Las grandes capitales de Europa y EE UU tambi¨¦n plantan cara a Airbnb
Par¨ªs, Berl¨ªn, Roma o Nueva York impulsan registros obligatorios, multas a los incumplidores o impuestos a los visitantes
Los servicios de Competencia dieron el martes un serio toque de atenci¨®n a los Ayuntamientos de Madrid, Bilbao y San Sebasti¨¢n por limitar el alquiler de viviendas tur¨ªsticas. Pero no solo los municipios espa?oles tratan de poner coto a Airbnb, Homeaway y plataformas similares. Hace tiempo que las grandes capitales del turismo se esfuerzan por controlar un fen¨®meno que sube precios y expulsa vecinos. Las diversas iniciativas legislativas han tenido, por ahora, un resultado desigual.
Registros obligatorios de viviendas para turistas; multas de hasta 500.000 si no se da de alta el piso; impuestos que gravan al visitante, tanto si duerme en un hotel o en Airbnb... Ciudades como Par¨ªs, Berl¨ªn o Nueva York avanzan, con matices y acentos propios, en la misma direcci¨®n. Adem¨¢s, 12 ciudades europeas (entre ellas, Madrid y Barcelona) lanzaron el 5 de julio una iniciativa ante la Comisi¨®n Europea para hacer valer su posici¨®n frente a las plataformas de alquiler vacacional.
Par¨ªs. El pulso entre Par¨ªs y las plataformas de alquiler de vivienda tur¨ªstica viene de lejos, y puede acabar en una larga batalla judicial. Tras Nueva York, la capital francesa es la ciudad m¨¢s visitada por usuarios de Airbnb y la que tiene m¨¢s oferta: m¨¢s de 60.000 pisos solo en el Par¨ªs intramuros. De los 30 millones de viajeros que desde 2012 han usado esta web en Francia, ocho millones lo han hecho en la capital
El problema: por su alt¨ªsimo precio inmobiliario, el 60% de los residentes en Par¨ªs son inquilinos. La alcaldesa, la socialista Anne Hidalgo, estima que los pisos tur¨ªsticos est¨¢n afectando a la ya de por s¨ª escasa oferta inmobiliaria, algo que Airbnb niega. Y por eso hace tiempo que trata de limitar su actividad. Seg¨²n el Ayuntamiento, Par¨ªs ha perdido 20.000 viviendas de alquiler tradicional en estos cinco a?os, la mayor parte para apartamentos tur¨ªsticos.
Desde el 1 de diciembre de 2017, es obligatorio registrar toda vivienda destinada a este negocio. La idea es controlar que ning¨²n piso excede el l¨ªmite de 120 noches por a?o establecido en 2014 para el alquiler temporal de viviendas principales. El Ayuntamiento ha lanzado este a?o advertencias al considerar que las plataformas, especialmente Airbnb, no cumpl¨ªan este requisito, ya que hasta mayo solo se hab¨ªan registrado 18.259 viviendas.
Finalmente, en abril anunci¨® una demanda contra Airbnb, Wimdu y Paris Attitude por no cumplir las normas. El consistorio busca que se multe con 1.000 euros por d¨ªa el retraso en retirar los anuncios que no respeten la normativa y otros 5.000 euros por infracci¨®n y por d¨ªa si aparecen nuevos anuncios sin n¨²mero de registro. Las plataformas respondieron en junio con dos cuestiones prioritarias de constitucionalidad ante el Tribunal de Gran Instancia de Par¨ªs.
Londres. El mercado de viviendas tur¨ªsticas en Londres ha sido de los que m¨¢s creci¨® para Airbnb desde la desregularizaci¨®n del sector en 2015. La normativa aprobada entonces elimin¨® la exigencia de un permiso para cada estancia, si bien impuso un l¨ªmite de 90 noches al a?o a los particulares que alquilen habitaciones o todo el inmueble.
Los propietarios de las viviendas pueden ingresar por alquilar hasta 7.500 libras (unos 8.300 euros) al a?o exentas de impuestos, aunque no todos se acogen a esa ventaja porque entonces no se les permitir¨ªa desgravar gastos. Una nueva legislaci¨®n en tr¨¢mite en el Parlamento ¡ªprevista para que entre en vigor en abril de 2019¡ª a?adir¨¢ otra exigencia a los que deseen esa exenci¨®n fiscal: uno de los propietarios deber¨¢ residir tambi¨¦n all¨ª durante al menos una parte del periodo de alquiler a turistas. Las estimaciones del sector cifran en unos 20.000 el n¨²mero de alquileres por semana, con signos de mengua en el centro de Londres, mientras se mantiene un fuerte crecimiento en los barrios perif¨¦ricos.
Berl¨ªn. Desde el pasado 1 de agosto, los berlineses que ofrecen habitaciones y pisos por Airbnb est¨¢n obligados a registrarse ante las autoridades y obtener un permiso que cuesta 225 euros. Con esta ley, se busca una visi¨®n completa de un negocio en el que reg¨ªan medidas poco claras. La aprobaci¨®n y el n¨²mero de registro representan el primer obst¨¢culo al que deber¨¢n hacer frente los propietarios. Quien alquile un piso y desee subarrendarlo necesitar¨¢, aparte del registro, el permiso del propietario. Una oferta sin numero de registro conlleva multas de hasta 500.000 euros.
