La jungla de los microcr¨¦ditos online en China deja a millones sin ahorros
Decenas de millones de ciudadanos pierden su dinero debido al fraude y la insolvencia en el negocio, mientras Pek¨ªn aplaca cualquier atisbo de protesta
Xie, de 29 a?os y que prefiere identificarse solo por su apellido, ha perdido los ahorros de toda su familia despu¨¦s de que la plataforma de microcr¨¦ditos online china Zhang Yue Li Cai dejase de operar repentinamente este julio. Atra¨ªda por las nada despreciables ganancias a corto plazo, en diciembre invirti¨® hasta 400.000 yuanes (algo m¨¢s de 50.000 euros) para que esta empresa los prestara a otras. Menos de un a?o despu¨¦s, Xie no solamente da por imposible recuperar el dinero perdido, sino que siente la persecuci¨®n de las autoridades chinas, que se han desvinculado de unas pr¨¢cticas que mezclan la mala gesti¨®n, el fraude y los esfuerzos de Pek¨ªn para controlar los riesgos de su sector bancario en la sombra.
Zhang Yue Li Cai era una de las plataformas llamadas P2P (Peer-to-Peer) en China, un negocio de microcr¨¦ditos con ¨ªnfima regulaci¨®n y baj¨ªsimas barreras de entrada. El funcionamiento es, a priori, sencillo: los ahorradores ponen su dinero a disposici¨®n de estos intermediarios, que lo prestan a otros individuos o empresas sedientas de cr¨¦dito. Para los primeros, la recompensa era un inter¨¦s anual de entre el 6% y el 14%, unas ganancias dif¨ªciles de ganar actualmente en Bolsa o en el sector inmobiliario e imposibles de lograr en un dep¨®sito bancario al uso. Para los segundos, sobre todo para las pymes, era una v¨ªa de conseguir financiaci¨®n cuando los canales tradicionales cierran el grifo.
En los ¨²ltimos a?os se han registrado m¨¢s de 6.000 empresas de este tipo. Unos cincuenta millones de personas han puesto dinero en ellas, formando un negocio valorado en 170.000 millones de euros, seg¨²n c¨¢lculos de Bloomberg. Pek¨ªn, consciente del descontrol del sector, decidi¨® hace dos a?os empezar a regularlas. Las autoridades dieron margen hasta este junio para que probaran que estaban cumpliendo estrictamente con su funci¨®n: ser simplemente intermediarios entre prestadores y prestatarios. La realidad es que muchas agruparon esos fondos y actuaron como si fueran una entidad bancaria, invirti¨¦ndolos en otros productos financieros. Otros simplemente robaron. Con la nueva supervisi¨®n y el endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria en China que ha encarecido el cr¨¦dito, estas empresas han empezado a caer como fichas de domin¨® en un momento de desaceleraci¨®n del crecimiento econ¨®mico, un mercado burs¨¢til en horas bajas y las tensiones comerciales con Estados Unidos en m¨¢ximos.
Parte de los ahorros de Xie, unos 10.000 euros que le habr¨ªan dado un 10% de inter¨¦s al cabo de un a?o, fueron a parar a una empresa dedicada a la log¨ªstica radicada en Shangh¨¢i, seg¨²n el contrato digital que firm¨® con Zhang Yue Li Cai. El tel¨¦fono de contacto de esta empresa no existe, como tampoco el de la supuesta aseguradora con base en Shenzhen que garantizaba la transacci¨®n. La plataforma P2P adopta en su p¨¢gina web una p¨¢tina de legalidad, presumiendo de certificados, premios y art¨ªculos en los medios de comunicaci¨®n sobre su solvencia. Ten¨ªa incluso la garant¨ªa de un acuerdo con un banco local ¨Cde propiedad p¨²blica- en el que supuestamente depositaba el dinero de los inversores. Cuando en junio Xie se dio cuenta de que sus ahorros corr¨ªan peligro, se present¨® a las oficinas de Zhang Yue Li Cai, donde solamente quedaban algunos empleados rasos que reclamaban sueldos pendientes, mientras los dos principales gestores se han fugado al extranjero. El banco donde deb¨ªa estar su dinero le inform¨® de que hab¨ªa roto el acuerdo con la plataforma d¨ªas antes. En solamente dos a?os de existencia, Zhang Yue Li Cai llev¨® a cabo transacciones por valor de casi 380 millones de euros.
Las quiebras se han precipitado en las ¨²ltimas semanas, con m¨¢s de un centenar de cierres en julio y otros tantos en lo que va de agosto. Seg¨²n una p¨¢gina web especializada en el sector, pr¨¢cticamente 2.300 plataformas est¨¢n en problemas. La mitad de ellas han congelado las retiradas de efectivo por falta de liquidez, la otra ha visto como sus propietarios se han fugado presumiblemente con el dinero de los inversores. En lo macroecon¨®mico, el estallido del sector no representa una amenaza directa para la econom¨ªa de China por su tama?o relativamente reducido. Sin embargo, en lo micro, decenas de millones de familias de todo el pa¨ªs se han quedado sin sus ahorros.
El regulador competente en China ha decidido no intervenir con el objetivo de disipar la extendida visi¨®n de que las autoridades deben garantizar las p¨¦rdidas de las inversiones de alto riesgo. El responsable de la comisi¨®n bancaria, Guo Shuqing, advirti¨® en este sentido de que los inversores ¡°deben estar preparados para perder todo su dinero¡± si el retorno anunciado supera el 10% anual. El contrato que Xie firm¨® advierte del riesgo, pero ella alega que la presencia del banco local de titularidad p¨²blica como garant¨ªa concierne directamente a Pek¨ªn en el asunto. El regulador bancario no respondi¨® a las preguntas de este peri¨®dico sobre el caso. En 2015, un reportaje del principal informativo de la cadena estatal CCTV promovi¨® estas plataformas, calific¨¢ndolas de ¡°servicio financiero eficiente¡±.
Para las autoridades chinas, el asunto se ha convertido en un problema de estabilidad social y para combatirlo ha realizado una impresionante demostraci¨®n de fuerza sobre c¨®mo evitar las protestas antes de que se visibilicen. La falta de respuesta incluso por parte de la polic¨ªa a las denuncias de los afectados les llev¨® a organizar una manifestaci¨®n masiva en Pek¨ªn el lunes 6 de agosto. La marcha, en la que iban a participar miles de personas, no lleg¨® a producirse: las fuerzas de seguridad acordonaron varias calles alrededor del edificio del regulador bancario y dispersaron a los all¨ª congregados sin que pudieran ni siquiera juntarse, mientras muchos otros fueron interceptados, en algunos casos de forma violenta, directamente en sus lugares de origen o camino de Pek¨ªn, a bordo de aviones y trenes, y enviados de vuelta a casa.
¡°Primero no nos prestaron mucha atenci¨®n. Pero d¨ªas antes (de la marcha en Pek¨ªn) nos pidieron ir a comisar¨ªa con la promesa de que abr¨ªan una investigaci¨®n. Pero lo que hicieron fue registrar nuestro n¨²mero de identidad en el sistema y hacernos firmar una declaraci¨®n en la que prometimos no ir a Pek¨ªn a manifestarnos¡±, dice Xie, que no se atrevi¨® a emprender el viaje desde Suzhou, una ciudad en el este del pa¨ªs. Los que s¨ª lo hicieron est¨¢n ya en una cada vez m¨¢s larga lista negra de personas que, seg¨²n la paranoica visi¨®n del Gobierno, atentan contra la estabilidad social en China. ¡°Somos v¨ªctimas y nos tratan como a criminales¡±, sostiene.
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