Aprender de las anomal¨ªas
El nuevo Nobel de Econom¨ªa logr¨® componer una teor¨ªa de decisiones individuales y sociales que responde a todo menos a la apariencia
Si usted no es economista, es posible que no le suene Richard Thaler, el flamante galardonado con el Nobel de Econom¨ªa. Pero tal vez lo recuerde junto a Selena G¨®mez explicando c¨®mo funcionan los productos financieros sint¨¦ticos que estuvieron en el origen de la crisis como si de una partida de p¨®ker se tratara, en la popular pel¨ªcula La Gran Apuesta.
La econom¨ªa sigue siendo una ciencia relativamente joven. Las matem¨¢ticas han sido y siguen siendo gran parte de su armaz¨®n. Al fin y al cabo, se trata de n¨²meros, principalmente. Pero tambi¨¦n de interacciones en las que el comportamiento individual com¨²n tiene, por agregaci¨®n, un impacto natural a escala agregada. La econom¨ªa que podr¨ªa denominarse convencional ha asumido que esas relaciones entre agentes se dirimen bajo supuestos de racionalidad y en entornos ¡ªhasta cierto punto al menos¡ª controlables. Nada m¨¢s lejos de la realidad que se quiere aprehender.
Acciones basadas en la intuici¨®n se confunden habitualmente con pensamientos reflexivos. La confusi¨®n lleva a err¨®neas identificaciones y percepciones que inundan gran parte de las decisiones individuales. Su interpretaci¨®n agregada puede basarse, por lo tanto, en fundamentos err¨®neos e inspirar el dise?o de pol¨ªticas inadecuadas o ineficientes. Que la psicolog¨ªa es esencial para resolver estos problemas de aprendizaje y comportamiento es algo que los economistas tenemos claro desde hace alg¨²n tiempo pero dar forma al cuerpo de lo que hoy se denomina ¡°econom¨ªa de comportamiento¡± o ¡°econom¨ªa experimental¡± no ha sido tarea sencilla. Precisamente, en 2002 ya se concedi¨® un Nobel a Daniel Kahneman y Vernon Smith por esa tarea integradora de dos disciplinas como la psicolog¨ªa y la econom¨ªa. Kahneman no dud¨® entonces en se?alar que en esa labor de ensamblaje era preciso reconocer las aportaciones de Thaler.
Este economista de la Universidad de Chicago ha logrado componer una teor¨ªa de la arquitectura de las decisiones individuales y sociales que responde a todo menos a la apariencia. De forma simple, la respuesta a las paradojas econ¨®micas que no pod¨ªan explicarse desde hace muchas d¨¦cadas lleg¨® en la de 1980 con la identificaci¨®n del porqu¨¦ de las anomal¨ªas. Desde publicaciones como el Journal of Economic Perspectives, Thaler lanz¨® y dio forma a desaf¨ªos combinando la teor¨ªa de juegos con la experimental. As¨ª, observaciones de decisiones o resultados econ¨®micos considerados an¨®malos, eran reinterpretados como paradojas del comportamiento. En ocasiones, incluso, se demuestra que lo que hasta entonces considerado irracional, no ten¨ªa por qu¨¦ serlo. As¨ª, en m¨²ltiples contextos se demostr¨® que el beneficio no es el criterio exclusivo en la interacci¨®n econ¨®mica. Con juegos como el del ultim¨¢tum se ha comprobado que el altruismo y la equidad est¨¢n presentes (en elevada proporci¨®n) en muchas de esas interacciones. O c¨®mo, en ocasiones, los procesos de subasta conducen al ganador a un resultado ineficiente (la ¡°maldici¨®n del ganador¡±).
Este galard¨®n es una invitaci¨®n a comprender tiempos tan impredecibles y conflictivos como estos. La obra divulgativa de Thaler es profusa y amena y se antoja lectura obligada.
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