Cuenta atr¨¢s del Brexit
Los pr¨®ximos son d¨ªas de triste tensi¨®n para elegir entre lo malo y lo peor
El t¨ªtulo de esta tribuna podr¨ªa parecer atrevido porque el proceso del Brexit se est¨¢ complicando y puede quedar mucho tiempo para resolverlo. Una serie de estramb¨®ticas votaciones, negaciones y contradicciones en la C¨¢mara de los Comunes ha cerrado el abanico de opciones econ¨®micas hasta dejarlas en un terreno peligroso para la estabilidad econ¨®mica y financiera brit¨¢nica y europea. Ya no se sabe en qu¨¦ direcci¨®n empuja el aire. Los parlamentarios brit¨¢nicos se han abocado a elegir entre dos opciones que, al mismo tiempo, parecen despreciar: una salida sin acuerdo (un no-deal desordenado) o una petici¨®n de una pr¨®rroga m¨¢s amplia para la salida de la UE, que les abocar¨ªa a participar en las elecciones europeas. Estas dos posibilidades tienen un valor econ¨®mico en s¨ª. Es negativo y se inyecta en las venas internacionales por la v¨ªa de la desconfianza institucional e inversora.
Como en tantas otras ocasiones en este siglo XXI de lo impensable, es posible que un Parlamento exprese querer evitar algo pero conduzca a ello al mismo tiempo. Es lo que pasa con la posibilidad de salida sin acuerdo. Se ha llegado incluso a votar contra esta opci¨®n en Westminster, pero ser¨ªa dif¨ªcil encontrar a un inversor o analista econ¨®mico que otorgue una posibilidad cero a un escenario pos-nuclear en el que un 13 de abril (u otro d¨ªa por el azar del movimiento de fechas) el Reino Unido salga sin orden ni concierto de la UE. Parece que no hayamos aprendido nada de situaciones similares y del p¨¢nico financiero (fugas de dep¨®sitos y capitales incluidas) que producen este tipo de rupturas o su mera expectativa. El problema es que los ciudadanos y empresas ya no se encuentran c¨®modos navegando a trav¨¦s de fechas tope improvisadas. La cercan¨ªa del desastre puede estar anticipando movimientos con importante incidencia financiera. Por eso, el Brexit est¨¢ pesando en los mercados cambiarios y de capitales ahora m¨¢s que nunca.
Es curioso que el an¨¢lisis econ¨®mico est¨¢ndar se est¨¦ centrando en las implicaciones comerciales y en cu¨¢nto se juega cada pa¨ªs en la balanza de pagos con el Reino Unido (Espa?a de los que m¨¢s). En realidad, a corto plazo, el shock financiero puede ser m¨¢s importante. Y, por encima de todo, generar una desconfianza entre un centro financiero de primer orden y gran parte del mercado europeo y mundial. Los separatismos venden muy mal entre inversores. La amenaza de los mismos es suficiente. Hay que tener en cuenta lo que ya se ha roto y a¨²n no apreciamos. La confianza que ya se ha despreciado en dos a?os y medio y que puede llevar d¨¦cadas reconstruir. No se pueden usar los referendos como ruleta del devenir econ¨®mico que un d¨ªa cae en el rojo y otro en el negro. Ning¨²n inversor institucional compra ese juego a largo plazo. El propio Banco de Inglaterra reconoce que el PIB brit¨¢nico es ya, hoy, un 2% menor de lo que deber¨ªa simplemente por haber votado a favor del Brexit. Los pr¨®ximos son d¨ªas de triste tensi¨®n para elegir entre lo malo y lo peor.
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