Ahogadillas entre vecinos por la piscina del edificio

Cuando aprieta el calor, el debate sobre si poner o no una piscina en la finca se vuelve m¨¢s encarnizado. Cada a?o, en esta ¨¦poca, la imaginaci¨®n de los vecinos se dispara y se visualizan en ba?ador y chanclas. Ninguna decisi¨®n tomada en junta de vecinos resulta un paseo, pero en el caso de las piscinas, la cosa se complica. El principal escollo es la votaci¨®n para que salga adelante su construcci¨®n.

Es una cuesti¨®n controvertida que ha sido resuelta de forma distinta por los tribunales: algunos consideran que todos los vecinos deben estar de acuerdo y otros que no es necesaria la unanimidad. "Seg¨²n la Ley de Propiedad Horizontal (LPH), al tratarse de una instalaci¨®n no necesaria, el acuerdo debe aprobarse con el voto favorable de las tres quintas partes de los propietarios y cuotas, esto es, el 60%", explica Isabel Bajo, presidenta del Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid). Las sentencias de algunas Audiencias Provinciales dan por v¨¢lida esta proporci¨®n de votos.

Sin embargo, una sentencia del Tribunal Supremo del 9 de octubre de 2008 declara como doctrina jurisprudencial que la "construcci¨®n de una piscina, al modificar un elemento com¨²n o hacerlo inservible para otro uso, requiere unanimidad, siendo insuficiente la regla de los tres quintos para su aprobaci¨®n", precisa Salvador D¨ªez, presidente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas (CGCAFE). Al sentar jurisprudencia, toda piscina nueva deber¨ªa requerir la unanimidad de los vecinos, pero en la pr¨¢ctica esto no siempre es as¨ª.

En este mar de incertidumbre se mueven los vecinos y, sobre todo, los administradores de fincas. En una de las urbanizaciones que gestiona Carlos Torres en Cobe?a (Madrid) se aprob¨® la construcci¨®n de la piscina, de 15 por 10 metros, el pasado a?o por las tres quintas partes de los vecinos. Han decidido acogerse a lo que dice la LPH. Este verano estrenan la instalaci¨®n, por la que cada propietario debe pagar unos 2.500 euros. Algo m¨¢s tendr¨¢n que esperar los vecinos de la comunidad que administra en M¨®stoles Federico Cerrato, de la empresa Fisconta. Su construcci¨®n se acaba de aprobar por las tres quintas partes. Ahora est¨¢n valorando presupuestos. "De 112 vecinos, 81 han dicho que s¨ª, por lo que el proyecto lo pagan los que participan en ¨¦l", argumenta el administrador. El coste final de la piscina, de 18 por 8 metros, asciende a 168.000 euros y cada vecino debe abonar unos 2.100 euros. "Es un tema que suscita controversia, sobre todo, entre los que quieren piscina a toda costa y los que no quieren perder parte del uso del terreno que es comunitario o plantean que producir¨ªa ruidos durante las siestas de verano", dice Cerrato.

Una vez votada la construcci¨®n, el problema est¨¢ en saber qui¨¦n paga la piscina. Si ha salido adelante con el voto de las tres quintas partes, solo la costean esos vecinos que votan a favor. El resto no tiene obligaci¨®n de abonarla, ya que el coste de la instalaci¨®n supera las tres mensualidades de cuotas ordinarias. Ahora bien, tampoco pueden hacer uso de la piscina, aunque s¨ª de la zona de c¨¦sped. "La LPH establece diferencias entre las obras necesarias, obligatorias y las de mejora. Si la piscina que se instala se considera de mejora, solo se exigir¨ªa las tres quintas partes y en este caso puede impedirse la entrada a los vecinos que no han pagado", dice D¨ªez. Para evitar su entrada se puede instalar un sistema de control de acceso. Algunas comunidades dan tarjetas a los propietarios e, incluso, pueden poner precio a la entrada de los vecinos disidentes. Si despu¨¦s se arrepienten y deciden pagar la instalaci¨®n, pueden hacerlo, algo bastante habitual. En cualquier caso, siempre pueden impugnar ante un tribunal la decisi¨®n de su comunidad para declarar nulo el acuerdo.

Las motivaciones de los vecinos para instalar una piscina no suelen ser econ¨®micas y eso que revaloriza las viviendas entre un 7% y un 10%, comenta Bajo. Su objetivo es el de disfrutar de una zona al aire libre (calidad de vida, hacer ejercicio...) sin salir de casa, sobre todo cuando hay ni?os. Ahora bien, no hay que olvidar los gastos de mantenimiento y los costes derivados del servicio del socorrista. La normativa var¨ªa por regiones: en la de Madrid, por ejemplo, es obligatoria la contrataci¨®n de socorristas a partir de 31 viviendas.

Crece la demanda

La demanda de piscinas comunitarias est¨¢ ayudando al sector, cuya facturaci¨®n aument¨® un 5,45% en 2018, seg¨²n la Asociaci¨®n de Fabricantes y Distribuidores de Equipos y Productos Qu¨ªmicos, Mantenedores y Constructores de Piscinas (ASOFAP). En Espa?a existen 1,3 millones de instalaciones, de las que 82.000 son comunitarias. El 95% son de obra, hechas de hormig¨®n gunitado ¡ªse proyecta hormig¨®n sobre una superficie¡ª. En cuanto al revestimiento, cerca del 92% utilizan gresite o cer¨¢mica, comentan en Fluidra, empresa fabricante de sistemas y componentes para piscinas.

Para fincas y piscinas peque?as, las mejores opciones son las prefabricadas y desmontables. En el caso de las primeras, la forma y conexiones vienen ya de f¨¢brica en una sola pieza y solo se requiere hacer la excavaci¨®n del hueco. "Cuestan unos 9.000 euros, un 30% menos que las piscinas de obra", indican en el portal de reformas Habitissimo. Si no se pueden hacer perforaciones, las desmontables son la mejor soluci¨®n, aunque son m¨¢s comunes en unifamiliares. Los precios se mueven entre 1.500 y 5.000 euros, calculan en el portal. Cada vez m¨¢s populares son las piscinas de cloraci¨®n salina. "En Espa?a, la mayor¨ªa utiliza productos cl¨¢sicos como el cloro, mientras que entre el 15% y el 20% emplea electrolisis de sal, aunque la tecnolog¨ªa salina est¨¢ muy de moda y cada vez m¨¢s extendida", dicen en Fluidra. No se producen irritaciones en los ojos y se reduce la sequedad de la piel. Adem¨¢s, el mantenimiento es menor.