢ gran parte de la c¨²pula dirigente de la formaci¨®n y durante la cual Xi har¨¢ una contundente demostraci¨®n de fuerza pol¨ªtica. Pek¨ªn no quiere que nada ni nadie enturbie este momento, menos a¨²n el estallido de alg¨²n gigante que haya arriesgado demasiado.
Una expansi¨®n que despierta temor en Alemania
La expansi¨®n exterior de las empresas chinas ha despertado el recelo de Alemania, no solo porque se trate de una potencia financiera rival, sino tambi¨¦n por el acceso a la tecnolog¨ªa. El caso m¨¢s llamativo fue el de Kuka, la joya de la rob¨®tica alemana, adquirida por el consorcio chino Midea en 2016.
Berl¨ªn intent¨® frenar lo operaci¨®n. No lo logr¨®. Para evitar situaciones similares, Alemania aprob¨® una norma este julio para ampliar los supuestos en que su Gobierno puede investigar y vetar operaciones corporativas por firmas extracomunitarias en sectores estrat¨¦gicos.
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