El mort¨ªfero narcisismo de Donald Trump
El problema con el presidente no es solo lo que hace, sino tambi¨¦n lo que no hace
Seg¨²n un nuevo sondeo de la Universidad Quinnipiac, la mayor¨ªa de los estadounidenses cree que Donald Trump no es apto para ser presidente. Es bastante notable. Pero deber¨ªamos preguntarnos cu¨¢nto m¨¢s elevado ser¨ªa el n¨²mero si los ciudadanos supieran realmente lo que est¨¢ ocurriendo.
Porque el problema con Trump no es solo lo que hace, sino tambi¨¦n lo que no hace. En su mente, todo es ¨¦l. Y mientras se acaricia su fr¨¢gil ego, descuida las funciones b¨¢sicas de gobierno, o peor.
Hablemos de dos noticias que aparentemente no tienen nada que ver una con otra: el mortal abandono de Puerto Rico, y el continuo sabotaje a la atenci¨®n sanitaria estadounidense. Lo que estas noticias tienen es com¨²n es que millones de estadounidenses van a sufrir, y cientos, si no miles, morir, porque Trump y los miembros de su Gobierno est¨¢n demasiado centrados en s¨ª mismos para hacer su trabajo.
Empecemos por el desastre de Puerto Rico y las vecinas islas V¨ªrgenes (tambi¨¦n de EE UU). Cuando el hurac¨¢n Mar¨ªa golpe¨®, hace m¨¢s de una semana, dej¨® sin energ¨ªa el¨¦ctrica a todo Puerto Rico, y la electricidad tardar¨¢ meses en restablecerse. La falta de energ¨ªa puede ser en s¨ª misma mortal, pero a¨²n peor es que, debido en gran medida al apag¨®n, buena parte de la poblaci¨®n todav¨ªa carece de acceso a agua potable. ?Cu¨¢ntas personas van a morir porque los hospitales no funcionan, o por las enfermedades transmitidas por un agua insalubre? Nadie lo sabe.
Pero la situaci¨®n es terrible, y el tiempo no corre a favor de Puerto Rico: cuanto m¨¢s pase, peor ser¨¢ la crisis humanitaria. Sin duda, lo suyo ser¨ªa esperar que el traslado y la distribuci¨®n de ayuda se convirtiesen en la principal prioridad del gobierno estadounidense. Despu¨¦s de todo, hablamos de la vida de tres millones y medio de conciudadanos nuestros, m¨¢s que la poblaci¨®n de Iowa o del San Diego metropolitano.
?Y hemos visto ese esfuerzo de ayuda plena e incondicional que una cat¨¢strofe de este tipo requiere? No.
Es cierto que cuantificar la respuesta federal es dif¨ªcil. Pero ninguna de las medidas extraordinarias que cabr¨ªa esperar se ha materializado.
El despliegue de recursos militares parece haber sido menor y m¨¢s lento que en Texas despu¨¦s de Harvey o en Florida despu¨¦s de Irma, a pesar de que la situaci¨®n de Puerto Rico es mucho m¨¢s urgente. Hasta el jueves, el Gobierno de Trump se hab¨ªa negado a suspender la ley Jones (que obliga a utilizar barcos con bandera y tripulaci¨®n estadounidenses para los servicios de cabotaje) para Puerto Rico, a pesar de que s¨ª las hab¨ªa levantado para Texas y Florida.
?Por qu¨¦? Seg¨²n el presidente, "a los que trabajan en el sector de los transportes" no les gusta la idea. Es m¨¢s, aunque ya ha pasado m¨¢s de una semana desde que Mar¨ªa toc¨® tierra, el Gobierno de Trump no ha remitido todav¨ªa una solicitud de ayuda al Congreso.
?Y d¨®nde est¨¢ el liderazgo? Hay razones para esperar una atenci¨®n visible del presidente a los grandes desastres nacionales, incluida la visita a la zona afectada lo antes posible (Trump no planea visitar Puerto Rico hasta la pr¨®xima semana). No es solo teatro; es una se?al sobre las prioridades urgentes para el resto del gobierno, y en cierta medida para la naci¨®n en general.
Pero Trump pas¨® los d¨ªas siguientes al desastre de Mar¨ªa tuiteando sobre jugadores de f¨²tbol americano. Cuando por fin se dign¨® a decir algo sobre Puerto Rico, fue para culpar al territorio de sus propios problemas.
La impresi¨®n que le da a uno es la de un individuo enormemente egoc¨¦ntrico, incapaz de centrarse en las necesidades de otros, aun cuando esa sea la parte principal de su trabajo. Adem¨¢s, est¨¢ la sanidad. La revocaci¨®n del Obamacare ha vuelto a fracasar, por la sencilla raz¨®n de que el proyecto de ley de Lindsay Graham y Bill Cassidy, como todas las dem¨¢s propuestas republicanas, no era m¨¢s que basura miserable. Pero aunque la Ley de Atenci¨®n Sanitaria Asequible (ACA, por sus siglas en ingl¨¦s) sobrevive, el Gobierno de Trump est¨¢ intentando abiertamente sabotear su funcionamiento.
Este sabotaje se est¨¢ produciendo en m¨²ltiples niveles. El Gobierno se ha negado a confirmar si pagar¨¢ a las aseguradoras unas subvenciones fundamentales para cubrir a los clientes de rentas bajas. Se ha negado a aclarar si obligar¨¢ a cumplir la exigencia de que las personas sanas se aseguren. Ha cancelado o suspendido la promoci¨®n del sistema para conseguir que se apunten a ¨¦l m¨¢s personas.
Estas acciones se traducen directamente en una fuerte subida de las primas: las aseguradoras no saben si se les compensar¨¢n los gastos principales, y tienen razones de sobra para prever una cartera de clientes m¨¢s peque?a y m¨¢s enferma que antes. Y es demasiado tarde para revertir el da?o: mientras usted lee esto, las aseguradoras ya est¨¢n finalizando sus tarifas para 2018.
?Por qu¨¦ hacen esto los trumpistas? ?Es un c¨¢lculo c¨ªnico: conseguir que la ley fracase y despu¨¦s afirmar que ya estaba condenada? Lo dudo. En primer lugar, porque no hablamos de personas conocidas por sus profundos c¨¢lculos estrat¨¦gicos. Adem¨¢s, la ley no se hundir¨¢ de hecho; simplemente se convertir¨¢ en un programa m¨¢s centrado en estadounidenses m¨¢s enfermos y m¨¢s pobres, y la oposici¨®n pol¨ªtica a la revocaci¨®n no desaparecer¨¢. Y finalmente, cuando la mala noticia llegue, todo el mundo sabr¨¢ a qui¨¦n culpar.
No, el sabotaje a la ACA no debemos contemplarlo como una estrategia, sino como una pataleta. Como no podemos revocar el Obamacare, lo arruinaremos. No se trata de conseguir un fin claro, sino de salvar la da?ada autoestima del presidente.
En resumen, Trump es verdaderamente inepto para este o para cualquier otro alto cargo p¨²blico. Y el da?o causado por su ineptitud no har¨¢ m¨¢s aumentar.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2017.
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.