La lacra del trabajo infantil en M¨¦xico: dos millones de menores empleados en un pa¨ªs de la OCDE
El 8,4% de las chicas y chicos mexicanos trabajan a diario para apoyar en el sustento en el hogar
Cae la tarde de viernes en Coyoac¨¢n y la plaza de los Coyotes, uno de los epicentros tur¨ªsticos m¨¢s ic¨®nicos del sur de la Ciudad de M¨¦xico, es un hervidero de lugare?os y turistas extranjeros. En espacio de dos horas, hasta seis ni?os, todos ellos de menos de 12 a?os, se pasean por las mesas ofreciendo mazapanes, chicles y peque?as artesan¨ªas. Al salir de la escuela, en vez de juegos, compartir¨¢n horas de venta ambulante a lo largo del fin de semana. Ante su presencia, las miradas se desvanecen y se pierden en el horizonte. Pocos quieren fijar sus ojos sobre una realidad tan dolorosa como la de un menor teniendo que ganarse la vida en uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos de Am¨¦rica Latina. No son uno ni dos, sino 2,5 millones, seg¨²n el ¨²ltimo registro oficial.
En 2007, la muerte de David Salgado, un peque?o de nueve a?os originario de Guerrero (sur de M¨¦xico), mientras trabajaba en un campo de cultivo de Culiac¨¢n (Sinaloa, norte) sacudi¨® la conciencia de muchos mexicanos y motiv¨® una mayor atenci¨®n al problema del trabajo infantil. Pero una d¨¦cada despu¨¦s, al son del ciclo agrario, centenares de ni?os llegar¨¢n en las pr¨®ximas semanas con sus familias a la franja de 500 kil¨®metros que separa a Nayarit de Culiac¨¢n ¡ªmuy cerca de donde muri¨® David¡ª para trabajar entre cuatro y seis meses en la recolecci¨®n de tomates y otros vegetales, relata Isabel Margarita Nemecio, de la Red Nacional de Jornaleros Agr¨ªcolas.
Formalmente, los empleados ser¨¢n sus padres, pero estos menores, en su mayor¨ªa procedentes de Guerrero y Chiapas, dos de las regiones m¨¢s pobres de M¨¦xico, acabar¨¢n trabajando como un empleado m¨¢s. "Las autoridades dicen haber erradicado el trabajo infantil en la zona, pero la realidad es que las inspecciones muchas veces no funcionan", apunta Nemecio. "Es muy velado el tema, clandestino en la mayor¨ªa de casos. Pero trabajar, trabajan". Gracias a su altura, flexibilidad y maleabilidad, agrega, estos menores re¨²nen las mejores condiciones para la recolecci¨®n. Son, en suma, mucho m¨¢s ¨²tiles que sus propios padres.
El sistema informal de pagos que se emplea habitualmente en las plantaciones mexicanas de frutas y hortalizas, a destajo ¡ªpor unidad recolectada y no por jornada u hora trabajada¡ª, a?ade un incentivo perverso para el empleo infantil y adolescente: ante la baja retribuci¨®n que reciben ¡ªen la mayor¨ªa de casos, por debajo del umbral de pobreza¡ª, los padres optan por llevar a sus hijos a trabajar para as¨ª poder complementar el ingreso familiar, apunta Sara¨ª Miranda, investigadora de El Colegio de la Frontera Sur. "En el caso del cultivo de tomate, para poder superar los 200 pesos diarios tienen que recolectar entre 300 y 400 cubetas de 20 litros por d¨ªa: una persona sola no se basta, y eso lleva al trabajo de campo a los hijos de los jornaleros. Pero la responsabilidad ¨²ltima no es de los padres, sino de los empleadores".
Casi un cuarto de siglo despu¨¦s de que M¨¦xico formalizase su ingreso a la OCDE ¡ªel think tank que re¨²ne a las econom¨ªas m¨¢s avanzadas del mundo¡ª, el 8,4% de las ni?as y ni?os mexicanos de entre de cinco y 17 a?os trabajan a diario para apoyar en el sustento familiar. La mayor¨ªa ¡ªnueve de cada 10¡ª se desempe?an al margen de la ley, bien por no haber cumplido la edad permitida bien por realizar actividades que ponen en riesgo su salud y desarrollo f¨ªsico e intelectual. De ellos, el 40% no recibe ninguna remuneraci¨®n a cambio ¡ªen su mayor¨ªa, porque trabajan en su propia casa o en changarros (peque?os negocios) familiares¡ª y casi uno de cada tres cobra menos que el salario m¨ªnimo, el tercero m¨¢s bajo de Latinoam¨¦rica.
