Trump aprieta el bot¨®n del p¨¢nico
Las pol¨ªticas econ¨®micas del presidente de EE UU no dan los resultados que ¨¦l quer¨ªa y no tiene ni idea del motivo
Donald Trump ha celebrado el aniversario del 11-S repitiendo varias mentiras sobre lo que hizo ese d¨ªa. Pero esa no era su ¨²nica preocupaci¨®n. Tambi¨¦n se pas¨® parte del d¨ªa escribiendo una serie de tuits vilipendiando a las autoridades de la Reserva Federal, a las que tildaba de ¡°cabezas huecas¡±, y exigi¨¦ndoles que pusieran en pr¨¢ctica de inmediato medidas de urgencia para estimular la econom¨ªa (medidas de urgencia que normalmente solo se aplican ante una crisis grave).
La diatriba de Trump era reveladora por dos motivos. El primero es que ahora resulta evidente que est¨¢ en modo p¨¢nico total porque sus pol¨ªticas econ¨®micas no dan los resultados prometidos. Y el segundo es que no tiene ni idea de por qu¨¦ sus pol¨ªticas no funcionan, ni de cualquier otra cosa relacionada con la pol¨ªtica econ¨®mica. Pero antes de pasar a la econom¨ªa, hablemos de uno de los indicadores de la ineptitud de Trump: sus comentarios sobre la deuda federal.
Adem¨¢s de exigir que la Reserva recorte los tipos de inter¨¦s por debajo de cero, Trump declaraba que ¡°luego deber¨ªamos empezar a refinanciar nuestra deuda¡±, porque ¡°Estados Unidos siempre deber¨ªa pagar el tipo de inter¨¦s m¨¢s bajo¡±. Dej¨® a los observadores estupefactos y pregunt¨¢ndose de qu¨¦ estaba hablando.
Pero en realidad, es bastante evidente. Trump cree que la deuda federal es como un pr¨¦stamo empresarial, que puedes saldar anticipadamente para aprovechar unos tipos de inter¨¦s m¨¢s bajos. Est¨¢ claro que desconoce que la deuda federal consiste en realidad en bonos, que no se pueden pagar por adelantado (lo cual es una de las razones por las que los tipos de inter¨¦s sobre la deuda federal son siempre m¨¢s bajos que, pongamos por caso, los tipos sobre las hipotecas inmobiliarias). Es decir, se imagina que las finanzas del Gobierno pueden gestionarse como si Estados Unidos fuese un casino o un campo de golf, y nunca se le ha ocurrido preguntarle a alguien del Tesoro si es as¨ª como funciona.
Pero volviendo a la econom¨ªa, ?por qu¨¦ le ha entrado el p¨¢nico a Trump? Despu¨¦s de todo, aunque la econom¨ªa se est¨¦ desacelerando, no estamos en una recesi¨®n, y no est¨¢ ni mucho menos claro que se vislumbre una en el horizonte. No hay nada en los datos que justifique un est¨ªmulo monetario radical, un est¨ªmulo, por cierto, que los republicanos, Trump incluido, desaprobaron durante la ¨¦poca de Obama, cuando la econom¨ªa realmente lo necesitaba. Es m¨¢s, a pesar de las afirmaciones de Trump de que la Reserva de alg¨²n modo ha hecho algo descabellado, lo cierto es que la pol¨ªtica monetaria ha sido m¨¢s flexible de lo que el propio equipo econ¨®mico de Trump esperaba cuando realiz¨® sus halag¨¹e?os pron¨®sticos. En el verano de 2018, las previsiones econ¨®micas de la Casa Blanca vaticinaban que, este a?o, los tipos a tres meses alcanzar¨ªan una media del 2,7%, y ahora se sit¨²an en el 1,9%.
Pero aunque no exista una urgencia econ¨®mica, por lo visto Trump tiene la impresi¨®n de que se enfrenta a una emergencia pol¨ªtica. El presidente esperaba el a?o pr¨®ximo una econom¨ªa boyante, y si como ahora parece probable, los resultados econ¨®micos son, en el mejor de los casos, mediocres, tiene un problema serio.
Recordemos que las dos pol¨ªticas econ¨®micas m¨¢s destacadas de Trump han sido su bajada de impuestos en 2017 y la r¨¢pida escalada de su guerra comercial con China. Se supon¨ªa que la primera de ellas nos llevar¨ªa a una d¨¦cada o m¨¢s de crecimiento econ¨®mico r¨¢pido, mientras que la segunda resucitar¨ªa la producci¨®n industrial estadounidense. Pero en realidad, el recorte fiscal dio pie, como mucho, a un par de trimestres de crecimiento m¨¢s elevado. Las enormes exenciones no han disparado, como prometi¨®, los salarios o la inversi¨®n empresarial; m¨¢s bien se han utilizado para recomprar acciones y pagar dividendos m¨¢s altos.
Por otra parte, la guerra comercial ha resultado ser un importante lastre para la econom¨ªa, m¨¢s fuerte de lo que mucha gente, yo incluido, preve¨ªa. Hasta el pasado oto?o se esperaba en general que Trump tratar¨ªa con China de la misma manera en que lo ha hecho con M¨¦xico: hacer unos cuantos cambios, principalmente cosm¨¦ticos, en los acuerdos actuales, cantar victoria y pasar a otra cosa. Sin embargo, una vez que qued¨® claro que iba muy en serio en cuanto al enfrentamiento, la confianza empresarial empez¨® a caer y arrastr¨® con ella a la inversi¨®n. Y los electores se han dado cuenta: el ¨ªndice de aprobaci¨®n de Trump en econom¨ªa, aunque sigue siendo m¨¢s alto que su aprobaci¨®n en general, ha empezado a empeorar. De ah¨ª las fren¨¦ticas exigencias a la Reserva de que vaya a por todas.
Pero aunque Trump es consciente de que est¨¢ en apuros, no hay signos de que entienda por qu¨¦. No es la clase de persona que reconozca alguna vez, ni siquiera ante s¨ª mismo, que ha cometido errores; su instinto siempre es culpar a otro mientras insiste en sus pol¨ªticas fracasadas.
Incluso las medidas que insin¨²an una ligera relajaci¨®n pol¨ªtica, como su anuncio de un aplazamiento de dos semanas en la aplicaci¨®n de algunos de los aranceles a China, denotan un profundo desconocimiento del problema, que tiene tanto que ver con sus caprichos como con los aranceles en s¨ª. Sus bandazos en la pol¨ªtica, aunque impliquen el aplazamiento de los aranceles, no hacen m¨¢s que aumentar la incertidumbre sobre si har¨¢ o dejar¨¢ de hacer algo, lo cual est¨¢ llevando a las empresas a aplazar las inversiones.
Entonces, ?qu¨¦ va a pasar a continuaci¨®n? Trump podr¨ªa cambiar de rumbo y hacer lo que la mayor¨ªa de la gente esperaba hace un a?o, que es alcanzar un acuerdo con China que m¨¢s o menos restablezca el statu quo. Pero eso equivaldr¨ªa de hecho a admitir la derrota y, a estas alturas, no est¨¢ claro que los chinos se f¨ªen de que vaya a cumplir ese acuerdo despu¨¦s del d¨ªa de las elecciones. Lo cierto es que, en lo que respecta a la pol¨ªtica econ¨®mica, Trump se ha metido ¨¦l solito en un buen atolladero.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2019. Traducci¨®n de News Clips.
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