El eslab¨®n perdido entre Keynes y Gramsci
Piero Sraffa, traducido en Espa?a por Luis ?ngel Rojo, fue el nexo entre el economista brit¨¢nico y el fil¨®sofo italiano
Uno fue el mayor renovador del pensamiento econ¨®mico del siglo XX; lord brit¨¢nico perteneciente a la alta sociedad, anticomunista furibundo (sobre todo despu¨¦s de que visitase la Uni¨®n Sovi¨¦tica), personalidad conservadora a pesar del papel central que han desempe?ado sus textos en el desarrollo de las alternativas socialdem¨®cratas, John Maynard Keynes siempre quiso salvar al capitalismo de sus excesos. El otro, Antonio Gramsci, fue fundador del Partido Comunista Italiano, su obra en la c¨¢rcel (encerrado por Mussolini hasta su muerte, sometido a vejaciones y malos tratos) influy¨® poderosamente en la renovaci¨®n del marxismo occidental y ahora lo hace en algunos de los partidos de la ¡°nueva pol¨ªtica¡±.
?Qu¨¦ les uni¨®?, ?por qu¨¦ Keynes se interes¨® especialmente por la enfermedad parda del sur de Europa y, sobre todo, por la tragedia personal de Gramsci?, ?qu¨¦ hizo que Gramsci demandara constantemente a sus amigos para que le abasteciesen de los trabajos que produc¨ªa en Cambridge el economista brit¨¢nico? La clave es Piero Sraffa, un economista turin¨¦s cuya obra principal, Producci¨®n de mercanc¨ªas por medio de mercanc¨ªas, fue traducida en Espa?a por un joven, entonces desconocido, llamado Luis ?ngel Rojo, que a?os despu¨¦s ser¨ªa gobernador del Banco de Espa?a.
Sraffa naci¨® en 1898, se licenci¨® en Derecho y prepar¨® su tesis bajo la direcci¨®n del catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica (luego gobernador del Banco de Italia y presidente de la Rep¨²blica italiana) Luigi Einaudi. A principios de la d¨¦cada de los a?os veinte del siglo pasado viaja a Reino Unido, que se convertir¨¢ en su segunda patria, y coincidir¨¢ con Keynes; antes, al conseguir la c¨¢tedra en Italia, conocer¨¢ a Gramsci en la universidad. Ya est¨¢ el nexo de uni¨®n. Sraffa, que mantuvo siempre su independencia pol¨ªtica (fue lo que en la tradici¨®n comunista se ha denominado un compa?ero de viaje), ayud¨® mucho a Gramsci, que le defini¨® como un intelectual de formaci¨®n dem¨®crata-liberal, es decir, ¡°normativa y kantiana, no marxista y no dial¨¦ctica¡±.
Piero Sraffa, traducido en Espa?a por Luis ?ngel Rojo, fue el nexo entre el economista brit¨¢nico y el fil¨®sofo italiano
A finales de los veinte, asfixiado por el fascismo, Sraffa abandona Italia y se instala definitivamente en Cambridge, donde desarrollar¨¢ toda su carrera y vivir¨¢ hasta el final de sus d¨ªas. En su exilio (nunca abandonar¨¢ la nacionalidad italiana) combatir¨¢ el encarcelamiento de Gramsci y de otros muchos escritores a los que Mussolini limit¨® su libertad de expresi¨®n. Adem¨¢s escribi¨® diversos art¨ªculos cr¨ªticos sobre la econom¨ªa italiana, que llenaron de ira al Duce. Mussolini dirigir¨¢ un telegrama al padre de Sraffa, rector de universidad, en el que calificaba tales art¨ªculos como ¡°un acto de terrorismo bancario, puro y duro, y un acto de sabotaje de las finanzas italianas¡±. El telegrama preanunciaba lo que pod¨ªa pasarle a Sraffa si volv¨ªa a Italia.
