Desolaci¨®n y barcos varados por el veto a la chirla en Huelva y C¨¢diz
El exceso de captura condena al par¨®n ¡®sine die¡¯ a 96 embarcaciones y 291 marineros en el golfo de C¨¢diz
"Me quedan solo d¨ªas de ir a la mar. Luego me quedo sin nada y con una familia que mantener. No querr¨ªa por mi hija, pero si me tengo que ir a Alemania a trabajar, lo har¨¦". Marcos Salas, de 38 a?os y rostro moreno cuarteado por el sol, exhala con la mirada clavada en el imponente atardecer por Do?ana. A pocos pasos, en el cantil del muelle del puerto pesquero de Sanl¨²car, el que todav¨ªa es su jefe y armador de barco, Juan Carlos S¨¢inz, reparte responsabilidades: "En esto que est¨¢ pasando cada uno tiene su culpa".
El sector de la pesca de la chirla est¨¢ desolado y no lo oculta. La sobreexplotaci¨®n del caladero de este molusco en el golfo de C¨¢diz ha obligado a su cierre sin fecha de reapertura. Ahora, entre el desafuero vivido y la desesperaci¨®n presente, hasta 96 embarcaciones y 291 marineros se preguntan qu¨¦ ser¨¢ de su futuro.
Tras una reuni¨®n con el sector el pasado lunes, la Consejer¨ªa de Agricultura y Pesca de la Junta de Andaluc¨ªa hizo ayer oficial la prohibici¨®n al publicar la resoluci¨®n. Entretanto, marineros y armadores como Salas y S¨¢inz han aprovechado los ¨²ltimos d¨ªas para desembarcar los ¨²ltimos kilos de chirla mientras mascaban, desanimados, lo que se les ven¨ªa encima.
"Estamos medio locos, muertos. Esto es quedarte en cueros", reconoc¨ªa con preocupaci¨®n Francis Medero, uno de los marineros onubenses que el mi¨¦rcoles culminaban su faena en Sanl¨²car antes de quedarse en el paro. No es para menos. El cierre del caladero va para largo e impacta de lleno en una flota especializada en exclusividad en la pesca de este molusco y repartida entre el puerto gaditano (16 barcos) y los de Isla Cristina y Punta Umbr¨ªa (con 40 barcos cada uno), en Huelva.
Que la chirla se encontraba en una delicada situaci¨®n no era un secreto para nadie. En noviembre de 2016, la Junta ya prohibi¨® las capturas. La medida se extendi¨® hasta el pasado julio, cuando la administraci¨®n opt¨® por compatibilizar la recuperaci¨®n del caladero con la obtenci¨®n de unos ingresos m¨ªnimos en una pesquer¨ªa que llevaba m¨¢s de seis meses con los barcos amarrados. "Reabri¨® con el compromiso de que no se pod¨ªan pescar m¨¢s de 120 kilos por d¨ªa y barco y con restricciones tres horas al d¨ªa", detalla Jos¨¦ Carlos Mac¨ªas, t¨¦cnico de la Cofrad¨ªa de Pescadores de Sanl¨²car.
Ignorar las restricciones
Pero cuando Manuel Robles introdujo la draga de su barco en el mar para capturar las primeras chirlas, en las zonas arenosas de la desembocadura del Guadalquivir, vio que algo no iba bien. "No se hab¨ªa recuperado cuando, antes, con dos meses de veda era suficiente", relata el armador, preocupado ahora por tener que paralizar ocho barcos y despedir a 27 trabajadores. No fue el ¨²nico que advirti¨® la carest¨ªa y m¨¢s de uno decidi¨® saltarse las restricciones iniciales, como reconoce Mac¨ªas: "El compromiso dur¨® un mes. Luego unos cuantos empezaron a incumplir. Se pasaban de las horas o se met¨ªan en la zona de reserva de pesca del R¨ªo Guadalquivir, donde no pod¨ªan estar".
El efecto contagio no tard¨® en llegar y en la flota imper¨® una desesperada huida hacia delante. "Si en un matrimonio a veces no se ponen de acuerdo, c¨®mo lo van a hacer cien t¨ªos con muchas envidias", tercia con enfado S¨¢inz. En las cajas verdes de los barcos (como se conoce coloquialmente al Sistema de Localizaci¨®n y Seguimiento de Embarcaciones Pesqueras Andaluzas) comenzaron a acumularse cientos de infracciones de unos y otros. Hasta tal punto, que en la reuni¨®n en la que se comunic¨® el cierre del caladero, la Junta inform¨® de que un barco hab¨ªa llegado a acumular hasta m¨¢s de 1.000 incumplimientos en los ¨²ltimos seis meses.
Con buena parte de la costa onubense sin chirlas que pescar, la actividad de la mayor parte de los barcos-draga se ha concentrado estos ¨²ltimos d¨ªas en las inmediaciones de Sanl¨²car. All¨ª, Medero, antes de regresar con su barco a Isla Cristina, prefer¨ªa no se?alar a nadie con el dedo: "Ninguno hemos sido santos". Sin embargo, algunas voces cr¨ªticas como S¨¢inz, se preguntan: "Si algunos barcos no han cumplido, ?por qu¨¦ la Junta no lo ha gestionado mejor y antes?".
Con las culpas repartidas entre unos y otros, el sector espera que este cierre sea el m¨¢s largo al que se ha enfrentado. Tanto que la Consejer¨ªa ha preferido no especificar su final y tan solo apunt¨® en la reuni¨®n que los informes cient¨ªficos ¡ªelaborados por el Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa (IEO)¡ª vaticinan que la recuperaci¨®n podr¨ªa tardar 18 meses. Mientras que los datos de rendimiento cambian, la Consejer¨ªa ha anunciado una ayuda a¨²n por determinar para los tripulantes.
Demasiado tiempo para una cofrad¨ªa, la de Sanl¨²car, que con la p¨¦rdida de la chirla va a ver mermado un 20% su actividad de 5.000 toneladas de pescado y mariscos anuales. Tambi¨¦n para Robles y el resto de armadores, que ven c¨®mo sus barcos se quedan sin actividad durante meses. Pero, ante todo, el plazo se antoja excesivo para trabajadores como Medero que, despu¨¦s de quedarse sin prestaci¨®n de desempleo de la anterior prohibici¨®n, ahora asumen un futuro especialmente incierto. "Llev¨¢bamos meses anunciando que esto pasar¨ªa. Pierde la flota, pierden los pescadores y pierde el pueblo", sentencia Jos¨¦ Carlos Mac¨ªas.
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