?Puede la econom¨ªa estar en calma y seguir adelante?
Los tipos est¨¢n tan bajos que a los bancos centrales les ser¨¢ dif¨ªcil coordinar una respuesta eficaz si las cosas van mal
En la noche electoral de 2016 ced¨ª temporalmente a una tentaci¨®n contra la que advierto a los dem¨¢s: dej¨¦ que los sentimientos pol¨ªticos distorsionasen mi juicio econ¨®mico. Un hombre muy malo acababa de ganar las elecciones; y mi primer pensamiento fue que eso se traducir¨ªa r¨¢pidamente en una mala econom¨ªa. Enseguida me retract¨¦ de la afirmaci¨®n, y emit¨ª un mea culpa. (Soy un tipo anticuado e intento admitir mis errores y aprender de ellos).
A lo que deber¨ªa haberme aferrado, a pesar de mi consternaci¨®n, era el conocido supuesto de que en tiempos normales el presidente influye muy poco en la evoluci¨®n macroecon¨®mica, mucho menos que el presidente de la Reserva Federal.
Esto solo deja de ser cierto cuando la econom¨ªa est¨¢ tan deprimida que la pol¨ªtica monetaria pierde tracci¨®n, como ocurri¨® en 2009-2010; en ese momento fue muy importante que Obama estuviese dispuesto a utilizar el est¨ªmulo fiscal, y tambi¨¦n fue muy importante, por desgracia, que la oposici¨®n republicana, sumada a la propia cautela de Obama, hiciese que el est¨ªmulo fuese mucho menor de lo debido. En 2016, sin embargo, las r¨¦plicas de la crisis financiera hab¨ªan perdido fuerza hasta el punto de que las normas habituales volvieron a ser v¨¢lidas.
De hecho, si pudi¨¦semos encontrar un economista que no supiese que hab¨ªa habido unas elecciones en 2016 y le mostr¨¢semos los datos econ¨®micos de los dos a?os anteriores, no habr¨ªa tenido nada que le indicase que hab¨ªa ocurrido algo dr¨¢stico.
Es m¨¢s, la evoluci¨®n econ¨®mica en Estados Unidos durante el primer a?o de Trump fue extraordinariamente parecida a la evoluci¨®n en otros pa¨ªses avanzados. Europa, en concreto, ha emergido, al menos por ahora, de la sombra de la crisis del euro, y crece a un ritmo constante; si tenemos en cuenta que el crecimiento de su poblaci¨®n es menor, le va un poco mejor que a Estados Unidos.
Vivimos, en consecuencia, en una era de agitaci¨®n pol¨ªtica y calma econ¨®mica. ?Puede durar?
Mi respuesta es que probablemente no, porque la vuelta a la normalidad es fr¨¢gil. Antes o despu¨¦s algo ir¨¢ mal, y estamos en muy mala posici¨®n para responder cuando lo haga. Pero no puedo decir qu¨¦ ser¨¢, ni cu¨¢ndo ocurrir¨¢.
Lo fundamental es que a la mayor¨ªa de las econom¨ªas avanzadas les va m¨¢s o menos bien gracias a unos tipos de inter¨¦s hist¨®ricamente muy bajos. No es una cr¨ªtica a los bancos centrales. Todo indica que, por la raz¨®n que sea ¡ªprobablemente un bajo crecimiento de la poblaci¨®n y un mal comportamiento de la productividad¡ª, nuestras econom¨ªas necesitan esos tipos de inter¨¦s tan bajos para alcanzar algo parecido al pleno empleo. Y esto a su vez significa que ¡°normalizar¡± los tipos subi¨¦ndolos a niveles hist¨®ricos ser¨ªa un error terrible, capaz de crear una recesi¨®n.
Pero dado que los tipos est¨¢n ya tan bajos cuando la cosas van bastante bien, a los bancos centrales les resultar¨¢ dif¨ªcil coordinar una respuesta eficaz si sucede algo no tan bueno. ?Y si algo va mal en China, o una nueva revoluci¨®n iran¨ª interrumpe los suministros de petr¨®leo, o si resulta que los valores tecnol¨®gicos est¨¢n realmente en una burbuja como la de 1999? ?Y qu¨¦ pasa si el bitcoin empieza de hecho a tener importancia sist¨¦mica antes de que todo el mundo se d¨¦ cuenta de que es un disparate?
No estoy prediciendo ninguna de estas cosas, y cuando llegue la pr¨®xima gran crisis probablemente vendr¨¢ de alguna direcci¨®n que a m¨ª no se me habr¨ªa ocurrido. Pero cuando se produzca, necesitaremos una respuesta coherente y eficaz de las autoridades, y no solo de los bancos centrales.
Imaginemos que uno de esos sucesos ocurre pronto. ?Cu¨¢nta confianza tendr¨ªan ustedes en el equipo de Donald Trump y Steve Mnuchin? ?Cu¨¢nto liderazgo podr¨ªa ejercer la debilitada Angela Merkel en una Europa fragmentada?
Se podr¨ªa pensar que estas preocupaciones pesar¨ªan en los mercados incluso ahora. Pero por la raz¨®n que sea, los inversores est¨¢n en modo ¡°nada de lo que preocuparse¡±. Y esperemos que tengan raz¨®n, que cuando ocurra algo, realmente tengamos personas cuerdas al mando.
Paul Krugman es Nobel de Econom¨ªa de 2008.
?The New York Times
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