El experimento de la renta ciudadana de Barcelona

No es lo mismo ser pobre y estar pendiente de recibir ayudas espor¨¢dicas de los servicios sociales para subsistir que tener una renta de ciudadan¨ªa estable que asegure lo b¨¢sico. A partir de ah¨ª, se puede pensar en sacar la cabeza del pozo, en algo m¨¢s a largo plazo que en subsistir un d¨ªa m¨¢s. Es lo que est¨¢n experimentando 1.000 familias de diez de los barrios m¨¢s pobres de Barcelona, que forman parte de la prueba piloto que el Ayuntamiento inici¨® a principios de 2018: un ensayo de renta m¨ªnima financiado en un 80% con fondos europeos.

La teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laia Ortiz, lo resume as¨ª: ¡°Pasar del asistencialismo al empoderamiento, a decir: ¡®confiamos en vosotros y os damos recursos y herramientas¡±. Habla de ¡°encontrar nuevos instrumentos de redistribuci¨®n en un momento en el que crecen las desigualdades¡±. ¡°Tal y como est¨¢ el mercado laboral, las rentas tienen que ser un instrumento para salir de la pobreza¡±, defiende. Explica que, a ra¨ªz de recibir la ayuda, ¡°muchas personas, y especialmente mujeres, comienzan a relacionarse con su entorno o los servicios p¨²blicos de su barrio; tiene una dimensi¨®n comunitaria¡±. Las mujeres son el referente en el 84% de las familias perceptoras.

El proyecto se llama B-Mincome y se centra en los barrios donde la pobreza se ha cronificado, ubicados en la parte baja de una brecha social que en los dos ¨²ltimos a?os no ha empeorado pero que no se reduce. La ciudad ha recuperado clase media, pero las rentas muy bajas no remontan y se descuelgan del resto. Son barrios ubicados a orillas del r¨ªo Bes¨°s, en el noroeste de la ciudad, donde en el mejor de los casos la renta familiar es de 60 puntos sobre una media de 100 en la ciudad. Las 1.000 familias, que suman 3.760 personas (la mitad son menores), recibir¨¢n una ayuda media de 568 euros al mes.

Los trabajadores de los servicios sociales que acompa?an a las familias del ensayo subrayan que la existencia de la renta mensual cambia completamente, y a mejor, su relaci¨®n con los perceptores. Las ayudas econ¨®micas dejan de monopolizar la relaci¨®n con ellos, explican. ¡°Desaparece el estr¨¦s de las familias por llegar a final de mes y se pueden trabajar con calma otros aspectos, como la formaci¨®n laboral, la salud, la educaci¨®n o la organizaci¨®n familiar. Y adem¨¢s permite a los perceptores pensar en el futuro con m¨¢s calma¡±, apunta una profesional que lleva d¨¦cadas bregando con las familias m¨¢s castigadas de la ciudad.

En la memoria del proyecto que el Ayuntamiento present¨® en 2016 para formar parte de un proyecto de innovaci¨®n social se se?alaba que ¡°el supuesto de partida es que la renta m¨ªnima dotar¨¢ a las familias de seguridad, libertad y mayor responsabilidad, palancas para superar la pobreza¡±. Que asegurar un m¨ªnimo de ingresos ¡°mejora la capacidad de tomar decisiones¡±.

El test ser¨¢ evaluado por cuatro institutos de investigaci¨®n de varios pa¨ªses que medir¨¢n su eficacia. T¨¦cnicamente, la ayuda consiste en combinar un subsidio con pol¨ªticas complementarias (de formaci¨®n y empleo, fomento de la econom¨ªa social y cooperativa, y vivienda). As¨ª, hay perceptores cuya ayuda estar¨¢ condicionada a seguir planes de empleo, y otros que no. Se les pide que se impliquen en el barrio y su tejido asociativo, o no. Algunos reciben la ayuda y si consiguen trabajo y aumentan los ingresos se les rebajar¨¢; y a otros no. Se trata de poner a prueba todas las f¨®rmulas.

De media las familias reciben 568 euros al mes, pero las cantidades oscilan entre 100 y 1.600 euros, en funci¨®n de la composici¨®n de cada unidad familiar o lo que paguen de vivienda. El c¨¢lculo b¨¢sico de partida es que, sin el gasto de la vivienda, un adulto necesita 402 euros mensuales para cubrir sus necesidades y cada miembro de m¨¢s de la unidad familiar, otros 148.

El B-Mincome tambi¨¦n ha servido de plataforma para poner en marcha la moneda local, el REC, una promesa electoral de la alcaldesa, Ada Colau, para fomentar el comercio de proximidad. Y es que el proyecto contempla que los perceptores de la renta ciudadana gasten el 25% de la ayuda que reciban en REC (equivale a un euro y funciona con una aplicaci¨®n) en los comercios de su barrio.