La productividad se estanca en Espa?a por primera vez en 20 a?os
Seg¨²n los expertos, la causa es la incorporaci¨®n de trabajadores con menos formaci¨®n y el crecimiento de sectores poco productivos como la construcci¨®n o las Administraciones p¨²blicas
La productividad, ese indicador por el cual se mide cu¨¢nto m¨¢s puede hacer una econom¨ªa con los mismos trabajadores y recursos, se estanc¨® en 2018, un hecho que no ocurr¨ªa desde el a?o 1999. El crecimiento registrado de la productividad por puesto de trabajo a tiempo completo fue el a?o pasado del 0%, seg¨²n las estad¨ªsticas del INE. Si se toma por hora efectivamente trabajada, el dato fue incluso negativo: un -0,25%. Seg¨²n los expertos, la explicaci¨®n radica en que conforme se reduce el paro se incorporan m¨¢s personas que llevan m¨¢s tiempo en el desempleo y que cuentan con menos formaci¨®n, lo que acaba lastrando la productividad.
Adem¨¢s, como se?ala Valent¨ªn Bote, jefe del servicio de estudios de Randstad, en el ¨²ltimo a?o han ganado peso sectores menos productivos, como la construcci¨®n o las Administraciones p¨²blicas, en detrimento de otros m¨¢s productivos, como la industria.
Una econom¨ªa puede crecer a fuerza de a?adir gente trabajando o de hacer m¨¢s con los que ya tiene, esto es, mejorando la productividad. Reforzarla es esencial porque, junto a las horas trabajadas, define cu¨¢nto crece el PIB per c¨¢pita, es decir, cu¨¢nto de verdad aumentan las rentas de los espa?oles. Por et¨¦reo que parezca, la marcha de este indicador tambi¨¦n acaba marcando la evoluci¨®n de los salarios y, por ende, de las pensiones que se pueden pagar. Y, como explica el economista Miguel ?ngel Garc¨ªa D¨ªaz, cuando los salarios se despegan de esta, tal y como ocurri¨® durante la burbuja de deuda, las consecuencias a la larga son harto conocidas: una p¨¦rdida de competitividad que acaba lamentablemente siendo corregida con el ajuste de una crisis.
Durante la burbuja, entre 2002 y 2006, la productividad por puesto de trabajo a tiempo completo apenas creci¨® 0,3 puntos porcentuales al a?o. Entonces, los recursos se concentraron demasiado en la construcci¨®n, un sector poco productivo e intensivo en empleo. Y el endeudamiento, basado en el valor de los activos inmobiliarios, permiti¨® que se pagasen salarios por encima de lo que sub¨ªa la productividad.
Para corregir el desajuste entre salarios y productividad creado con la burbuja, en la recesi¨®n se despidi¨® para hacer lo mismo con menos manos. Entre 2007 y 2013, la productividad se dispar¨® un total de 12,4 puntos, a tasas de casi dos puntos por a?o.
Durante la recuperaci¨®n, el crecimiento de la econom¨ªa est¨¢ siendo muy intenso en empleo. Lo cual deja poco margen para la productividad, pues todo el crecimiento se logra a fuerza de recuperar parados para el mercado laboral, que adem¨¢s suelen reunir una menor cualificaci¨®n y experiencia. En consecuencia, dif¨ªcilmente mejoran la productividad. Entre 2013 y 2014, esta aument¨® muy poco: 0,3 puntos en 2013 y otros 0,3 en 2014. En 2016 y 2017, casi se estanc¨®, registrando incrementos del 0,1 cada a?o. En 2018, mientras que el PIB se ha elevado un 2,5%, la ocupaci¨®n ha sumado otro 2,5%. Es decir: el avance de la productividad ha sido ya nulo, del 0%.
