La cara amarga del desembarco chino en Am¨¦rica Latina
La FIDH denuncia violaciones de derechos humanos en casi una veintena de proyectos extractivos con participaci¨®n de Pek¨ªn
China se ha puesto las botas en Am¨¦rica Latina. ?vido de materias primas y, ¨²ltimamente, por aumentar su participaci¨®n en los mercados de infraestructuras y servicios, el gigante asi¨¢tico, que aspira a relevar a Estados Unidos como primera econom¨ªa mundial en la pr¨®xima d¨¦cada, ha irrumpido con fuerza como un jugador de peso en la regi¨®n con proyectos en pa¨ªses como Brasil, Per¨² o Bolivia. Ha creado empleo y, sobre todo, ha mantenido la llegada de flujos de inversi¨®n en un momento complicado, en pleno repliegue de los EE UU de Donald Trump. Pek¨ªn ha ocupado ese espacio con creces: su banco de desarrollo se ha convertido en el prestamista internacional m¨¢s importante para un n¨²mero no menor de pa¨ªses latinoamericanos, firmas como China Petroleum o Chinalco han dado un paso al frente en la misma direcci¨®n y sus inversiones en los m¨¢s de 10.000 kil¨®metros que separan Ciudad Ju¨¢rez (M¨¦xico) y Ushuaia (Argentina) se han multiplicado por m¨¢s de 10 desde 2008.
Pero el man¨¢ de Pek¨ªn tambi¨¦n tiene una cara mucho m¨¢s amarga: el incumplimiento de sus obligaciones en materia de derechos fundamentales en un n¨²mero no menor de proyectos, tal y como constata la Federaci¨®n Internacional de Derechos Humanos (FIDH) -que agrupa a casi 180 ONG de todo el mundo- en un informe presentado esta semana. ¡°Las violaciones de derechos humanos en que incurren las compa?¨ªas chinas no constituyen hechos aislados, sino que demuestran un patr¨®n de comportamiento recurrente caracterizado por el irrespeto de los derechos fundamentales y de los derechos econ¨®micos, sociales y culturales internacionalmente reconocidos¡±, subrayan los t¨¦cnicos de la FIDH tras haber recorrido 18 explotaciones mineras, petroleras e hidroel¨¦ctricas localizadas en cinco pa¨ªses de la regi¨®n: Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Per¨².
La federaci¨®n de ONG denuncia el ¡°continuo¡± ejercicio de estos ¡°comportamientos violatorios con conocimiento de causa¡± y la falta de voluntad del Estado chino por monitorizar el cumplimiento de los est¨¢ndares m¨ªnimos exigibles por parte de sus empresas y bancos. ¡°Todo ello se torna m¨¢s cr¨ªtico cuando se observa el alto impacto de las inversiones chinas en territorios ind¨ªgenas y ¨¢reas ambiental y socialmente sensibles¡±, agrega. Las violaciones de derechos humanos identificadas tienen que ver, en primer lugar, con la defectuosa implementaci¨®n de procesos de consulta ambiental a la poblaci¨®n en general y, muy espec¨ªficamente, a las poblaciones ind¨ªgenas. Ocurre as¨ª en el complejo hidroel¨¦ctrico de La Barrancosa-C¨®ndor Cliff, en el extremo sur de Argentina, donde la consulta ambiental ¡°no cumpli¨® los est¨¢ndares m¨ªnimos¡±, o en el bloque petrolero boliviano de Nueva Esperanza, donde la corporaci¨®n petrolera china BGP ¡°desconoci¨® los acuerdos y caus¨® da?os ambientales¡±.
Los hechos denunciados tambi¨¦n tienen que ver -siempre seg¨²n la FIDH- con la violaci¨®n del derecho a la tierra y al territorio: en los proyectos mineros de Mirados y San Carlos Panantza, empresas estatales chinas habr¨ªan recurrido a la compra irregular de terrenos y a la interposici¨®n de demandas civiles contra familias sin t¨ªtulos de propiedad, lo que habr¨ªa ocasionado ¨C¡°con el apoyo de la fuerza p¨²blica¡±- el desalojo forzoso y el desplazamiento involuntario de una cuarentena de familias ind¨ªgenas. Tambi¨¦n con violaciones de los derechos laborales y de asociaci¨®n, sobre todo en proyectos extractivos en Ecuador y Per¨², en los que los empleados han levantado la voz contra el ¡°maltrato, los despidos ilegales y [la presencia de] accidentes previsibles¡± en el lugar de trabajo o, directamente, con supuestas trabas por parte de las empresas en el proceso constituci¨®n de sindicatos.
En Am¨¦rica Latina, reconoce la FIDH, el inter¨¦s econ¨®mico chino levant¨® grandes expectativas entre la ciudadan¨ªa por la posibilidad de que se tratase de una relaci¨®n en la que ambas partes saliesen beneficiadas. Y aunque en muchos casos el impulso econ¨®mico que ha supuesto la llegada en tromba de inversores del pa¨ªs asi¨¢tico es un hecho constatable con datos, el ente con sede en Par¨ªs considera que, tras una d¨¦cada de presencia de Pek¨ªn, las comunidades impactadas por los proyectos no han visto todav¨ªa un comportamiento social y ambientalmente responsable por parte de las instituciones chinas. ¡°La viabilidad de una verdadera cooperaci¨®n sur-sur y de relaciones de beneficio mutuo dependen en gran medida de que China tenga un compromiso genuino de bienestar de las comunidades locales y un modelo de inversi¨®n respetuoso de los derechos humanos y de la naturaleza¡±. Un tir¨®n de orejas y un aviso a navegantes que llega solo tres semanas antes de que Naciones Unidas haga su examen peri¨®dico sobre la situaci¨®n de derechos humanos en el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo.
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