?D¨®nde estaba Latinoam¨¦rica?
Apenas el 20% de los universitarios del subcontinente cursan estudios de ciencia y tecnolog¨ªa
La semana pasada fui invitada como ponente en el Web Summit 2017, uno de los encuentros globales m¨¢s importantes sobre innovaci¨®n e Internet, que se celebr¨® en Lisboa con una asistencia de m¨¢s de 60.000 personas. De los 1.200 ponentes, solo 11 proven¨ªan de Am¨¦rica Latina, ?menos del 1%! Esta baj¨ªsima representaci¨®n refleja la inmensa brecha de la regi¨®n frente a los l¨ªderes en innovaci¨®n digital. Tambi¨¦n es fruto de una falta de convicci¨®n y de determinaci¨®n para hacernos visibles en los ¨¢mbitos en donde se discuten los temas frontera en tecnolog¨ªa, ciencia, conocimiento e investigaci¨®n. Debemos superar esa barrera y acudir a los foros globales a presentar nuestra experiencia. Participar con voz y visi¨®n propias en los debates que est¨¢ perfilando el mundo forma parte del cambio que Am¨¦rica Latina requiere para transformar su econom¨ªa. Esto es algo que hemos venido promoviendo en la Secretar¨ªa General Iberoamericana.
La nuestra es una regi¨®n de muchos emprendimientos, pero estos sufren de poco crecimiento y poca innovaci¨®n. Mientras la empresa promedio de un pa¨ªs desarrollado dedica alrededor del 4% de su volumen de ventas a la innovaci¨®n, en Am¨¦rica Latina esa cifra alcanza apenas el 2,5%. La proporci¨®n de exportaciones de alta tecnolog¨ªa sobre el total de exportaciones de manufacturas en Am¨¦rica Latina es la mitad de la de los pa¨ªses de la OCDE. Tan solo para cerrar la brecha que la separa de los pa¨ªses m¨¢s avanzados, la regi¨®n debe cuadruplicar su inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo. Su participaci¨®n en cadenas de valor se encuentra por debajo de la media mundial, mientras apenas el 20% de sus universitarios cursan estudios de ciencia y tecnolog¨ªa (en China es el 50%, por ejemplo).
Entre los factores que explican esta brecha, se encuentra la poca diversificaci¨®n de nuestras matrices productivas, la insuficiente inversi¨®n privada en investigaci¨®n y desarrollo y su baja absorci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, las escasas alianzas p¨²blico-privadas, junto con la dificultad del sistema educativo de transmitir las destrezas y competencias necesarias para competir a escala global. En general, hay una ausencia de un ecosistema propicio para la experimentaci¨®n, el cambio disruptivo y el desarrollo de propuestas transformadoras.
Al mismo tiempo, Am¨¦rica Latina re¨²ne condiciones muy positivas, que bien gestionadas permitir¨ªan dar un salto exponencial. La infraestructura digital es bastante competitiva y ¨²nicamente un 10% de la poblaci¨®n reside en ¨¢reas sin cobertura de redes 3G o 4G. Los latinoamericanos superan en 13 puntos porcentuales la media mundial en uso del Internet. Se espera que estas tendencias se profundicen frente a los nuevos cambios demogr¨¢ficos, con la expansi¨®n de las clases medias y la mayor participaci¨®n econ¨®mica de mujeres y j¨®venes. Contamos con la generaci¨®n joven m¨¢s numerosa, educada y tecnol¨®gicamente alfabetizada de nuestra historia: en los ¨²ltimos 20 a?os duplicamos la matr¨ªcula universitaria, la mayor expansi¨®n en cualquier regi¨®n del mundo.
El movimiento en el ¨¢mbito del emprendimiento joven y la innovaci¨®n ciudadana tambi¨¦n es considerable. Desde la SEGIB lideramos el fomento de innovaci¨®n ciudadana que ha permitido mapear y conectar m¨¢s de 4.500 iniciativas de innovaci¨®n en 30 ciudades de la regi¨®n, conformando una red de 20.000 emprendedores sociales que est¨¢n transformando sus comunidades con la ayuda de la tecnolog¨ªa.
Queda mucho por hacer. Debemos impulsar una mayor movilidad de investigadores y emprendedores, que polinicen y aceleren la transferencia de conocimiento entre nuestros pa¨ªses. En esta tarea, Espa?a y Portugal son aliados indispensables. Tambi¨¦n debemos mejorar el ecosistema de emprendimiento e innovaci¨®n, dise?ando herramientas financieras espec¨ªficas y optimizando los marcos regulatorios. Debemos contribuir a la transformaci¨®n de nuestros sistemas educativos, para que respondan a las nuevas realidades. Y debemos incentivar el cambio cultural que nos permita premiar la experimentaci¨®n y la prueba y error, en lugar de penalizarlos.
Para cambiar la realidad, no basta creer en uno mismo. Pero es imposible generar cambios sin confianza. Am¨¦rica Latina puede reclamar su espacio en la frontera de la innovaci¨®n y el conocimiento, pero debe confiar en su propio potencial y apostar por el talento de su gente. La voz de los emprendedores e innovadores latinoamericanos merece una presencia clara y constante en espacios como el Web Summit, donde tiene mucho que aportar y tambi¨¦n mucho que aprender.
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