Smartick: el negocio de ense?ar a entender los n¨²meros con una aplicaci¨®n
Los creadores del programa han desarrollado un m¨¦todo digital que refuerza la ense?anza de las matem¨¢ticas
Valeria Corrales tiene todas las papeletas para ser considerada una genio. Tiene 10 a?os y ya sabe dise?ar, montar y programar sus propios robots. Lo hace desde 2015. Aprendi¨® a "cacharrear" a trav¨¦s de la pantalla: mirando v¨ªdeos en YouTube. Ahora es la ni?a m¨¢s famosa de Huesca, su ciudad natal. Tiene su propio canal en Internet y se ha convertido en una inspiraci¨®n para otras peque?as que al igual que ella sue?an con ser ingenieras. Para lograr ese anhelo, Valeria se prepara d¨ªa a d¨ªa. Adem¨¢s de acudir al colegio, asiste con regularidad a una escuela de rob¨®tica para menores de edad y refuerza sus conocimientos en matem¨¢ticas mediante una aplicaci¨®n dotada de inteligencia artificial y que ha conquistado a m¨¢s de medio mill¨®n de usuarios en todo el mundo: Smartick.
"M¨¢s que una aplicaci¨®n hemos creado un m¨¦todo online de ense?anza de matem¨¢ticas para ni?os de cuatro a 14 a?os", explica Javier Arroyo, cofundador de la start-up. Forjada en 2009 y lanzada al mercado dos a?os despu¨¦s, la herramienta cuenta con un sistema de inteligencia artificial que identifica de forma autom¨¢tica el nivel de cada usuario y adapta los ejercicios y las operaciones a resolver al ritmo de aprendizaje de cada ni?o. Valeria lleva seis a?os usando Smartick. Le dedica 15 minutos al d¨ªa, que es lo que dura una sesi¨®n cada vez que se utiliza la aplicaci¨®n, que llega ya a 112 pa¨ªses y que ha brindado a sus creadores una facturaci¨®n de 4,8 millones de euros, con un beneficio bruto de explotaci¨®n (ebitda) de 2,1 millones en 2018, un 40% m¨¢s respecto a 2017.
Actualmente, cuenta con un equipo de 55 ingenieros, matem¨¢ticos, pedagogos, psic¨®logos y educadores. Todos ellos dan vida a Smartick, cuyo modelo empresarial ha llamado la atenci¨®n de Harvard y del Institut Europ¨¦en d'Administration des Affaires (Insead, una de las mejores escuelas de negocios del planeta). Ambas instituciones han publicado casos de estudio sobre el ¨¦xito de la compa?¨ªa. Smartick no es gratis. El precio mensual por alumno ronda los 30 euros. "Sabemos que no es barato pero tambi¨¦n que detr¨¢s de este m¨¦todo hay mucha investigaci¨®n y todo un equipo mejorando el producto cada d¨ªa, asesorando a los padres y dispuesto a escuchar el feedback de los usuarios", explica la empresa.
A nivel de usuarios, Espa?a es el pa¨ªs que concentra el mayor n¨²mero: m¨¢s de 385.000 ni?os utilizan la herramienta. Pero es en Am¨¦rica Latina donde la firma avanza con fuerza desde 2013, cuando salt¨® el Atl¨¢ntico. En M¨¦xico ya son 25.000 los clientes. En Colombia, la cifra ronda los 17.000, mientras que en Per¨² ya hay 7.700 usuarios. "El mercado latinoamericano genera con mucha diferencia el mayor tr¨¢fico, pero el ratio de conversi¨®n es mucho mayor en Espa?a y EE UU", explica Arroyo. Ha sido en esta ¨²ltima naci¨®n en donde la empresa ha recibido un gran espaldarazo. En 2015, el Massachussets Institute of Technology (MIT) seleccion¨® a esta start-up ¡ªtras haber sido elegida por la Comisi¨®n Europea como uno de los 30 proyectos m¨¢s innovadores de Europa¡ª para acelerar su expansi¨®n en el mercado norteamericano. "Smartick refleja todo lo que hemos estado investigando sobre la educaci¨®n en matem¨¢ticas y, en general, sobre lo dif¨ªcil que es aprenderlas", detalla Lori Breslow, fundadora del G-Lab, el laboratorio de aprendizaje y emprendimiento del MIT.
Ahora, la compa?¨ªa cuenta con casi 10.000 usuarios en la primera econom¨ªa del mundo y sigue sumando adeptos con su versi¨®n en ingl¨¦s. Adem¨¢s, durante el verano pasado, el congreso estadounidense la reconoci¨® con el galard¨®n Eisenhower Fellows de 2018, gracias a su innovaci¨®n en el campo de la ense?anza. Hoy su gran apuesta est¨¢ en seguir expandi¨¦ndose y para ello reinvierte sus ganancias. La mira est¨¢ puesta en el mercado asi¨¢tico donde aterriz¨® el a?o pasado. Por el momento, solo est¨¢ en Singapur y promete seguir ganando terreno. El avance no ser¨¢ sencillo. "Asia exige demasiado porque tienen un nivel alt¨ªsimo en matem¨¢ticas. Eso requiere un trabajo de excelencia tanto en el producto como en la atenci¨®n", concluye Arroyo.
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