Espa?a y la UE en el caso de Venezuela: entre la prudencia y la urgencia
La reacci¨®n lenta y moderada de los europeos ante la autoproclamaci¨®n de Guaid¨® ha sido fuente de controversia, mientras el reconocimiento en otros pa¨ªses ha ocurrido con rapidez
La autoproclamaci¨®n de Guaid¨®, que tom¨® por sorpresa a pocos, tuvo como marco internacional la Cumbre de Davos. Esto le permiti¨® alcanzar resonancia r¨¢pidamente m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito regional latinoamericano, en el cual los esfuerzos por impulsar una transici¨®n en el pa¨ªs son el principal objetivo del Grupo de Lima.
Con la excepci¨®n de M¨¦xico, Bolivia, Cuba y Guatemala, los reconocimientos internacionales del ¡®presidente encargado¡¯ se sucedieron con gran rapidez, por lo cual la reacci¨®n ¡®lenta¡¯ y prudente de la Uni¨®n Europea y en especial de Espa?a ha sido una de las mayores fuentes de controversia.
La respuesta europea ha sido determinada por la complejidad tanto del escenario pol¨ªtico venezolano como de la estructura propia de la UE. El papel de Espa?a, por su parte, es a¨²n m¨¢s controvertido. Todas las miradas se han puesto sobre el presidente S¨¢nchez, en primer lugar, por la evidente relaci¨®n especial con Am¨¦rica Latina y, en segundo lugar, por la estrategia de S¨¢nchez de tomar el liderazgo en la nueva estructura europea post-Brexit, lo que convirti¨® el caso Venezuela en una prueba de fuego.
Consecuentemente, Espa?a se ha decantado por priorizar la consecuci¨®n de una posici¨®n com¨²n europea inclinada, por supuesto, al reconocimiento de Guaid¨® como l¨ªder de un proceso de transici¨®n. Como es evidente, la relevancia de Venezuela no es la misma para todos los pa¨ªses europeos y ello impidi¨® convocar un Consejo de Pol¨ªtica Exterior de forma inmediata, donde adem¨¢s habr¨¢ que lidiar con la diferencia de posturas pol¨ªticas sobre la cuesti¨®n.
Ahora bien, la celeridad con la que se reclam¨® la definici¨®n de posturas est¨¢ re?ida con la complejidad de la situaci¨®n. Abundan los an¨¢lisis legales sobre la iniciativa de Guaid¨® y la mayor¨ªa de ellos coinciden en que las particularidades de la situaci¨®n impiden una lectura legal ¨²nica. Las posibilidades y mecanismos que operan en el caso de la ¡®suplencia¡¯ o sustituci¨®n del presidente no est¨¢n reflejadas en un ¨²nico art¨ªculo, sino que se dividen en varias partes del texto constitucional, lo cual requiere que sean interpretadas y por tanto la dificultad del consenso.
Esto se suma a la situaci¨®n institucional con la proclamada ilegitimidad del actual mandato de Nicol¨¢s Maduro y con ello de las instituciones que controla el r¨¦gimen, frente a la situaci¨®n de la Asamblea Nacional, declarada en desobediencia por el r¨¦gimen, pero reconocida internacionalmente como leg¨ªtima.
La iniciativa de Guaid¨® cuenta con la unidad de la oposici¨®n y la un¨¢nime reprobaci¨®n de las ¨²ltimas elecciones presidenciales, lo cual genera una situaci¨®n de vac¨ªo de poder leg¨ªtimo
Dado que no es posible una unidad y claridad sobre el hecho legal, pero vista la gravedad de la situaci¨®n, impera un criterio de pragmatismo pol¨ªtico: atender la legitimidad por encima de la legalidad, pero no en detrimento de la misma. Es decir, entender que en Venezuela urge un cambio, y atender la situaci¨®n de crisis humanitaria que ha llevado a buena parte de su poblaci¨®n a salir del pa¨ªs, la mayor¨ªa en condiciones de total vulnerabilidad.
El cambio pol¨ªtico es un proceso cuyo primer paso puede ser la proclamaci¨®n de Guaid¨®. Este caso, a diferencia de otros intentos de relevo del poder en Venezuela, se diferencia por contar con la unidad de la oposici¨®n y la un¨¢nime reprobaci¨®n de las ¨²ltimas elecciones presidenciales, lo cual genera una situaci¨®n de vac¨ªo de poder leg¨ªtimo.
Si asistimos al inicio de una transici¨®n, la postura europea es acertada en el marco del entorno internacional. Los apoyos internacionales inmediatos fortalecen a Guaid¨® en el corto plazo, pero lo que hace falta a medio plazo es construir un entorno de legitimidad y la facilitaci¨®n de la negociaci¨®n del fin del r¨¦gimen y la reconstrucci¨®n institucional. La postura que buscan consolidar Espa?a, Alemania y Francia en el marco com¨²n apunta justamente en este sentido. En primer lugar, porque han negado el reconocimiento a Maduro y s¨ª lo han dado a la Asamblea, lo cual consolida un marco institucional de transici¨®n y, en especial, porque crea un bloqueo leg¨ªtimo a la continuidad del r¨¦gimen.
Al solicitar la convocatoria de elecciones enfatizando la ilegitimidad de Maduro, le obliga a dar un paso en una direcci¨®n o en otra, pero que inevitablemente lo llevar¨¢ a la salida. La respuesta de Maduro no se ha hecho esperar: no tiene intenci¨®n de permitir la convocatoria de elecciones, lo cual hace inminente el reconocimiento de Guaid¨® como l¨ªder del proceso de transici¨®n. El fin es el mismo, pero el proceso da legitimidad al hecho.
Finalmente, hay que reconocer que Venezuela es un caso de largo plazo. Por un lado, porque la convocatoria de elecciones dif¨ªcilmente puede hacerse en el curso de un mes o dos, dada la fractura institucional, la falta de informaci¨®n fiable y la necesidad de dotar de garant¨ªas al proceso. Guaid¨®, aunque cuente con respaldo internacional a d¨ªa de hoy, no puede instalar mesas de votaci¨®n, ni garantizar seguridad o trasparencia, porque no controla el aparato institucional.
En segundo lugar, si bien ya se han dado los primeros pasos para facilitar la negociaci¨®n planteando la amnist¨ªa a los militares, hace falta un largo camino y mucha mediaci¨®n para que Maduro desaloje el palacio de Miraflores. Dicho sea de paso, la amnist¨ªa es una v¨ªa de negociaci¨®n pero hay delitos que ni la mejor de las voluntades pol¨ªticas podr¨ªa o deber¨ªa dejar en la impunidad.
* ?rika Rodr¨ªguez es coordinadora de Am¨¦rica Latina de la Fundaci¨®n Alternativas y doctora por la Universidad Aut¨®noma de Madrid
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