Europa se prepara para el segundo asalto
El pr¨®ximo 15 de octubre la Comisi¨®n tendr¨¢ sobre la mesa las cuentas de los Estados miembros y calibrar¨¢ la magnitud del desaf¨ªo italiano
Bruselas tiene otra fecha en rojo en su ya intrincado calendario: el 15 de octubre. Ese d¨ªa la Comisi¨®n Europea tendr¨¢ en sus manos los borradores de las cuentas de sus pa¨ªses miembros y podr¨¢ calibrar por fin con exactitud la magnitud del desaf¨ªo que le ha lanzado el Gobierno de Italia. Su ministro de Finanzas, Giovanni Tria, ya afront¨® el primer examen parcial esta semana en el Eurogrupo. Y lo suspendi¨® de largo. Sus 18 socios de la zona euro cerraron filas con el Ejecutivo comunitario, que rechaza unos presupuestos expansivos que pongan en riesgo a la tercera econom¨ªa de la moneda ¨²nica y den pie al m¨ªnimo atisbo de contagio o inestabilidad. La Comisi¨®n, sin embargo, sabe que necesitar¨¢ toda la finezza de la que ha carecido el Gobierno italiano para afrontar el envite sin alimentar m¨¢s el populismo a las puertas de unos comicios europeos.
Las explicaciones de Tria sobre la manovra italiana no han convencido a la Comisi¨®n Europea. La receta de m¨¢s gastos y menos impuestos da como resultado un desfase en sus cuentas que triplica el que se hab¨ªa previsto para 2019. Los n¨²meros no cuadran por ning¨²n lado. Italia, que est¨¢ en el brazo preventivo, deber¨ªa presentar un borrador que contemplara un ajuste estructural equivalente al 0,6% de su producto interior bruto (PIB), lo cual implicar¨ªa un objetivo de d¨¦ficit nominal del 1,1%. Bruselas incluso podr¨ªa aceptar la meta del 1,6% que propon¨ªa Tria, que todav¨ªa dejar¨ªa a Italia dentro de las enrevesadas normas comunitarias por los pelos. Sin embargo, con un d¨¦ficit del 2,4% la Comisi¨®n se plantea un escenario hasta ahora in¨¦dito: devolver las cuentas a Roma.
Hay otra casilla del Excel que tambi¨¦n ha encendido las alarmas en Bruselas. En un momento de moderaci¨®n del crecimiento, Italia eleva sus previsiones en medio punto. Hablando en plata: si no logra alcanzar esa expansi¨®n econ¨®mica, el d¨¦ficit puede desmadrarse y la deuda seguir amonton¨¢ndose. El riesgo es demasiado elevado para hacer la vista gorda. ¡°Si todo el mundo lo hiciera, supondr¨ªa el fin del euro¡±, acert¨® a resumir el presidente de la Comisi¨®n, Jean-Paul Juncker. Y de ah¨ª la unanimidad de todos los pa¨ªses miembros del Eurogrupo: ¡°Las reglas son iguales para todos y deben cumplirse¡±. ¡°La posici¨®n del Gobierno italiano pone en cuesti¨®n el consenso en pol¨ªtica fiscal en la zona euro y supone una confrontaci¨®n con sus reglas¡±, sostiene el director del think tank Bruegel, Guntram Wolff.
Dos salidas
Antes de que las cuentas lleguen a Bruselas, la Comisi¨®n conf¨ªa en dos salidas. La primera pasa por que las presiones internas ¡ªdel presidente Sergio Mattarella o de los agentes sociales¡ª surtan alg¨²n efecto en el Gobierno de coalici¨®n del M5S y la Liga. La segunda, que sean los mercados quienes hagan recular al Ejecutivo de Conte. La prima de riesgo del pa¨ªs ya escal¨® a comienzos de semana hasta los niveles m¨¢s elevados de los ¨²ltimos tres a?os. ¡°Cualquier medida fiscal que saque a Italia del camino de la sostenibilidad y cualquier mensaje de confrontaci¨®n asusta a los mercados¡±, sostiene el economista jefe para la Eurozona de Oxford Economics ?ngel Talavera.
Dejar a Italia a merced de los inversores, no obstante, entra?a riesgos. El propio Juncker agit¨® el fantasma de la crisis griega, que es tambi¨¦n el del efecto contagio casi inmediato a los pa¨ªses m¨¢s vulnerables de la zona euro. Ese temor, se?alan fuentes comunitarias, explica que los halcones se abstuvieran de hacer grandes aspavientos en el ¨²ltimo Eurogrupo y se limitaran a mostrarse estrictos. Y que Italia se quedara sola. Lo expres¨® la ministra Nadia Calvi?o cuando dijo que no percibi¨® ninguna grieta entre el norte y el sur. ¡°Hasta ahora no hemos visto demasiados efectos en otros pa¨ªses, pero no debemos caer en la ilusi¨®n de que una crisis en Italia no afectar¨ªa al resto de la zona euro¡±, indica Wolff.
El euro todav¨ªa cojea: le falta una uni¨®n bancaria completa, un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos o un presupuesto para hacer frente a las crisis. Pero Wolff apunta a que el edificio que de momento ha podido levantarse hace que sus pa¨ªses est¨¦n mejor protegidos. Tampoco Espa?a, Portugal ni siquiera Grecia se hallan en la misma situaci¨®n que hace un lustro. ¡°No hay raz¨®n para el contagio porque el problema claramente no obedece a la construcci¨®n de la zona euro, sino a malas elecciones pol¨ªticas en Italia¡±, zanja Daniel Gros, director del Centro de Estudios Pol¨ªticos y Sociales (CEPS). Y aunque el Banco Central Europeo (BCE) empieza a replegar velas en su plan de expansi¨®n monetaria, lo har¨¢ de forma muy paulatina.
De momento, pintan bastos para que Italia d¨¦ marcha atr¨¢s. Al menos a tenor de las provocaciones, desdenes e incluso insultos que llegan desde Roma. Y Bruselas no quiere permitirse m¨¢s riesgos ni sentar precedentes. Desde la recepci¨®n de las cuentas, la Comisi¨®n tendr¨¢ un mes y medio para dar su veredicto. Ese tiempo se reduce a dos semanas si decide devolverlas y pedir otras que se ajusten al Pacto de Estabilidad y Crecimiento en tres semanas. Si el Gobierno de Conte rechaza hacerlo, Bruselas deber¨¢ estudiar si vuelve a meter a Italia en el brazo correctivo. Y una eventual negativa ser¨ªa tenida en cuenta como agravante para tomar esa decisi¨®n. Bruselas nunca ha retornado un proyecto de presupuestos. Todo es terreno desconocido para la zona euro. Y en v¨ªsperas de una batalla electoral de las familias tradicionales contra los populismos, se antoja pantanoso.
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