Los que alquilen el 50% o m¨¢s de la superficie total de su residencia principal durante un periodo corto deber¨¢n registrarse. Para la segunda vivienda tambi¨¦n har¨¢ falta un permiso concedido por un m¨¢ximo de 90 d¨ªas al a?o. En cambio, el alquiler de una habitaci¨®n en la casa principal propia todav¨ªa no requiere de un permiso si la superficie es inferior al 50% del total. La nueva reglamentaci¨®n no parece preocupar a los que alquilan sus pisos o habitaciones. Hasta el lunes pasado, seg¨²n la oficina del distrito Friedrichshain-Kreuzberg, donde Airbnb ofrece m¨¢s de 300 alojamientos, solo se hab¨ªan recibido 150 solicitudes de n¨²mero de registro.
Roma. Italia aprob¨® en 2017 la introducci¨®n de la tasa Airbnb, un impuesto del 21% sobre los arrendamientos por periodos cortos, similar a la que se paga por los arrendamientos de larga duraci¨®n desde 2011 y que ha conseguido reducir considerablemente la evasi¨®n fiscal. Desde el primer momento, Airbnb proclam¨® que no pagar¨ªa este canon y recurri¨® la medida ante la justicia; con escaso ¨¦xito por ahora.
A esto se a?ade otro impuesto sobre la estancia tur¨ªstica, regulado directamente por cada ciudad. En Roma es de 3,5 euros por d¨ªa hasta un m¨¢ximo de 10 d¨ªas para los alquileres vacacionales. En Tur¨ªn se pagan 2,3 euros al d¨ªa, dos en Mil¨¢n y uno en Florencia.
En ciudades como Roma, Florencia o G¨¦nova el anfitri¨®n tiene que comunicar al Ayuntamiento que alquila su vivienda con fines tur¨ªsticos, as¨ª como enviar la lista de hu¨¦spedes a los cuerpos de seguridad. Si el anfitri¨®n no reside en la vivienda que alquila, necesitar¨¢ una licencia espec¨ªfica y estar¨¢ sometido a una serie de controles por entrar en la categor¨ªa de alojamiento extrahotelero. Para alquileres inferiores a 30 d¨ªas, los particulares tienen que firmar un contrato escrito con los hu¨¦spedes y no pueden ofrecer servicios adicionales como comidas o limpieza. El proceso para alquilar con fines tur¨ªsticos un espacio de la propia vivienda pasa por someterse a una burocracia compleja con autorizaciones y comunicaciones seg¨²n diferentes leyes que en ocasiones se solapan, incluso en la misma regi¨®n. En la propia p¨¢gina de Airbnb se aconseja a quienes quieran convertirse en anfitriones que se dirijan a un gestor que les pueda orientar y ayudar con los tr¨¢mites.
Nueva York. Con San Francisco, son las dos grandes ciudades de EE?UU con las regulaciones m¨¢s severas contra Airbnb y otros servicios de alquiler temporal. El consejo municipal de Nueva York, el mayor mercado dom¨¦stico para Airbnb, aprob¨® en julio una ley que obliga a la compa?¨ªa a facilitar mensualmente el nombre de sus usuarios, direcciones postales y detallar si subarriendan una habitaci¨®n o apartamento entero. El objetivo es garantizar el cumplimiento de una ley estatal que proh¨ªbe alquilar un apartamento menos de 30 d¨ªas a no ser que el propietario resida all¨ª mientras acoge hu¨¦spedes.
Se calcula que hasta la mitad de propiedades de Airbnb pueden quedar vetadas en Nueva York. Ser¨ªa la misma proporci¨®n que se registr¨® en San Francisco tras entrar en vigor en 2016 una ley que obliga a todos los que acogen a visitantes a obtener una licencia empresarial, y en general solo permite subalquilar la vivienda de residencia permanente. Airbnb, que naci¨® hace 10 a?os en San Francisco, intent¨® frenar la ley en los tribunales, pero acab¨® llegando a un acuerdo con la ciudad, por el cual acept¨® registrar todas sus viviendas en oferta.
Tanto en Nueva York como en San Francisco el objetivo de las autoridades es acotar el subalquiler de apartamentos a turistas durante pocos d¨ªas porque consideran que afecta a los precios de los ¡ªya elevados¡ª alquileres convencionales. El debate tambi¨¦n ha calado fuera de los Ayuntamientos. Una quincena de Estados norteamericanos debatieron este a?o leyes para regular servicios como el de Airbnb aunque por ahora solo una de las normas, de Indiana, ha acabado siendo aprobada. La ley permite que se cobren tasas e impuestos a los propietarios de espacios de Airbnb, pero proh¨ªbe a las ciudades vetar los subalquileres del apartamento en el que vive regularmente el propietario.
Con informaci¨®n de Silvia Ayuso (Par¨ªs), Patricia Tubella (Londres), Enrique M¨¹ller (Berl¨ªn), Lorena Pacho (Roma) y Joan Faus (Washington).
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