Nada m¨¢s instalarse en la universidad brit¨¢nica, inici¨® una campa?a de propaganda a favor de la liberaci¨®n de Gramsci y sus compa?eros. A pesar de la separaci¨®n f¨ªsica, nunca olvidar¨¢ al l¨ªder intelectual de los comunistas italianos. Hasta la muerte de ¨¦ste de una congesti¨®n cerebral en 1937, Sraffa le proporcionar¨¢ todo tipo de materiales sobre el debate econ¨®mico que se estaba generando en el periodo entre las dos guerras mundiales y, sobre todo, el que se estaba originando con extraordinaria brillantez en Cambrid?ge, con una generaci¨®n incomparable de economistas como Joan Robinson, Nicholas Kaldor, Maurice Dobb, Hicks o Robertson, adem¨¢s de Keynes o el propio Sraffa.
Jam¨¢s acept¨® cargos pol¨ªticos o acad¨¦micos, y sus opiniones eran o¨ªdas por Wittgenstein, Hayek o Schumpeter
As¨ª pues, el economista italiano es el eslab¨®n perdido entre Lord Keynes y un comunista tuberculoso y deforme f¨ªsicamente como Gramsci. Sraffa fue un personaje peculiar. Intelectual semi¨¢grafo (toda su obra reunida apenas llega a las 300 p¨¢ginas y su ¨²nico libro, Producci¨®n de mercanc¨ªas¡, apenas supera los 100 folios), tampoco le gustaba dar conferencias e intervenir de forma publica en las reuniones de economistas. Seg¨²n Kaldor, con quien comparti¨® muchas tertulias cient¨ªficas en el C¨ªrculo de Cambridge, Sraffa ¡°ten¨ªa un ingenio sutil y muy personal, la capacidad de ofrecer respuestas totalmente inesperadas a los puntos suscitados en la discusi¨®n¡±. En el Trinity College discut¨ªa junto a personalidades como Joan Robinson (se dec¨ªa que Sraffa era la ¨²nica persona a la que tem¨ªa dial¨¦cticamente), Hicks, Keynes, Kaldor, Dobb, Wittgenstein, Hayek o Schumpeter. Contribuy¨® dentro de ese ambiente a las discusiones preparatorias de uno de los libros de econom¨ªa m¨¢s importantes de todos los tiempos: la Teor¨ªa general del empleo, el inter¨¦s y el dinero, de Keynes, publicado en 1936. En la d¨¦cada de los treinta, siendo director de la Biblioteca Marshall de Cambridge, y con la colaboraci¨®n de su amigo Maurice ?Dobb, se dedic¨® a preparar una edici¨®n de las obras completas de David Ricardo; en esa tarea, encargada por la Royal Economic Society, emple¨® dos d¨¦cadas de su vida, al cabo de las cuales aparecieron los nueve tomos ricardianos.
Con esa idiosincrasia fue coherente su decisi¨®n de no aceptar jam¨¢s puestos pol¨ªticos ni cargos acad¨¦micos. En 1963, ?Sraffa se jubil¨® y continu¨® como catedr¨¢tico em¨¦rito en el Trinity College hasta su muerte, 20 a?os despu¨¦s. A pesar de su vinculaci¨®n con Cambridge, Piero ?Sraffa no abandon¨® nunca su matriz italiana. A su muerte en 1986, el presidente italiano, el socialista Sandro Pertini, lo despidi¨® con estas palabras: ¡°Fue el heredero genial y el renovador de una gran tradici¨®n del pensamiento econ¨®mico, un profesor ilustre para generaciones de estudiantes, un monumento a la cultura europea democr¨¢tica y antifascista, un militante activo de la lucha por el desarrollo de la civilizaci¨®n democr¨¢tica. Ha muerto un gran italiano en el que se fund¨ªan en una sola pieza el genio cient¨ªfico y la m¨¢s alta conciencia moral y pol¨ªtica¡±.
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