¡°Que hagan huelga, pero que no nos tiren piedras¡±

En una de las sedes en Barcelona de la empresa de transporte Vector, el principal socio de Cabify en Espa?a, de los 250 veh¨ªculos con los que cuenta, 75 tiene desperfectos. Impactos de piedras en puertas y ventanas, ruedas pinchadas, restos de huevo y harina en parabrisas, la carrocer¨ªa rayada y cristales rotos. ¡°Es la guerra, cada vez nos da m¨¢s miedo que nuestros conductores salgan a trabajar¡±, aseguran los responsables de la empresa. En la capital catalana, donde la prudencia ya era necesaria seg¨²n los ch¨®feres, ahora es imperativa: la patronal de empresas que usan las licencias de veh¨ªculos con conductor denuncia que con la huelga de taxistas se han intensificado los ataques a coches que funcionan con Uber o Cabify. En el ?rea Metropolitana de Barcelona operan 1.035 coches con licencia VTC, frente unos 10.500 taxistas.

Las dos plataformas tecnol¨®gicas operan en las principales ciudades de Espa?a, pero es en Barcelona donde el sector ha visto como el conflicto con el taxi se ha recrudecido con m¨¢s virulencia. Desde el viernes, los taxistas est¨¢n acampados en la Gran V¨ªa y, aunque la protesta es pac¨ªfica, algunos grupos han atacado a coches con licencia VTC.

¡°El s¨¢bado llevaba a varios clientes cuando tres o cuatro personas se acercaron y me tiraron huevo y harina en el parabrisas con el coche en marcha. No ve¨ªa nada, y choqu¨¦ con un coche que se cruz¨® conmigo. Ahora me duele la espalda y llevo tres d¨ªas sin trabajar por el estr¨¦s¡±, cuenta Mohammed, uno de los conductores de la empresa barcelonesa.

Los conductores de veh¨ªculos de Cabify, Uber u otras plataformas de otras provincias tambi¨¦n han recibido amenazas y agresiones. ¡°Los taxistas dicen que tienen familia y que luchan por sus derechos, pero yo tambi¨¦n lo tengo que hacer. Yo, si los taxistas quieren hacer huelga, perfecto, pero que no me tiren piedras¡±, resume Mouloud, otro trabajador que, por 1.200 euros al mes, se enfrenta en las calles a un conflicto que no acaba de entender: ¡°Todos somos trabajadores, que nos dejen conducir¡±.

En la empresa hay cierto nerviosismo: desde hace poco los coches llevan c¨¢maras delante y detr¨¢s, y muchas veces hacen los servicios de dos en dos, ¡°para cubrirse las espaldas¡±. Jan tiene que llevar a una clienta de punta a punta de Barcelona. ¡°Es el camino m¨¢s corto, pero no podemos ir por la Gran V¨ªa, ah¨ª est¨¢n los taxistas acampados¡±, le recuerda por tel¨¦fono Gustav, su ¡°escolta¡± en este trayecto. ¡°Yo entiendo las reivindicaciones, aunque creo que hay mercado para todo el mundo. Lo que no entiendo es la violencia. Vas acongojado¡±, afirma este conductor holand¨¦s. Los taxistas tambi¨¦n han denunciado ataques por parte de las VTC. ¡°Es cierto que a algunos conductores les cuesta aguantar las provocaciones¡±, admite Gustav.