Otro paso hacia una integraci¨®n trasatl¨¢ntica
Dado el actual panorama pol¨ªtico, no puede darse por hecho que el tratado se materialice en un acuerdo activo
Desde el pasado 28 de junio, d¨ªa en que se firm¨® el acuerdo de libre comercio entre la Uni¨®n Europea (EU) y el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), mucho se ha escrito sobre los potenciales ganadores y perdedores. Tras veinte a?os de dif¨ªciles negociaciones, el nuevo acuerdo constituye uno de los principales tratados de libre comercio a nivel mundial. Implica liberalizar el comercio en un mercado estrat¨¦gico con un PIB de m¨¢s de 18 billones de d¨®lares, lo que representa m¨¢s del 20% del PIB mundial, una poblaci¨®n de 780 millones y que involucra a 32 pa¨ªses o a 31 tras el Brexit. En el panorama actual, con las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y el estancamiento de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC), el acuerdo entre la UE y Mercosur es una luz en el t¨²nel que podr¨ªa constituir el inicio de una nueva ola de acuerdos comerciales, como ocurri¨® a mediados de los a?os noventa con la firma del Tratado de Libre Comercio Norteamericano. Podr¨ªa generar un efecto domin¨®, ya que el mayor acceso al mercado generar¨¢ presiones de competitividad fuera del bloque que podr¨ªan contribuir a acelerar otros procesos de integraci¨®n.
Al igual que los recientes acuerdos de la UE con Canad¨¢ y Jap¨®n, se trata de un acuerdo comercial de nueva generaci¨®n compuesto por dos pilares principales: el referido al comercio y el de regulaci¨®n y cooperaci¨®n en otras ¨¢reas. Con respecto al primero, el acuerdo implica la eliminaci¨®n o reducci¨®n de las barreras arancelarias (en m¨¢s del 90% de los bienes comercializados) en los sectores industrial y agr¨ªcola. Establece asimismo cuotas m¨¢s generosas que las inicialmente propuestas para los productos agr¨ªcolas exportados desde Mercosur a la UE y facilita el comercio, al simplificar y armonizar los procedimientos comerciales con el consiguiente aumento de la competitividad. En tercer lugar, ofrece garant¨ªas legales para proteger los productos europeos con denominaci¨®n de origen y elimina las barreras no arancelarias. Adem¨¢s, Mercosur tendr¨¢ hasta 15 a?os para liberalizar sectores industriales estrat¨¦gicos, mientras que la UE liberaliza m¨¢s del 80% de las importaciones de productos industriales de Mercosur sin per¨ªodo de transici¨®n alguno. Finalmente, incluye el sector servicios y abre oportunidades de negocio en tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, telecomunicaciones, transporte, etc¨¦tera.
Con respecto al pilar regulatorio y de cooperaci¨®n en otras ¨¢reas diferentes al comercio, el acuerdo implica mejoras importantes en la calidad institucional con un marco regulatorio com¨²n, una mayor transparencia y una reducci¨®n de la aplicaci¨®n discrecional de las pol¨ªticas econ¨®micas. El acuerdo incluye tambi¨¦n un cap¨ªtulo dedicado al desarrollo sostenible ¨Csus firmantes se comprometen a cumplir el acuerdo de Par¨ªs¨C y promueve est¨¢ndares altos en relaci¨®n con la seguridad alimentaria, los derechos humanos y los derechos laborales.
Los principales escollos durante las negociaciones fueron salvados con importantes concesiones de acceso al mercado por las dos partes. La UE ofreci¨® reducir los aranceles y fijar cuotas m¨¢s generosas para los productos agr¨ªcolas y Mercosur acept¨® desmantelar progresivamente los aranceles en productos industriales y abrir la contrataci¨®n p¨²blica a proveedores de la UE.
Aunque los agricultores de la UE, especialmente en B¨¦lgica, Francia, Irlanda y Polonia se han manifestado como potenciales perdedores, las cuotas y aranceles negociadas seguir¨¢n protegiendo su sector. Desde el lado del Mercosur, la liberalizaci¨®n progresiva sectores industriales clave, como la industria automotriz, sector farmac¨¦utico y maquinaria supondr¨¢ un gran reto para la competitividad especialmente en Argentina y Brasil, donde las estrategias nacionales de pol¨ªtica industrial ser¨¢n cruciales en los pr¨®ximos a?os. Para Espa?a y Portugal es una gran oportunidad, dada su especializaci¨®n productiva y los lazos culturales que los unen con el Cono Sur.
Desde la teor¨ªa econ¨®mica, el acuerdo es un desarrollo positivo que contribuir¨¢ a aumentar el comercio, los negocios y la cooperaci¨®n no solo en cuestiones comerciales, sino tambi¨¦n en la conservaci¨®n del medio ambiente, la protecci¨®n social y la transferencia de tecnolog¨ªa. Sin embargo, en todo proceso de liberalizaci¨®n comercial hay ganadores y perdedores y, por tanto, para garantizar su viabilidad ser¨¢ crucial el establecimiento de mecanismos claros de apoyo a los colectivos m¨¢s perjudicados. A¨²n queda un largo camino por recorrer hasta que el texto legal del acuerdo se haga p¨²blico y sea ratificado por los parlamentos correspondientes. Dado el actual panorama pol¨ªtico, no puede darse por sentado que el tratado se materialice en un acuerdo activo.
Inmaculada Mart¨ªnez-Zarzoso es profesora de las universidades de G?ttingen y Jaume I
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