La guerra fr¨ªa entre EE UU y China sacude el mercado tecnol¨®gico
La inclusi¨®n de Huawei en la lista negra de EE UU impide en la pr¨¢ctica a las firmas estadounidenses venderle componentes o 'software'. Trump aprueba una tregua de tres meses antes de la entrada en vigor
El pulso econ¨®mico entre las dos mayores potencias mundiales ha derivado en una gran sacudida en el negocio tecnol¨®gico global. Estados Unidos ha incluido al gigante chino de tel¨¦fonos y tabletas Huawei, que considera un peligro para la seguridad nacional, en una lista negra que, en la pr¨¢ctica, impide a las firmas estadounidenses venderle componentes o software. La primera gran consecuencia ha llegado con ruptura del negocio con grupos como Google o Qualcomm, lo que deja a millones de consumidores inquietos. Cuando dos elefantes se pelean, sufre la hierba que hay debajo.
Nada como Huawei encarna el desaf¨ªo de China a las potencias econ¨®micas occidentales, por el voraz crecimiento que esta compa?¨ªa representa y tambi¨¦n por todos sus claroscuros. Fundada hace 30 a?os, la firma se ha convertido en el primer fabricante de productos tecnol¨®gicos del mundo y en el segundo mayor vendedor de tel¨¦fonos m¨®viles, solo superado por la coreana Samsung. El a?o pasado gan¨® 59.300 millones de yuanes (unos 7.850 millones de euros), lo que supone un aumento respecto al ejercicio anterior del 25%, gracias sobre todo al empuje de la facturaci¨®n, algo muy dif¨ªcil de conseguir en una compa?¨ªa madura. El ¨¦xito, sin embargo, no se puede abstraer del h¨¢bitat. El r¨¦gimen del Partido Comunista Chino (PCCh), con su abierto apoyo a las empresas locales frente a las extranjeras, est¨¢ preparando un proceso de autarqu¨ªa tecnol¨®gica que ahora se puede acelerar.
El veto de Google a Huawei, sonado porque deja a los dispositivos del fabricante asi¨¢tico sin actualizaciones de servicios tan importantes como los de Android (salvo su versi¨®n libre) o Gmail,? trascendi¨® el domingo en una informaci¨®n avanzada por Reuters. Y se han sumado otras firmas como Qualcomm, Infineon o Intel, seg¨²n Bloomberg. Washington acusa a la empresa de robar tecnolog¨ªa, de incumplir el r¨¦gimen de sanciones con Ir¨¢n y, muy especialmente, de mantener unos lazos con el Gobierno chino que la convierten en un peligro para su seguridad nacional. De ah¨ª la inclusi¨®n en la lista negra la semana pasada.
El lunes por la noche, la Administraci¨®n de Donald Trump anunci¨® una tregua de tres meses. El Departamento de Comercio de EE UU aprob¨® una licencia temporal para el fabricante chino hasta el 19 de agosto para que pueda mantener las redes y proporcionar actualizaciones de software a los terminales existentes. La Administraci¨®n de Trump hab¨ªa aprobado la medida contra Huawei justo despu¨¦s de la ¨²ltima ronda de subida de aranceles, pero la batalla con la tecnol¨®gica ven¨ªa de lejos y ha cristalizado con millones de consumidores que no saben muy bien qu¨¦ va a pasar con los dispositivos. El desarrollo de las redes 5G, cuyo trono tambi¨¦n se encuentra en el fondo de esta batalla, se pone en juego con la crisis de uno de sus principales jinetes.
Antes del anuncio de esa moratoria de tres meses, la firma china hab¨ªa salido al paso para indicar que garantizar¨¢ las actualizaciones de seguridad y los servicios posventa a los m¨®viles y tabletas ya vendidos o en almacenamiento. Adem¨¢s, el gigante tecnol¨®gico de Shenzhen ya ven¨ªa avisando de que se preparaba para un posible corte de suministros estadounidenses y llevaba tiempo desarrollando sus propios chips y su propio sistema operativo. Una nueva se?al de que la guerra comercial entre Pek¨ªn y Washington se plantea como una carrera de fondo y de resistencia, y que la rivalidad ya se ha extendido mucho m¨¢s all¨¢ del mero volumen de compraventas.
Para Donald Trump, la batalla comercial contra China supone tambi¨¦n una buena apuesta en clave dom¨¦stica. La competencia desleal del gigante asi¨¢tico ¡ªcon su consiguiente perjuicio a la industria estadounidense¡ª ha sido un asunto permanente durante toda su andadura pol¨ªtica, y la oposici¨®n, el Partido Dem¨®crata, no discrepa del fondo del asunto, es decir, la necesidad de la batalla, m¨¢s all¨¢ de que se critiquen las formas del incendiario presidente republicano y sus escasos recelos ante una escalada arancelaria.
Tambi¨¦n a los socios europeos los deja en una situaci¨®n complicada. Aunque desde la llegada de Trump a la Casa Blanca el enfriamiento es evidente, las sospechas sobre los v¨ªnculos de Huawei con el r¨¦gimen de Xi Jinping tambi¨¦n han hecho mella al otro lado del Atl¨¢ntico. Los Veintiocho cuentan con la firma asi¨¢tica para el despliegue de la red de 5G en Europa, sin la cual su desarrollo podr¨ªa retrasarse a?os, pero las sospechas sobre sus lazos con el Estado chino generan inquietud. "La UE se toma muy en serio la ciberseguridad", se?alan desde el Ejecutivo comunitario, informa ?lvaro S¨¢nchez. El pasado 25 de marzo, la Comisi¨®n anunci¨® que antes del 30 de junio llevar¨ªa a cabo una evaluaci¨®n de riesgos de la red de infraestructuras 5G.
En paralelo, Trump y Xi tratan de llegar a un acuerdo que ponga fin a la guerra arancelaria en la que llevan sumergidos desde el a?o pasado. Esas conversaciones influir¨¢n en el conflicto entre Huawei y Estados Unidos. El pasado junio, el Departamento de Comercio estadounidense ya lleg¨® a un acuerdo con el fabricante chino de m¨®viles ZTE, que hab¨ªa tenido que cesar sus operaciones al perder su principal mercado.
El Gobierno chino, de momento, ha tenido una reacci¨®n moderada con Huawei. En su rueda de prensa diaria, el portavoz de Asuntos Exteriores, Lu Kang, indic¨® ¨²nicamente que Pek¨ªn ¡°presta atenci¨®n al desarrollo de la situaci¨®n¡± y ¡°apoyar¨¢ a las empresas chinas para defender sus derechos leg¨ªtimos mediante v¨ªas legales¡±.
La relativa moderaci¨®n ha sido, hasta ahora, la t¨®nica de las respuestas de Pek¨ªn. Quiz¨¢ por no empeorar la situaci¨®n, quiz¨¢ por ganar tiempo mientras estudia alternativas. O quiz¨¢ porque, como han dibujado sus medios de comunicaci¨®n estatales, su estrategia es presentarse como un Gobierno poco deseoso de tomar medidas dr¨¢sticas, pero que no esquivar¨¢ adoptarlas si lo ve necesario, y que est¨¢ dispuesto a un enfrentamiento de largo plazo.
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