¡°En el sector digital, un pu?ado de empresas se reparten un enorme poder¡±
La comisaria europea de Competencia aspira a repetir en la Comisi¨®n en un puesto "en el que pueda mover algo"
Como comisaria de Competencia durante los ¨²ltimos cinco a?os, ha sido uno de los azotes de las compa?¨ªas tecnol¨®gicas estadounidenses por abusar de sus posiciones de dominio. A punto de acabar su mandato y con la aspiraci¨®n de repetir en la Comisi¨®n en ¡°una cartera en la que pueda mover algo¡±, reflexiona sobre el futuro de la UE.
Pregunta. ?Qu¨¦ tiene que hacer Europa para no quedarse totalmente desconectada de la revoluci¨®n digital?
Respuesta. Al principio las redes sociales, el libre intercambio de datos y las nuevas posibilidades de comunicaci¨®n despertaron un gran entusiasmo, casi infantil. En vista de los aspectos oscuros del fen¨®meno, hay una cierta desilusi¨®n. Ahora la gente quiere saber exactamente qu¨¦ pasa con sus datos, qui¨¦n decide qu¨¦ informaci¨®n se nos permite ver y c¨®mo lo decide. Corresponde a la pol¨ªtica garantizar que la oferta y los servicios en Internet sean transparentes y ¨²tiles para los usuarios, y que no destruyan las bases de nuestra convivencia.
P. ?C¨®mo se puede conseguir? ?Con m¨¢s regulaci¨®n?
R. En mi ¨¦poca como comisaria de Competencia aprend¨ª que debemos aplicar la normativa existente tan en¨¦rgicamente como sea posible. En el sector digital, un pu?ado de empresas se reparten un enorme poder. Deciden en un c¨ªrculo muy reducido qui¨¦n tiene derecho a tener ¨¦xito en Internet y qui¨¦n no. Al mismo tiempo, tenemos que tener cuidado de no obstaculizar la innovaci¨®n con una normativa demasiado estricta. Debemos permitir que las empresas recopilen datos para mejorar sus algoritmos y su oferta, pero tenemos que impedir que utilicen el poder que consiguen a trav¨¦s de los datos para manipularnos. Tambi¨¦n es importante que los clientes act¨²en como ciudadanos adultos, lean los t¨¦rminos y condiciones, y no entreguen con negligencia informaci¨®n sensible.
P. Los gigantes tecnol¨®gicos (Facebook, Apple, Amazon, Google) ganan mucho dinero, pero no pagan impuestos en Europa. ?Va a cambiar esta situaci¨®n?
R. Algo tiene que cambiar. No puede ser que Facebook y compa?¨ªa se aprovechen de nuestras infraestructuras financiadas con el dinero de los impuestos, pero no paguen la contribuci¨®n correspondiente. La decisi¨®n francesa de recaudar un impuesto digital ha supuesto un importante impulso, ya que aumenta la presi¨®n para que lleguemos a una soluci¨®n conjunta al problema. Y necesitamos adaptar al mundo actual nuetra legislaci¨®n sobre el impuesto de sociedades, que tiene 100 a?os.
P. Esto no es nuevo. ?Por qu¨¦ llevamos tanto tiempo sin que haya pasado nada?
R. El ritmo de los cambios es uno de los grandes desaf¨ªos. Elaboramos normas para algo que, en el momento en que entran en vigor, tiene otra forma y otra funci¨®n. Si pretendemos encontrar una norma que lo abarque todo, siempre llegaremos tarde. Por tanto, en caso de duda deber¨ªamos optar por instrumentos ya disponibles.
P. ?Alg¨²n ejemplo?
R. En la lucha contra el odio en la Red, con la amenaza de dictar una normativa global hemos obligado a gigantes de la tecnolog¨ªa como Facebook a colaborar con nosotros y a actuar contra las difamaciones inadmisibles. En el universo anal¨®gico disponemos de normas para casos de libertad de expresi¨®n o de pornograf¨ªa. ?Por qu¨¦ no deber¨ªan ser aplicables al universo digital?
P. ?No se siente frustrada a veces por el hecho de que, en una democracia, todo tarde tanto?
Soy una persona impaciente, y siempre me parece que todo es demasiado lento. Sin embargo, no deber¨ªamos olvidar qu¨¦ quiere decir vivir en Europa. El que nuestros procesos de decisi¨®n sean lo m¨¢s transparentes posible y en ellos puedan participar muchos grupos de inter¨¦s es muy positivo. Aunque Pek¨ªn logre levantar de la nada proyectos gigantescos a un ritmo vertiginoso, creo que tenemos que dejar que los chinos sean chinos. No obstante, a veces me gustar¨ªa que los europeos nos detuvi¨¦semos menos en reflexiones y nos arriesg¨¢semos m¨¢s. Si Europa quiere conservar su relevancia, tenemos que acelerar, y no podemos tardar en hacerlo, porque en la competencia mundial con China y Estados Unidos, se nos est¨¢ acabando el tiempo.
