Lecciones europeas frente al populismo

Imposible imaginar a d¨ªa de hoy c¨®mo terminar¨¢ el Brexit o, lo que es lo mismo, c¨®mo acabar¨¢ el Reino Unido tras el tremendo error del refer¨¦ndum de 2016. In¨²til pararse a especular sobre si el Consejo Europeo, tras el portazo a May del 13 de diciembre, terminar¨¢ adoptando alguna decisi¨®n (¡°garant¨ªa¡±) para ayudar a salvar ¨Cde llegar a producirse- la votaci¨®n del acuerdo entre Bruselas y el Gobierno brit¨¢nico en los Comunes.

Porque lo fundamental a estas alturas es subrayar que cuando se act¨²a con una firmeza inteligente, la capacidad de la UE para argumentar a favor de su proyecto, que ha dado tanto y bueno a los europeos a lo largo de m¨¢s de seis d¨¦cadas, es imbatible, por muchas mentiras o falsas verdades que se utilicen en sentido contrario.

El ejemplo de los antieuropeos brit¨¢nicos es paradigm¨¢tico. A pesar de tener a su favor el resultado del refer¨¦ndum ¨Cconsecuencia de muchas cosas, pero desde luego de dos fundamentales: d¨¦cadas de propaganda insidiosa contra la UE en la mayor parte de los medios de comunicaci¨®n y los efectos de la crisis econ¨®mica-, un arma poderos¨ªsima, no han conseguido su objetivo.

Sea porque finalmente se adopte el Acuerdo de Salida ya negociado, sea porque haya un segundo refer¨¦ndum en el que una mayor¨ªa decida quedarse, sea porque unas elecciones generales anticipadas lleven al poder a los laboristas de Corbyn con alguna soluci¨®n tipo Noruega, sea porque lisa y llanamente se retire sin m¨¢s la carta que activ¨® el Art¨ªculo 50 del Tratado de la UE, el abandono brit¨¢nico de la UE seco, directo, sin contemplaciones con el que so?aban y ment¨ªan Farage, Boris Johnson y compa?¨ªa, posiblemente no tendr¨¢ lugar.

Se trata de un triunfo de la UE, sin duda, por la v¨ªa m¨¢s directa: demostrar que el coste de dejar de figurar entre sus Estados miembro -lo mismo, aunque a otro nivel, de no haber accedido todav¨ªa a estarlo- es elevad¨ªsimo y nadie puede o quiere pagarlo.

La lecci¨®n es oportuna: con lo que hay, la UE puede encarar con convicci¨®n el combate contra el populismo antieuropeo de cara a las pr¨®ximas elecciones

Algo en la misma direcci¨®n le ha ocurrido al Gobierno de Roma, en el que el tronitronante Mateo Salvini ha tenido finalmente que modificar el Presupuesto para ajustarse a los est¨¢ndares fijados por la Comisi¨®n Europea, no tanto por la previsible multa comunitaria, sino por la factura que los mercados estaban pas¨¢ndole a Italia cada d¨ªa que el disparate de la coalici¨®n 5 Estele-Liga Norte arrancaba una hoja del calendario.

La lecci¨®n es oportuna: con lo que hay, la UE puede encarar con convicci¨®n el combate contra el populismo antieuropeo de cara a las pr¨®ximas elecciones. Todav¨ªa m¨¢s si introduce las reformas necesarias para convertirse en una uni¨®n pol¨ªtica federal, con una uni¨®n econ¨®mica y una uni¨®n social completas que, abandonando la austeridad por la austeridad, responda a los problemas cotidianos de la ciudadan¨ªa con una pol¨ªtica de inversi¨®n y crecimiento.

Pero sobre todo es imprescindible que las familias pol¨ªticas europe¨ªstas m¨¢s expuestas a la tentaci¨®n populista para amarrar votos o poder (como la conservadora) aprendan esa lecci¨®n y no la contraria. En toda la UE, incluyendo Espa?a.

* Carlos Carnero es director gerente de la Fundaci¨®n Alternativas y ex eurodiputado