A la luz de estos datos, parece que Espa?a no consigue cambiar el patr¨®n de crecimiento basado en una productividad baja y contrac¨ªclica. "En las econom¨ªas avanzadas, durante la crisis se redujeron las horas de los trabajadores y, por lo tanto, la productividad. En Espa?a sucedi¨® lo contrario: al caer la demanda se redujeron las plantillas, y entonces mejor¨® la productividad", afirma Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez, analista de Funcas. En estos momentos, la prioridad de disminuir el paro a ritmos muy fuertes tiene la consecuencia indeseada de que se sale de la crisis con una menor productividad y, a la postre, una menor riqueza que distribuir entre los que ya est¨¢n trabajando.
En definitiva, la recolocaci¨®n del legado de parados de la crisis complica la transici¨®n hacia un modelo m¨¢s productivo. A finales de 2017, el Banco de Espa?a y el FMI publicaron sendos estudios con unas conclusiones muy similares: a pesar del aumento de las exportaciones y de que la econom¨ªa espa?ola fuese capaz de producir lo mismo con un 10% menos de trabajadores, el crecimiento de la ocupaci¨®n hab¨ªa sido impulsado "predominantemente por una expansi¨®n del empleo en sectores de baja productividad", rezaba la nota del Fondo. Y a?ad¨ªa: "Donde los incentivos para invertir en los trabajadores resultan bajos".
Del andamio a la barra
O lo que es lo mismo, se hab¨ªa producido un trasvase de trabajadores desde los andamios hacia la hosteler¨ªa, observaba el Banco de Espa?a. Poco m¨¢s se pod¨ªa hacer cuando muchos de los desocupados carec¨ªan de formaci¨®n. Aunque el FMI admit¨ªa que hab¨ªa aumentos significativos en sectores m¨¢s productivos, en cantidades eran menores y se concentraban sobre todo en Madrid. La instituci¨®n sita en Washington tambi¨¦n se quejaba de que muchos de estos puestos de poca cualificaci¨®n se ocupaban con los m¨¢s formados, dejando a los menos formados en dificultades para acceder a un trabajo.
El Banco de Espa?a alertaba, adem¨¢s, de que pod¨ªa haber un l¨ªmite al incremento del empleo en el turismo, la hosteler¨ªa y la construcci¨®n. Y ped¨ªa que se buscaran "f¨®rmulas para expandir las oportunidades laborales de los desempleados con menor formaci¨®n". "A futuro, ha de ser precisamente un mayor nivel de formaci¨®n de las nuevas generaciones el factor que permita el trasvase del empleo hacia actividades que lleven asociado un mayor nivel de productividad. Por ello, es crucial la mejora de la calidad del sistema educativo", conclu¨ªa el informe del supervisor espa?ol.
M¨¢s I+D y menos temporalidad
Durante la crisis hab¨ªa que recuperar la competitividad a marchas forzadas, y se hizo de la forma m¨¢s brutal e inmediata: recortando costes laborales. Ahora parece que se olvida la otra manera de ganarla: elevar la productividad, que aunque tarde mucho m¨¢s en conseguirse siempre resulta bastante m¨¢s indoloro. Am¨¦n de la educaci¨®n, las instituciones laborales y la inversi¨®n en intangibles son esenciales, dicen los expertos. Como apunta el economista Juan Francisco Jimeno en su libro Crecimiento y empleo, la temporalidad impide que los trabajadores acumulen experiencia y, por tanto, productividad.
Por otra parte, "Espa?a es un pa¨ªs homologable al entorno en las inversiones en activos tangibles como maquinaria. Pero presenta un desfase claro en activos intangibles, como I+D, bases de datos, formaci¨®n, estudios de mercado o software. Aunque las pymes espa?olas invierten lo mismo que las extranjeras, Espa?a tiene m¨¢s pymes. Y eso hunde los datos agregados", se?ala Aleix Pons, economista de Cotec. Falta tambi¨¦n mayor conexi¨®n entre el I+D p¨²blico y privado, y m¨¢s financiaci¨®n para la innovaci¨®n, en parte porque la banca siempre exige activos tangibles como garant¨ªas de los cr¨¦ditos.
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