No hay indicios de que esta foto fija, elaborada con datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa, haya cambiado mucho en estos dos ¨²ltimos a?os: la Convenci¨®n de los Derechos del Ni?o, ratificada por M¨¦xico en 1990 sigue siendo papel mojado en amplias zonas del pa¨ªs. El salto econ¨®mico de estos a?os ha sido considerable; el social, notablemente menor. "M¨¦xico no deber¨ªa tener menores trabajando. Pero las leyes siguen siendo laxas e inexistentes en el caso del mercado de trabajo informal, y la desigualdad de acceso y los bajos salarios que cobran los padres hacen el resto", subraya Luis Huesca, investigador del Centro de Investigaci¨®n en Alimentaci¨®n y Desarrollo.
Normalizaci¨®n social
Febrero de 2016. El entonces subsecretario de Desarrollo Social de M¨¦xico, Ernesto Nemer, tuitea orgulloso: "Me da mucho gusto saludar a mi amigo Angelito, que siempre que vengo a San Crist¨®bal de las Casas me da la mejor boleada [limpiado de zapatos]". Angelito es un ni?o de no m¨¢s de 10 a?os que se gana la vida ¡ªcomo decenas de menores de este polo tur¨ªstico de Chiapas, por mucho el Estado m¨¢s pobre de M¨¦xico, en el que uno de cada 10 menores no va a la escuela¡ª embetunando el calzado de locales y turistas. Y la situaci¨®n es "el mejor ejemplo de la normalizaci¨®n del trabajo infantil en muchas zonas del pa¨ªs", subraya Jes¨²s Rubio, profesor de El Colegio de la Frontera Norte.
A diferencia de lo que ocurre en urbes mucho m¨¢s pr¨®speras, como la Ciudad de M¨¦xico, Guadalajara o Monterrey ¡ªpese a que im¨¢genes como la de Coyoac¨¢n son tristemente recurrentes¡ª, en el sur del pa¨ªs, mucho m¨¢s rural, la sensibilidad es notablemente menor, relata Rubio. Esta asimetr¨ªa en la percepci¨®n social deja su huella en las cifras: mientras que en las ¨¢reas m¨¢s urbanizadas el trabajo infantil solo afecta al 6% de los peque?os, en las zonas menos urbanizadas de M¨¦xico, la tasa se dispara hasta el 10%. Casos como el de I. L., una chica de 16 a?os que desde los 11 compatibiliza las clases con la ayuda diaria a sus padres en el empaquetado de caf¨¦ para su posterior venta y que aprovecha las vacaciones para cuidar de una ni?a m¨¢s peque?a que ella a cambio de solo 600 pesos mensuales, son moneda de cambio demasiado habitual.
?Qu¨¦ se puede hacer para combatir el trabajo infantil? Gerardina Gonz¨¢lez, directora de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) para M¨¦xico y Cuba subraya el elemento diferencial para acabar con la lacra del trabajo infantil: interrumpir el ciclo de carest¨ªa. "Hay que abordar el problema de la pobreza familiar, que en la mayor¨ªa de casos es el que lleva a los ni?os al trabajo", valora. La elevada incidencia del embarazo adolescente ¡ªmedio mill¨®n de chicas menores de 19 a?os quedan encintas cada a?o¡ª y la lacerante desigualdad de oportunidades, hacen el resto. La consecuencia: una elevad¨ªsima probabilidad de que los padres de un ni?o que hoy est¨¢ empleado tambi¨¦n tuviesen que trabajar en su infancia. Cuatro de cada 10 menores que trabajan en M¨¦xico ni siquiera pudo terminar la Primaria.
Las ayudas p¨²blicas, en su dise?o actual, solo contribuyen parcialmente al objetivo de devolver a los menores a sus quehaceres como lo que son, infantes, y no como trabajadores precoces. "Ni?os como Angelito pueden ganar unos 500 pesos diarios como boleadores, pr¨¢cticamente la misma cantidad que provee, por menor y mes, Prospera [el programa federal de apoyo para familias en pobreza extrema]", subraya este especialista en pol¨ªticas p¨²blicas y mercado laboral, autor de un reciente estudio sobre la situaci¨®n de estos peque?os en San Crist¨®bal de las Casas.
"Hay que atender las necesidades de sus familias; si no, no se solucionar¨¢", completa V¨ªctor Inz¨²a, profesor de la Escuela de Trabajo Social de la UNAM. "No se puede culpabilizar a sus padres: es su pobreza la que lleva a los ni?os a trabajar". En ese mensaje, el de la no criminalizaci¨®n de los menores trabajadores y sus familias, coinciden todos los acad¨¦micos consultados. Tambi¨¦n las ONG que trabajan sobre el terreno, como Melel Xojobal. Su directora, Jennifer Haza, ve "errado" el enfoque de las pol¨ªticas p¨²blicas dirigidas a ni?os y adolescentes. "La OIT y el Gobierno no distinguen entre empleo y explotaci¨®n, y observan su situaci¨®n desde una perspectiva occidental en la que el trabajo de los chavos [chicos] siempre es una actividad perjudicial y lo m¨¢s importante es fijar un umbral m¨ªnimo de edad", opina. "El an¨¢lisis es mucho m¨¢s complejo que eso. Empecemos por preguntar a los chavos [chicos] por sus problemas".
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