Fraude fiscal y econom¨ªa sumergida: una realidad mal conocida
Los estudios m¨¢s recientes calculan la econom¨ªa negra en m¨¢s del 20%, y el fraude en un 5% o 6%
Existe un consenso amplio en la academia sobre la idea de que la econom¨ªa sumergida en Espa?a es superior a la media de los pa¨ªses de la OCDE. Y lo mismo ocurre con el fraude fiscal. Desafortunadamente, no sabemos con suficiente precisi¨®n cu¨¢nto m¨¢s, c¨®mo se distribuyen o d¨®nde se concentran; y esto nos frena para combatir ambos problemas. No existen estimaciones ni observatorios oficiales. Sin duda, el punto de partida de un Gobierno que quiera afrontar ambas lacras deber¨ªa ser la creaci¨®n de una comisi¨®n ministerial de expertos independientes, similar a la que se cre¨® en su d¨ªa para resolver las dudas sobre las balanzas fiscales.
Lo que s¨ª tenemos en Espa?a es un n¨²mero relativamente grande de investigaciones desarrolladas en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, fundamentalmente en el ¨¢mbito universitario. Con mucho esfuerzo y entusiasmo, los investigadores han intentado aproximarse a realidades particularmente dif¨ªciles de abordar: por definici¨®n, los que se mueven en estos mundos son reacios a dejar huella. Sin olvidar que no existe un consenso pleno sobre la mejor metodolog¨ªa a aplicar.
Con todas las cauciones anteriores, los trabajos m¨¢s recientes cuantifican la econom¨ªa sumergida en Espa?a en una cifra ligeramente superior al 20%. En cuanto al fraude fiscal, las estimaciones son incluso m¨¢s complejas y hay que tomarlas incluso con m¨¢s cuidado. En particular, las que parten de las cifras de econom¨ªa sumergida sit¨²an el l¨ªmite m¨¢ximo en el 5% o 6%. Un libro publicado hace unos d¨ªas por la Fundaci¨®n Funcas y que me toc¨® dirigir detalla estas cifras al hacer una suerte de ¡°estado de la cuesti¨®n¡±.
Ning¨²n pa¨ªs del mundo est¨¢ exento de padecer problemas de fraude y econom¨ªa sumergida. Es iluso pensar que podemos hacer aflorar toda la actividad econ¨®mica oculta. Pero s¨ª podemos y debemos mejorar; no hacerlo peor que Francia, Alemania o Reino Unido, por ejemplo.
Los tipos impositivos son hoy en Espa?a similares a nuestro entorno. La recaudaci¨®n no, por dos motivos fundamentales: el fraude y la extensi¨®n de beneficios fiscales de todo tipo. Sin duda, necesitamos una reforma a fondo de nuestro sistema fiscal que lo haga m¨¢s justo, eficiente y capaz de obtener los recursos suficientes para financiar la cartera de servicios p¨²blicos que desean los espa?oles, sin padecer un preocupante d¨¦ficit estructural como el que hoy tenemos. El punto de partida para esa reforma deber¨ªa ser el informe de la Comisi¨®n de expertos entregado en 2014, con todas las actualizaciones y matizaciones que sean precisas. En este caso, el siguiente paso ser¨ªa ponerse de acuerdo en el Parlamento sobre un nuevo sistema fiscal que le valga a los diferentes partidos. Una buena estructura com¨²n con flexibilidad para poder recaudar cantidades diferentes en funci¨®n de las preferencias pol¨ªticas del Gobierno de turno y los partidos que le dan respaldo.
Desafortunadamente, en lo que ata?e a la econom¨ªa sumergida y el fraude estamos en un estadio anterior. Tom¨¦moslo en serio. Sepamos a qu¨¦ nos enfrentamos y luego actuemos.
Santiago Lago Pe?as es director de GEN, grupo de investigaci¨®n de la Universidad de Vigo
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