P. Ursula von der Leyen ha prometido paridad en la pr¨®xima Comisi¨®n. ?Debe mantenerla aunque algunos Gobiernos no se sientan obligados con esta reivindicaci¨®n?
R. Debe cumplir. La composici¨®n de la Comisi¨®n es una se?al importante para demostrar desde el principio un avance positivo hacia el cambio.
P. ?Por qu¨¦ hace falta para eso un 50% de mujeres?
R. El solo hecho de que la mitad de las comisarias sean mujeres da otra cara a la pol¨ªtica y hace que se perciba de manera diferente. Pero no es solo una cuesti¨®n de apariencia. La uniformidad biogr¨¢fica conlleva uniformidad de pensamiento. Espero que una comisi¨®n equilibrada produzca tambi¨¦n debates m¨¢s polifac¨¦ticos.
P. Esto responde a la pregunta de por qu¨¦, pero, ?c¨®mo va a conseguir Ursula von der Leyen una composici¨®n paritaria de la Comisi¨®n si no tiene suficiente apoyo de los Gobiernos?
R. Nadie ha dicho que vaya a ser f¨¢cil, pero vamos por buen camino, y estoy firmemente convencida de que Ursula von der Leyen lograr¨¢ su objetivo. Yo no la conoc¨ªa antes, pero me ha bastado poco tiempo para tenerla en alta estima y apreciar sus cualidades.
P. ?Qu¨¦ puesto preferir¨ªa ocupar en la Comisi¨®n?
R. Eso lo decidir¨¢ Ursula von der Leyen. Lo ¨²nico que deseo es una cartera en la que pueda mover algo. Est¨¢ claro cu¨¢les van a ser los grandes temas de los pr¨®ximos cinco a?os: c¨®mo gestionar el cambio producto de la digitalizaci¨®n; c¨®mo hacer frente al cambio clim¨¢tico sin poner en riesgo nuestro bienestar; y c¨®mo procurar que la Uni¨®n Europea no se siga disgregando. Las tres ¨¢reas son muy interesantes y las encontrar¨ªa estimulantes.
P. Europa est¨¢ atravesada por brechas profundas entre el este y el oeste, el norte y el sur. En estas condiciones, ?c¨®mo piensa lograr sus objetivos la pr¨®xima Comisi¨®n Europea?
R. Las brechas en el seno de la Uni¨®n Europea se han profundizado a lo largo de los a?os, lo cual es una evoluci¨®n lamentable, pero advierto del peligro de se?alar con el dedo a la ciudadan¨ªa del este de Europa y echarle en cara que se ha comportado de manera insolidaria, desagradecida o incluso antidemocr¨¢tica. El primer error consiste en ver esa zona del continente como un bloque monol¨ªtico. Los polacos son muy diferentes de los h¨²ngaros, y los eslovacos y los checos tampoco se parecen entre s¨ª en lo que a mentalidad pol¨ªtica, experiencias hist¨®ricas o situaci¨®n econ¨®mica se refiere. Admito honestamente que yo tambi¨¦n he cometido un error decisivo en este sentido. Cuando cay¨® el Tel¨®n de Acero, me limit¨¦ a dar por sentado que, en alg¨²n momento, los antiguos pa¨ªses del bloque del este se convertir¨ªan inevitablemente en lo mismo que ¨¦ramos nosotros. Por el contrario, a trav¨¦s del proceso de incorporaci¨®n al liberalismo (die Wende), se han transformado, y nosotros tambi¨¦n hemos cambiado, como es l¨®gico. Se ha hablado demasiado poco de estos cambios.
P. ?Sigue siendo la Uni¨®n Europea un club con miembros de primera y de segunda clase?
R. No deber¨ªa serlo. No obstante, reconozco que muchos ciudadanos del este y el centro de Europa tienen la sensaci¨®n de no pertenecer verdaderamente a la Uni¨®n. Creo tambi¨¦n que no deber¨ªamos pasar por alto este hecho, sino esforzarnos en cerrar las brechas. De lo contrario, la situaci¨®n se podr¨ªa comparar con la de alguien que se ha ido a vivir con un amigo y, al cabo de 15 a?os, sigue sin tener derecho a decidir d¨®nde poner los muebles y el equipo de m¨²sica.
P. Es decir, ?insin¨²a que, de ahora en adelante, la Comisi¨®n Europea sea m¨¢s conciliadora en caso de que unas reformas problem¨¢ticas socaven el Estado de derecho?
R. Todos los Estados miembros de la Uni¨®n Europea, ya sean del este, el sur o el norte, deber¨ªan cumplir los requisitos con los que se comprometieron al ingresar en la UE. Y si existe la sospecha de que uno de ellos contraviene los principios del Estado de derecho, hay que poner en marcha los procedimientos correspondientes. Al mismo tiempo, no debemos cometer el error de concentrarnos en unos pocos y poner en la picota, por ejemplo, a los Estados miembros del este mientras que, a lo mejor, hacemos la vista gorda ante situaciones problem¨¢ticas en otros pa¨ªses Adem¨¢s, tenemos que admitir que no existen procedimientos europeos normalizados para el nombramiento de jueces, por poner un ejemplo.
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