?Por qu¨¦ la renta m¨ªnima es necesaria?
Pretender que la recuperaci¨®n dar¨¢ respuesta a las necesidades sociales es seguir viviendo en el pa¨ªs de las maravillas
El debate parlamentario sobre el establecimiento de una renta m¨ªnima para las familias sin recursos ha animado la discusi¨®n sobre la fragilidad de la ¨²ltima red de protecci¨®n. A diferencia de lo que ocurre en la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos, Espa?a no cuenta con una prestaci¨®n que cubra el riesgo general de pobreza. Plantear, por tanto, la homologaci¨®n del sistema con nuestro entorno m¨¢s pr¨®ximo no parece una temeridad. Especialmente, cuando las estad¨ªsticas oficiales revelan que m¨¢s de un 22% de la poblaci¨®n est¨¢ por debajo del umbral de pobreza.
Frente a la necesidad de cubrir este importante vac¨ªo sorprenden las reacciones en contra, casi viscerales, de algunos de los actores implicados en el debate. Y asombra, a¨²n m¨¢s, el recurso al habitual listado de estereotipos sin poner sobre la mesa datos emp¨ªricos que avalen las cr¨ªticas. La ¨²ltima red de garant¨ªa de ingresos en nuestro pa¨ªs est¨¢ definida por un modelo muy fragmentado de prestaciones y una amplia desigualdad territorial. Comparado con otros pa¨ªses europeos, se trata de un sistema m¨¢s residual, con menor cobertura y prestaciones menos generosas.
La ¨²ltima malla est¨¢ formada por prestaciones espec¨ªficas a cargo de la Administraci¨®n central y prestaciones m¨¢s generales a cargo de las comunidades aut¨®nomas. Este dise?o supone serios problemas de articulaci¨®n, con niveles de protecci¨®n muy diferentes por categor¨ªas de poblaci¨®n y territorios. Adem¨¢s, dadas las bajas cuant¨ªas, su capacidad para reducir la pobreza es de las m¨¢s reducidas de la UE, especialmente en el caso de los menores de edad y los j¨®venes. Las prestaciones por hijo a cargo, que apenas alcanzan los 24 euros al mes para ingresos anuales por debajo de 11.600 euros, apenas tienen efecto sobre el riesgo de pobreza.
Parece imprescindible, por tanto, una reforma integral del sistema. Es necesaria una mejor articulaci¨®n del conjunto de prestaciones para corregir las desigualdades entre grupos de poblaci¨®n. Es fundamental tambi¨¦n tratar de reducir las actuales lagunas, que dejan fuera a colectivos en especial situaci¨®n de necesidad, y dotar a los programas de una asignaci¨®n presupuestaria mayor. En tercer lugar, el Estado debe asumir su responsabilidad y asegurar un nivel b¨¢sico de protecci¨®n homog¨¦neo en todo el territorio. Las diferencias entre las comunidades aut¨®nomas en la protecci¨®n ofrecida son mayores que las que hay en pa¨ªses federales.
El coste de estas pol¨ªticas depender¨¢ de la generosidad y cobertura que se quiera que tenga la nueva prestaci¨®n. En la actualidad, las comunidades aut¨®nomas se est¨¢n gastando m¨¢s de 1.400 millones de euros y la cobertura no llega a la mitad de los hogares sin ingresos. Extender esa protecci¨®n requerir¨ªa un importante incremento del gasto, aunque sensiblemente inferior a las cifras apocal¨ªpticas que han mostrado algunos responsables del Ministerio de Hacienda.
?Perpetuar¨ªa esta nueva prestaci¨®n el ocio de sus perceptores? Seg¨²n los datos del informe realizado por un grupo de expertos para el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, pendiente de publicaci¨®n, los periodos reales de cobro de estas prestaciones suelen ser breves (m¨¢s de la mitad est¨¢n menos de un a?o) e inferiores a los de otros pa¨ªses. Para gran parte de los hogares la renta m¨ªnima es una ayuda transitoria. No obstante, habr¨ªa que apoyar la prestaci¨®n con estrategias de inserci¨®n sociolaboral adecuadas. En estos programas, los recursos de empleo destinados a los colectivos m¨¢s alejados del mercado laboral son escasos y el alcance de los sistemas de bonificaci¨®n durante la percepci¨®n de las prestaciones es limitado.
Definir una garant¨ªa de renta homog¨¦nea para el conjunto de la poblaci¨®n y reducir la actual fragmentaci¨®n de la ¨²ltima red supondr¨ªa acercar la experiencia espa?ola a la de las sociedades europeas con mayor ¨¦xito en la reducci¨®n de la pobreza. No hacer nada y pretender que la recuperaci¨®n del empleo dar¨¢ respuesta a las necesidades sociales de millones de personas es seguir viviendo en el pa¨ªs de las maravillas.
Luis Ayala es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Universidad Rey Juan Carlos.
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