Alemania es la gran esperanza
El europe¨ªsmo rampante de Schulz augura una posible coalici¨®n de gran solidez para la eurozona
La primavera europea iniciada hace un a?o con la sucesiva derrota de los populismos (aunque no destrucci¨®n: siguen influyendo) puede tener un espl¨¦ndido desenlace.
As¨ª ser¨¢ si fructifica la nueva Gran Coalici¨®n democristiana-socialdem¨®crata en Alemania, que el domingo pasar¨¢ su segundo filtro en un congreso del partido de izquierda. El preacuerdo de los negociadores exhibe flancos negativos: las restrictivas cuotas inmigratorias, la benignidad fiscal con las rentas altas.
Pero propone tambi¨¦n un extraordinario programa econ¨®mico europeo. Debido a que Martin Schulz (SPD) ha recuperado la memoria. En campa?a solo apel¨® a la cuesti¨®n social. Al fraguar el (eventual) programa de gobierno, se ha acordado al fin de que ¨¦l mismo era un emblema europe¨ªsta.
Por eso el primer cap¨ªtulo de su pacto con Angela Merkel (CDU) versa sobre Europa; le dedica cuatro p¨¢ginas; incluye compromisos detallados de la Alemania futura. A¨²n no es un paquete, que estas cosas son laboriosas en Berl¨ªn: la gran coalici¨®n de 2013 fue precedida por dos meses de intensos debates (el ¨²ltimo, un marat¨®n de 17 horas); se necesitaron las aportaciones de 75 especialistas, que redundaron en un programa de gobierno de 185 p¨¢ginas, ratificado por el voto de 475.000 militantes socialistas.
El preprograma de gobierno es elocuentemente keynesiano y social porque apuesta a la inversi¨®n p¨²blica, alemana y europea (profundizando el plan Juncker); a los derechos sociales; a la lucha contra la evasi¨®n fiscal; a la tasa Tobin sobre las transacciones financieras.
Pero lo fundamental es que el plan incorpora dos propuestas econ¨®micas clave para fortalecer a la Uni¨®n Europea y para "resistir mejor a las crisis globales".
Una es el aumento del presupuesto comunitario, con "recursos espec¨ªficos para la estabilizaci¨®n econ¨®mica, la convergencia social y el apoyo a las reformas estructurales", como heraldo de un "presupuesto de inversi¨®n para la eurozona", en la que Berl¨ªn se prepara para "aumentar su contribuci¨®n". Es, m¨¢s que menos, la capacidad fiscal que se reclamaba.
Otra es un nuevo Fondo Monetario Europeo, como "desarrollo" del actual fondo de rescate o Mecanismo de Estabilidad. Atenci¨®n a dos atributos: quedar¨ªa "sujeto al control parlamentario" (de la Euroc¨¢mara) e "integrado en la ley europea". Esto es trascendental.
Lo es porque sintoniza con las propuestas m¨¢s federales de Bruselas, de Estrasburgo y del Par¨ªs de Emmanuel Macron. Y porque supone una marcha atr¨¢s en toda regla sobre las posiciones, recelosas y reaccionarias, del gran Wolfgang Sch?uble en su Non-paper for Paving the Way Towards a Stability Union, del pasado octubre.
Ese no-papel postulaba una "soluci¨®n intergubernamental, ahora", aunque pudiera evolucionar "gradualmente". Sujetar el FME a la ley europea supone comunitarizarlo y dar al Ejecutivo de Bruselas y al Legislativo de Estrasburgo el papel preponderante deseable. Vigilemos c¨®mo evoluciona este pacto.
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