Los suicidios de France T¨¦l¨¦com llegan a los tribunales: juicio al sistema de acoso moral
Siete exdirigentes de la actual Orange, acusados de imponer un sistema que llev¨® a una ola de suicidios hace una d¨¦cada
Es un juicio a siete personas y una empresa concreta por sus decisiones durante un periodo determinado, pero lo que est¨¢ en juego en el proceso de France T¨¦l¨¦com, que ha empezado esta semana, es mucho m¨¢s. Puede determinar c¨®mo, en el futuro, las grandes empresas tratar¨¢n a sus empleados. Entre 2007 y 2010, una ola de suicidios en la compa?¨ªa telef¨®nica abri¨® el debate sobre los efectos de algunos m¨¦todos de gesti¨®n de personal en la salud mental de los trabajadores. Los antiguos responsables del viejo monopolio p¨²blico de las telecomunicaciones en Francia, hoy Orange, comparecen ante el Tribunal Correccional de Par¨ªs bajo la acusaci¨®n de ¡°acoso moral¡±.
La originalidad es que se juzga un sistema y no los actos perpetrados por una persona contra otra, como es habitual en los casos de acoso moral. El mero hecho de que el proceso tenga lugar ya puede haber llevado al mundo de las empresas a ¡°ver el riesgo y el peligro¡±, dice Eric Beynel, portavoz del sindicato Solidaires, ¡°pero no se han dado respuestas de fondo sobre lo que ocurre en el lugar de trabajo¡±. ¡°Se han centrado en los efectos, con grupos de calidad de vida en el trabajo, o de bienestar en el trabajo, con tel¨¦fonos SOS psicol¨®gico¡±, dice este sindicalista. ¡°Pero no han abordado las causas profundas. Si no, no seguir¨ªa habiendo hoy un gran n¨²mero de suicidios ligados al trabajo¡±.
El sistema de acoso ocurri¨® en un contexto espec¨ªfico. France T¨¦l¨¦com acababa de privatizarse. La competencia era enorme. Los clientes de l¨ªneas fijas se derrumbaban. Una buena parte de los 120.000 empleados ten¨ªan el estatuto de funcionarios, lo que dificultaba los despidos. Los dirigentes de la compa?¨ªa, con el director general Didier Lombard a la cabeza, adoptaron medidas dr¨¢sticas. El objetivo era suprimir 22.000 empleos. El m¨¦todo, seg¨²n los magistrados, consist¨ªa en desestabilizar a los empleados creando un ambiente de inseguridad para forzar su salida. Las juezas de instrucci¨®n sostienen que estas pol¨ªticas ¡°implicaron o acentuaron en un buen n¨²mero de asalariados un sufrimiento cuyas manifestaciones adoptaron formas diversas, la m¨¢s dram¨¢tica de las cuales fue el paso al acto suicida¡±.
Entre las 39 personas reconocidas como v¨ªctimas en el caso France T¨¦l¨¦com, 19 se suicidaron, 12 lo intentaron y ocho sufrieron depresi¨®n. Pero se han descartado los cargos de ¡°homicidio involuntario¡± o de ¡°puesta en peligro de vida ajena¡±, que habr¨ªa supuesto un v¨ªnculo directo entre las decisiones de los jefes de la telef¨®nica y la ola de suicidios. Tambi¨¦n habr¨ªan expuesto a penas m¨¢s graves a los acusados, que finalmente afrontan la acusaci¨®n de acoso moral, tipificada en el art¨ªculo 222-33-2 del C¨®digo Penal franc¨¦s. Seg¨²n este art¨ªculo, el acoso moral consiste en ¡°acosar a otra personas con palabras o comportamientos repetidos que tengan por objeto o efecto una degradaci¨®n de las condiciones laborables susceptible de atentar contra sus derechos y a su dignidad, alterar su salud f¨ªsica o mental o comprometer su futuro profesional". Los encausados se exponen a hasta un a?o de prisi¨®n y 15.000 euros de multa.
¡°Como es un proceso in¨¦dito (...) la cuesti¨®n es qu¨¦ precedente crear¨¢¡±, dice Lo?c Lerouge, investigador en el Centro Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y especialista en el derecho de la salud en el trabajo. ¡°Si se reconoce penalmente el acoso institucionalizado, las grandes empresas, en el marco de sus planes de reestructuraci¨®n y reorganizaci¨®n, deber¨¢n integrar este par¨¢metro. Si hay una exoneraci¨®n, quiz¨¢ los planes de reestructuraci¨®n podr¨¢n seguir sin integrar la salud mental de los asalariados en su puesta en marcha¡±.
Lerouge tiene dudas sobre el fundamento jur¨ªdico por el acoso moral institucionalizado y organizado, y no entre personas con nombres y apellidos. ¡°En Francia no se reconoce un sistema organizado de acoso, sino que estamos en el terreno de las relaciones individuales, interpersonales¡±, explica. "Si los jueces reconocen este tipo de acoso, lo cambiar¨¢ todo".
En la lista de muertos, que el diario?Le Monde enumera, figura Andr¨¦ Amelot, de 54 a?os, que se ahorc¨®; Camille Bodivit, de 48, que se lanz¨® de un puente; Anne-Sophie Cassou, de 42, que ingiri¨® un c¨®ctel de medicamentos y alcohol; Corinne Cleuziou, de 45, que tambi¨¦n se ahorc¨®; o R¨¦my Louvradoux, de 56, que se inmol¨® ante una sede de la empresa en Burdeos.
No se juzgan los planes de reestructuraci¨®n puestos en marcha por Lombard, su n¨²mero dos Louis-Pierre Wernes y el director de recursos humanos Olivier Barberot, entre otros, sino el m¨¦todo. Tambi¨¦n se sienta en el banquillo la empresa France T¨¦l¨¦com como persona moral. A Lombard se le atribuye la siguiente frase durante una reuni¨®n de directivos en 2006: ¡°Haremos las reducciones de una manera u otra, por la ventana o por la puerta¡±. Tambi¨¦n se le reprocha haber minimizado los suicidios en France T¨¦l¨¦com diciendo que fueron ¡°una moda¡±.
Al comparecer el martes ante el tribunal, Lombard dijo que hab¨ªa querido decir ¡°ambiente de suicidio¡± ¡ªmood en ingl¨¦s¡ª y no "moda de suicidio", y se refiri¨® al llamado efecto Werther, seg¨²n el cual la publicidad de los suicidios tiene un efecto de imitaci¨®n. En un mensaje le¨ªdo, dijo: ¡°Es evidente que algunas medidas de ayuda a la transformaci¨®n [laboral de los afectados] no estaban adaptadas para algunos y renuevo la expresi¨®n, para las v¨ªctimas y sus familias, de mi sincera y profunda tristeza por que esta situaci¨®n haya podido involuntariamente contribuir a fragilizar a algunos de entre ellos hasta el punto de cometer un gesto irremediable, lo que me resulta insoportable¡±.
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