Los desaf¨ªos legales de la impresi¨®n en 3D
Esta tecnolog¨ªa plantea retos relacionados con la propiedad intelectual y la responsabilidad por da?os
Auriculares que se adaptan a la forma exacta de la oreja, pr¨®tesis a medida del paciente, casas que se construyen en horas y hasta pistolas. La lista de objetos que pueden imprimirse en tres dimensiones es pr¨¢cticamente interminable. Esta tecnolog¨ªa, cuyo desarrollo avanza a gran velocidad, est¨¢ suponiendo una aut¨¦ntica revoluci¨®n en la producci¨®n o comercializaci¨®n de muchos bienes. Seg¨²n la consultora McKinsey, la impresi¨®n 3D gener¨® en 2017 un negocio de 10.000 millones de d¨®lares en todo el mundo. En 2025 se calcula que sobrepasar¨¢ los 250.000 millones No obstante, y a pesar de su r¨¢pida expansi¨®n, se trata de una tecnolog¨ªa que presenta numerosos desaf¨ªos. Tambi¨¦n (o especialmente) en el ¨¢mbito legal.
Como apunta Paloma Llaneza, CEO de Razona LegalTech y experta en ciberseguridad, ¡°la impresi¨®n 3D democratiza la generaci¨®n de r¨¦plicas¡±. De igual manera que ocurri¨® en el mercado del cine o de la m¨²sica, los individuos pueden conseguir de forma pr¨¢cticamente inmediata y a un coste relativamente bajo una copia id¨¦ntica de un objeto. Por lo tanto, y de encontrarse esa pieza bajo alg¨²n tipo de protecci¨®n legal (patente, derechos de autor o dise?o industrial, entre otros), ¡°se estar¨ªan vulnerando sus derechos de propiedad intelectual e industrial¡±.
Pero no toda impresi¨®n de un bien protegido constituye necesariamente un acto il¨ªcito. Para que sea considerado como tal, ¡°debe hacerse un uso comercial del objeto¡±, matiza Jos¨¦ Carlos Erdozain, of counsel de Pons IP. En este sentido, la ley hace una interpretaci¨®n amplia del concepto ¡°uso comercial¡±, por lo que para vulnerar los derechos no solo es necesaria la existencia de una transacci¨®n econ¨®mica (su venta o alquiler, por ejemplo), sino que su violaci¨®n tambi¨¦n podr¨ªa producirse ¡°por exhibirlo en una p¨¢gina web, difundirlo o, incluso, regalarlo¡±. Por tanto, y de cumplirse alguno de estos supuestos, la empresa o el individuo titular de los derechos podr¨ªa actuar legalmente contra el infractor y reclamar su sanci¨®n y una indemnizaci¨®n.
Ahora bien, ?qu¨¦ ocurre si la impresi¨®n del objeto se produce en el ¨¢mbito del hogar? Lo normal ser¨¢ que el titular de los derechos ¡°est¨¦ interesado en frenar comercializaciones significativas¡±, reflexiona Erdozain. Es decir, si la copia se produce en un entorno reducido, como el dom¨¦stico, lo que prev¨¦n los juristas es que el titular de los derechos renuncie a perseguir al infractor porque la potencial ganancia ser¨¢ tan reducida que el coste del proceso judicial no le merecer¨¢ la pena. Tambi¨¦n es posible, apuntan, que en un gran n¨²mero de casos nunca se entere de la impresi¨®n tridimensional ileg¨ªtima.
Por otro lado, la proliferaci¨®n de esta tecnolog¨ªa ¡°generar¨¢ un aumento de la falsificaci¨®n¡±, augura Alejando Touri?o, socio director de Ecija. Esto se explica por dos motivos: la previsible facilidad para que acaben circulando por Internet los planos de los objetos, y el uso creciente por parte de las empresas de la impresi¨®n 3D. O dicho de otro modo: si el original est¨¢ fabricado con esta tecnolog¨ªa, su reproducci¨®n a trav¨¦s de la misma por parte de los falsificadores ser¨¢ m¨¢s sencilla y precisa.
El mercado de la creaci¨®n en tres dimensiones triunfa especialmente en sectores industrializados como el de la construcci¨®n, el juguetero y el del mobiliario, aunque tambi¨¦n est¨¢ teniendo un gran impacto en el mundo de la moda, el dise?o y la salud. No obstante, hay otros ¨¢mbitos en los que su extensi¨®n puede tener efectos preocupantes, como en lo relativo a la seguridad privada. As¨ª, como se?ala Touri?o, un usuario podr¨ªa descargarse los planos de una pistola en la Internet oscura (dark web), imprimirla y usarla. Lejos de ser una realidad remota, un caso as¨ª ya se ha dado en pa¨ªses como Reino Unido, donde un joven fue condenado el pasado junio por posesi¨®n de armas de fuego impresas en tres dimensiones. M¨¢s all¨¢ fue la empresa estadounidense Defense Distributed, que en julio de 2018 quiso publicar planos, dibujos, instrucciones y archivos para que los usuarios pudiesen imprimir armas en 3D. Un juez federal bloque¨® el lanzamiento al valorar la peligrosidad de estas armas, al no estar registradas y ser indetectables por los detectores de metales (est¨¢n hechas de pl¨¢stico).
Responsabilidad civil
En el proceso de creaci¨®n de un objeto en tres dimensiones confluyen una multitud de actores: el dise?ador del software, el que elabora los planos, el fabricante de la impresora, el de los materiales y el usuario final que imprime la pieza. En este sentido, otro de los grandes retos que presenta la tecnolog¨ªa de impresi¨®n 3D radica en determinar qui¨¦n ostenta la responsabilidad en caso de fallo o da?os, que ser¨¢, a la postre, quien deba hacer frente a la reparaci¨®n o indemnizaci¨®n correspondiente. Un debate similar al que ya se ha suscitado en relaci¨®n a los coches aut¨®nomos, especialmente tras los casos de atropellos mortales a peatones.
En esa cuesti¨®n, Llaneza se?ala que ¡°la responsabilidad recae sobre quien tenga la culpa¡±. Sin embargo, esa conexi¨®n error-culpabilidad no siempre es f¨¢cil de determinar. Para ello, el tribunal o las partes en el proceso judicial deber¨¢n desentra?ar por qu¨¦ se ha producido dicho error, valorando, a trav¨¦s de informes periciales, ¡°cu¨¢l es el nexo causal entre el incidente y el posible responsable¡±. As¨ª, si el material era defectuoso, el responsable ser¨¢ el fabricante de dicho componente. Si el software ten¨ªa fallos, el programador afrontar¨¢ la compensaci¨®n. Y, si la impresora estaba mal calibrada, la empresa que la comercializ¨® responder¨¢ por los posibles da?os. En la teor¨ªa puede resultar sencillo; ante el juez, esta demostraci¨®n, ser¨¢ otro cantar.
Los cambios adelantan a la ley
Son muchos los expertos que han cuestionado que el marco legislativo est¨¦ preparado para hacer frente a los desaf¨ªos derivados de la impresi¨®n en tres dimensiones, apostando por una nueva ley que actualice las disposiciones vigentes. Sin embargo, los juristas consultados rechazan su necesidad y afirman que la normativa existente da respuestas suficientes a este nuevo fen¨®meno.
Jos¨¦ Carlos Erdozain (Pons IP) cree que la amplitud regulaci¨®n de la propiedad industrial e intelectual permitir¨¢ atender a los retos de las impresoras tridimensionales. Paloma Llaneza, por su parte, cree que hay que ver c¨®mo evoluciona el fen¨®meno antes de activar nuevas normas.
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