Los anillos de oro multiplican la fortuna
El patrimonio de las parejas casadas aumenta con fuerza por cada a?o de compromiso
?A mediados del siglo pasado era casi imposible zafarse del matrimonio. En palabras de la historiadora estadounidense Stephanie Coontz, era como "una apisonadora que aplastaba cualquier otra opci¨®n". Las personas un¨ªan su destino a edades muy tempranas. En los a?os cincuenta y sesenta del siglo XX ¡ªrecuerda The Economist¡ª las novias estadounidenses eran, por t¨¦rmino medio, demasiado j¨®venes para beber en su propia boda. En Europa, el continente viv¨ªa una locura por los matrimonios. No hace tanto, en 1972, el 87% de las mujeres galas entre 30 y 34 a?os estaban casadas. Hoy solo un 43% de las francesas que rondan los 30 a?os han contra¨ªdo ese v¨ªnculo. Pese a todo, sigue demostrando una fortaleza inesperada. Es un sector que mueve en el mundo 260.000 millones de euros y que a¨²n atrae a cientos de miles de parejas. El a?o pasado se vivieron en Espa?a 171.454 enlaces. La cifra anda lejos de los 204.772 de 2007. Sin embargo, entre medias transcurri¨® la mayor recesi¨®n de la historia.
De esas cenizas, el matrimonio emerge como un compromiso que multiplica el patrimonio familiar. El punto de partida es una paradoja. "Un matrimonio que funciona bien y cuyos dos c¨®nyuges ingresan dinero confiere m¨¢s beneficios econ¨®micos ahora que en el pasado. Lo opuesto sucede cuando solo aporta uno", reflexiona Coontz, que tambi¨¦n responsable de educaci¨®n p¨²blica del Council on Contemporary Families (Consejo de Familias Contempor¨¢neas) de Texas. "Sin embargo, tambi¨¦n tiene m¨¢s peligro para las mujeres que d¨¦cadas atr¨¢s. Esto se debe al mayor riesgo de divorcio". Y tambi¨¦n a renunciar ¡ªdemasiadas veces obligadas¡ª a una parte de su futuro. "Una mujer que sacrifica hoy su educaci¨®n o abandona una carrera prometedora para seguir a su esposo pagar¨¢ un precio econ¨®mico a largo plazo. Si llega un divorcio estar¨¢ en peor situaci¨®n que si hubiera invertido en su porvenir".
A veces las decisiones en la vida pesan como grilletes de plomo. Jay Zagorsky, investigador en la Universidad de Ohio, public¨® en 2005 el que quiz¨¢ sea el estudio (Marriage and Divorce's Impact on Wealth) m¨¢s completo que analiza la econom¨ªa del matrimonio. Rastre¨® la riqueza de una amplia poblaci¨®n a sus 20, 30 y 40 a?os y descubri¨® que el patrimonio de las parejas casadas aumentaba un 14% por cada a?o de compromiso. "En t¨¦rminos econ¨®micos es mejor estar casado que soltero porque dos adultos viviendo juntos ahorran m¨¢s dinero, comparten gastos como el alquiler del hogar o adquieren una casa", puntualiza Zagorsky.
El matrimonio muestra una resistencia inesperada en la sociedad occidental. La sorpresa es el tri¨¢ngulo nada equil¨¢tero que se dibuja entre educaci¨®n, matrimonio y fortuna. A trav¨¦s de toda Europa (excepto en B¨¦lgica) las mujeres con una formaci¨®n elevada tienen menos predisposici¨®n a tener hijos fuera de esa estructura. De hecho, en Estados Unidos, la educaci¨®n y el matrimonio se cogen de las manos. Pierre A. Chiappori, economista de la Universidad de Columbia, ha demostrado que los estadounidenses blancos son m¨¢s propensos a casarse con parejas del mismo nivel cultural. Un descubrimiento que habla de econom¨ªa y de injusticia. "El capital humano (conocimientos, destrezas, educaci¨®n) resulta m¨¢s importante que nunca. El enorme incremento de la desigualdad en el mundo se debe en gran medida a la diferencia de aumento salarial entre la gente educada y no educada", advierte Chiappori. Como la ense?anza de los hijos depende mucho de la formaci¨®n de ambos progenitores resulta muy importante para los padres educados casarse con un c¨®nyuge educado. ?Cu¨¢les son las consecuencias de esta sociedad claustrof¨®bica y horizontal? "B¨¢sicamente un aumento de la injusticia. Los chicos de un contexto privilegiado reciben m¨¢s y m¨¢s educaci¨®n, algo que se traspasar¨¢ a las pr¨®ximas generaciones cebando lo que llamo la 'espiral de la inequidad", sostiene el docente.
La injusticia se expande como un b¨¢lsamo aplicado por un dios negligente y casarse en algunos pa¨ªses es un acuerdo que se sella con dinero en vez de con sentimientos. "En Estados Unidos existe una brecha", alerta W. Bradford Wilcox, profesor de sociolog¨ªa de la Universidad de Virginia, "entre los matrimonios de personas formadas en la universidad, que mantienen una relaci¨®n m¨¢s estable, y el resto, cuyo compromiso resulta m¨¢s fr¨¢gil". La explicaci¨®n de esta fractura es darwinismo econ¨®mico. "Los universitarios disfrutan de mejores sueldos y mayor estabilidad laboral que las personas con menor formaci¨®n. Estos ¨²ltimos resultan menos atractivos como maridos y adem¨¢s tienen tasas inferiores de matrimonio y superiores de divorcio".
A largo plazo, la combinaci¨®n de todas esas din¨¢micas da resultados sorprendentes. "Cuando llegan a los 50, las parejas casadas generalmente tienen tres veces m¨¢s activos que sus hom¨®logos solteros", estima Wilcox en la publicaci¨®n World Finance.
El mundo cambia en un rel¨¢mpago y resulta irreconocible. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses ricos cuanto m¨¢s formada es la mujer mayor es su propensi¨®n a no tener hijos. Y es perfectamente feliz. Adem¨¢s, casi todas las parejas ahora viven juntas antes de casarse y de esta forma conocen mejor qu¨¦ pueden esperar del otro. Se comprometen de maneras distintas. Daniel Carlson, soci¨®logo en la Universidad de Utah, defiende que las parejas que comparten las responsabilidades del cuidado de los ni?os y los deberes de la casa de forma equitativa tienen una vida m¨¢s plena. "B¨¢sicamente porque esta mirada promueve un sentimiento de trabajo en equipo. Con valores como la comunicaci¨®n, la cooperaci¨®n o una visi¨®n com¨²n", sostiene. Dos en la carretera.
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