Urge modernizar el ascensor social
Una persona que nazca en una familia de recursos bajos necesita cuatro generaciones para alcanzar la renta media
?Puede ser justa y eficiente una sociedad en la que la posici¨®n que ocupamos en el mercado de trabajo depende fundamentalmente de nuestro origen familiar? Si las perspectivas de cualquier persona de encontrar un empleo, la calidad de la ocupaci¨®n, el estado de salud y otras dimensiones importantes del bienestar, est¨¢n estrechamente relacionadas con c¨®mo era la situaci¨®n socioecon¨®mica de su hogar durante su infancia, es dif¨ªcil que un pa¨ªs progrese, tanto en t¨¦rminos econ¨®micos como sociales.
La falta de movilidad social entre generaciones no s¨®lo es una manifestaci¨®n de desigualdad e injusticia social, sino que limita tambi¨¦n la mejora de la productividad y el crecimiento econ¨®mico de un pa¨ªs. Implica que el talento de un segmento amplio de la sociedad no puede dar sus frutos potenciales, anula las posibilidades asociadas de emprendimiento creativo y reduce el rendimiento de la inversi¨®n en capital humano no s¨®lo individual sino del conjunto de la sociedad que ha financiado el acceso a servicios p¨²blicos universales. Esta p¨¦rdida de eficiencia se a?ade a los costes sociales que supone la concentraci¨®n permanente de rentas en un reducido segmento de la poblaci¨®n que se beneficia de las ventajas relacionales vinculadas al estatus social.
El estudio de la movilidad social ha sido un campo m¨¢s frecuentado por los soci¨®logos que por los economistas, que, aunque con inter¨¦s creciente, s¨®lo lo han abordado recientemente. La disponibilidad de m¨¢s y mejores datos, sobre todo los que permiten comparar las experiencias de distintos pa¨ªses, ha propiciado un mejor conocimiento de la naturaleza y alcance de estos procesos. Recientemente, la OCDE ha publicado el informe A Broken Social Elevator? How to Promote Social Mobility. Este informe, junto a otros estudios recientes, nos permite entender mejor las tendencias recientes en este ¨¢mbito, as¨ª como la singularidad de algunos rasgos de la situaci¨®n en Espa?a.
Los datos que ofrece la OCDE no invitan al optimismo. En todos los pa¨ªses la transmisi¨®n de la ventaja social a trav¨¦s de las generaciones es una realidad conocida. Tener un buen origen familiar en t¨¦rminos educativos y econ¨®micos sigue determinando claramente poder alcanzar un alto nivel de estudios y, sobre todo, una mejor situaci¨®n laboral. Esta ventaja no se ci?e al ¨¢mbito ocupacional, sino que el hecho de haber crecido en familias con recursos econ¨®micos escasos es tambi¨¦n un buen predictor de tener, por ejemplo, un peor estado de salud.
La informaci¨®n m¨¢s reciente apunta a cierto freno en el proceso de p¨¦rdida de peso del origen familiar en la explicaci¨®n de los niveles de bienestar social. Este estancamiento parece estar ligado a la contenci¨®n de la inversi¨®n en algunas de las pol¨ªticas m¨¢s importantes para la igualdad de oportunidades. Los resultados de competencias educativas siguen mostrando un rendimiento m¨¢s de un 20% mayor en el caso de los hijos que proceden de las familias con mayor nivel educativo. Esa desventaja no solo significa una menor expectativa salarial, sino tambi¨¦n una menor esperanza de vida, con una diferencia de hasta ocho a?os en el caso de los varones. En promedio, cuatro de cada diez personas cuyos padres ten¨ªan un bajo nivel educativo lo siguen teniendo hoy y s¨®lo una de cada diez completa los estudios universitarios. En una proporci¨®n todav¨ªa importante, los hijos de trabajadores manuales contin¨²an hoy con un trabajo de esas caracter¨ªsticas, lo que supone una importante quiebra en el proceso continuado de movilidad laboral ascendente de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Las diferencias de resultados entre pa¨ªses son notables. Dentro de la Uni¨®n Europea, la movilidad social es mucho mayor en los pa¨ªses n¨®rdicos que en los continentales y, sobre todo, que en los mediterr¨¢neos. Para estos ¨²ltimos encontramos un mejor comportamiento en los salarios que en las ocupaciones. A este respecto, los datos de Espa?a son reveladores. Mientras que en la OCDE el porcentaje de directivos cuyos padres eran trabajadores manuales es casi uno de cada cuatro, en Espa?a no llega a uno de cada cinco. La mitad de los hijos de trabajadores manuales mantienen ese estatus en Espa?a y en la OCDE sucede solo en un tercio de los casos.
Al nivel actual de movilidad intergeneracional, una persona que naciera hoy en nuestro pa¨ªs en una familia de bajos recursos econ¨®micos necesitar¨ªa al menos cuatro generaciones para llegar al nivel medio de renta de la sociedad. Adem¨¢s, los niveles de movilidad ascendente son claramente inferiores a los de la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la OCDE y han empeorado desde los a?os noventa. Especialmente ilustrativo es lo que sucedi¨® durante la crisis. Con datos especialmente ricos de la Encuesta Europea de Ingresos y Condiciones de Vida para definir el origen familiar, encontramos que la ventaja social permiti¨® a los hijos procedentes de familias con mayores recursos afrontar mejor los reveses econ¨®micos de esa etapa. En personas con un mismo nivel educativo, el origen social fue determinante de la calidad de su empleo y salario, lo que condena a capas amplias de la poblaci¨®n trabajadora a empleos m¨¢s inseguros, peor pagados y con peores prestaciones asociadas.
Quebrar esta inercia es un requisito imprescindible para modelar una sociedad m¨¢s justa y eficiente. Necesitamos incorporar criterios amplios de equidad al conjunto del sistema econ¨®mico, desde sus cimientos. Las ventajas sociales intergeneracionales no pueden contemplarse como algo estructural y ajeno al dise?o de la intervenci¨®n p¨²blica. Quedan todav¨ªa amplios m¨¢rgenes para favorecer la movilidad social a partir de pol¨ªticas p¨²blicas que contribuyan, a su vez, a mejorar nuestro sistema de aseguramiento ante los cambios de ciclo econ¨®mico. La ecuaci¨®n no es compleja: los pa¨ªses que en d¨¦cadas anteriores gastaron m¨¢s y mejor en educaci¨®n p¨²blica, en redes fuertes de protecci¨®n social para las familias y, adem¨¢s, promovieron la inclusi¨®n frente a la segregaci¨®n educativa, son los que m¨¢s consiguieron suavizar el efecto de la ventaja por origen social.
Luis Ayala es profesor de Econom¨ªa en la Universidad Rey Juan Carlos y Olga Cant¨® es profesora de Econom¨ªa en la Universidad de Alcal¨¢
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