Blasfemia y libertad de expresi¨®n
En Espa?a, el insulto religioso, que tiene que ver con la ofensa de los sentimientos religiosos, se vincula a los delitos de escarnio y profanaci¨®n
A finales del pasado octubre, los irlandeses decidieron, en refer¨¦ndum y por una amplia mayor¨ªa, eliminar de su texto constitucional el delito de blasfemia, el cual hab¨ªa sido calificado como ¡°obsoleto¡±, y esto permite reflexionar sobre el papel de la libertad de expresi¨®n en una sociedad democr¨¢tica.
En un informe de la Comisi¨®n de Venecia del Consejo de Europa de 2010, se distingu¨ªan tres niveles: blasfemia, insulto religioso y odio por motivos religiosos. Por blasfemia se entiende la ¡°palabra o expresi¨®n injuriosa contra alguien o algo sagrado¡± (Diccionario de la Real Academia -RAE-). Tiene una larga tradici¨®n y ha servido hist¨®ricamente para la persecuci¨®n de ideas heterodoxas. La Comisi¨®n de Venecia desaconseja considerar delito la blasfemia y explica que, actualmente, pocos pa¨ªses en Europa as¨ª lo mantienen.
En Espa?a, el insulto religioso, que tiene que ver con la ofensa de los sentimientos religiosos, se vincula a los delitos de escarnio ¨C¡°burla tenaz que se hace con el prop¨®sito de afrentar¡± RAE- y profanaci¨®n ¨C¡°tratar algo sagrado sin el debido respeto, o aplicarlo a usos profanos¡± RAE-.
La Comisi¨®n de Venecia tambi¨¦n desaconseja considerar delito el insulto religioso, aunque hace constar que bastantes pa¨ªses europeos s¨ª lo hacen. Los casos de escarnio ante tribunales espa?oles se encuentran con la particularidad de que para condenar por este delito es necesario encontrar un ¨¢nimo especial de ofender y los jueces suelen encontrar otro ¨¢nimo preponderante como el de criticar, el de informar, el ir¨®nico -animus iocandi-, etc. Estos casos se convierten en una especie de juicio de intenciones, donde casi no se dan condenas.
La profanaci¨®n es algo distinto, ya que tiene que ver con el respeto a lugares de culto o a las ceremonias religiosas. En el caso de los actos de protesta del grupo ruso Pussy Riot en dos iglesias, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos da la raz¨®n a las demandantes y condena a Rusia por restricci¨®n de la libertad de expresi¨®n. Sin embargo, la juez El¨®segui, en su voto particular, considera que, en este caso, podr¨ªa darse una sanci¨®n administrativa o civil para castigar la profanaci¨®n (caso TEDH ¡®Aleknhina y otras v. Rusia¡¯). Esto vuelve a plantear la cuesti¨®n de si el Derecho Penal es la herramienta m¨¢s adecuada para los casos de insulto religioso.
Sobre odio por motivos religiosos, la Comisi¨®n de Venecia recomienda que se reconozca como delito y la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos as¨ª lo hace. El odio se define como ¡°antipat¨ªa y aversi¨®n hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea¡± (RAE). Por otra parte, en Estados Unidos, el lenguaje del odio s¨®lo es considerado delito cuando se den las circunstancias del test del ¡®Clear and Present Danger¡¯. Es decir, cuando es previsible que ciertas palabras provoquen des¨®rdenes p¨²blicos.
En Estados Unidos, el lenguaje del odio s¨®lo es considerado delito cuando es previsible que ciertas palabras provoquen des¨®rdenes p¨²blicos
Los enfoques sobre la libertad de expresi¨®n var¨ªan de una cultura jur¨ªdica a otra e, incluso, entre los valores de una misma cultura. El ejemplo paradigm¨¢tico es el caso de las caricaturas de Mahoma, donde un turbante de una persona musulmana simulaba ser una bomba. Una visi¨®n defender¨ªa la libertad creativa y de cr¨ªtica y contra la censura y, desde otra visi¨®n, se podr¨ªa argumentar que esa imagen fomenta el odio por motivos religiosos, al equiparar a musulmanes con terroristas.
A nivel internacional, en los debates de la ONU, se suelen dar dos visiones sobre la blasfemia. Por un lado, los pa¨ªses musulmanes donde es un importante delito y que buscan reforzar su regulaci¨®n internacional. Por el otro, los pa¨ªses occidentales, especialmente Estados Unidos, que defienden una interpretaci¨®n amplia de la libertad de expresi¨®n.
Es significativo el caso de la obra ¡®Los versos sat¨¢nicos¡¯, que el escritor Salman Rushdie public¨® en 1988. Hubo muchas protestas en pa¨ªses musulmanes por considerarlo blasfemo y fue condenado por apostas¨ªa -castigado con la pena de muerte- por el im¨¢n Jomeini de Ir¨¢n. El debate m¨¢s interesante se produjo en la sociedad brit¨¢nica, donde las minor¨ªas musulmanas ped¨ªan que el autor del libro fuera condenado por el delito, entonces vigente, de blasfemia. Reino Unido es un pa¨ªs confesional y con religi¨®n oficial y ese delito de blasfemia estaba concebido para las figuras y dogmas de la Iglesia de Inglaterra. Las minor¨ªas musulmanas reivindicaban que se trataba de una cuesti¨®n de igualdad y secularismo.
El principal motivo por el que la blasfemia no debe ser delito en una sociedad democr¨¢tica, es que el Estado debe ser neutral respecto a las diversas religiones y debe haber una separaci¨®n entre Iglesia y Estado. La forma m¨¢s adecuada de proteger las creencias y dogmas de una religi¨®n no debe ser el Derecho Penal. Otro tema es la ofensa a los creyentes, pero como se ha visto en el escarnio, con el requisito del ¨¢nimo de ofender, da lugar a muy pocas condenas y la profanaci¨®n debe ser ponderada, en algunos pocos casos controvertidos, con la libertad de expresi¨®n. En nuestro contexto, el odio por motivos religiosos parece claro que debe ser delito, pero plantea un interesante problema de interpretaci¨®n: ?C¨®mo se prueba el odio por motivos religiosos?, ?a partir de qu¨¦ nivel es delito?
* Oscar P¨¦rez de la Fuente es profesor de Filosof¨ªa del Derecho y Filosof¨ªa Pol¨ªtica en la Facultad de Ciencias Sociales y Jur¨ªdicas de la Universidad Carlos III de Madrid
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.