Vida de millonario: as¨ª es el vecindario m¨¢s lujoso de Espa?a
La Zagaleta, en M¨¢laga, ofrece mansiones, golf y naturaleza a precios solo aptos para superricos; fuera, los vecinos del pueblo ven la urbanizaci¨®n con cierto misterio
¡ªEsa casa es para un futbolista.
¡ª?Qu¨¦ futbolista?
¡ªSi te lo digo, tendr¨ªa que matarte.
La broma refleja bien el halo de misterio que envuelve a La Zagaleta. El antiguo coto de caza que compr¨® Adnan Khashoggi en Benahav¨ªs (M¨¢laga), a pocos minutos de una Marbella que a¨²n recuerda las fiestas del magnate saud¨ª ca¨ªdo en desgracia, es hoy un coto reservado a las mayores fortunas del mundo. La discreci¨®n es norma: de la misma manera que antes hab¨ªa que acercarse con sigilo a los ciervos que frecuentan las 900 hect¨¢reas de la finca, hoy la cautela de los trabajadores es necesaria para seguir atrayendo a multimillonarios.
Para ser vecino de la exclusiva urbanizaci¨®n hace falta desembolsar no menos de un mill¨®n de euros por una parcela. Pero las m¨¢s caras pueden llegar a seis millones: el acceso directo a uno de los dos campos de golf de 18 hoyos y las vistas sobre el mar Mediterr¨¢neo hasta vislumbrar ?frica se cotizan. Si se prefiere una casa ya construida, las m¨¢s caras superan los 50 millones de valor, aunque el rango de precios de las que actualmente est¨¢n en venta va de los cuatro a los 16 millones.
Esos importes convierten a La Zagaleta en el vecindario m¨¢s exclusivo de Espa?a. Seg¨²n una clasificaci¨®n elaborada recientemente por Idealista, la media de las propiedades de la urbanizaci¨®n malague?a que se anuncian en ese portal inmobiliario es de 6,7 millones de euros. Es casi un mill¨®n m¨¢s que la de los palacetes y mansiones que se venden en las aceras de la Avenida del Tibidabo de Barcelona, la segunda ubicaci¨®n m¨¢s cara. Pero, a diferencia de lo que sucede en la v¨ªa barcelonesa, en La Zagaleta no es f¨¢cil entrar. EL PA?S lo hace por invitaci¨®n de la urbanizaci¨®n y en compa?¨ªa de su director de comunicaci¨®n.
Las c¨¢maras no pueden enfocar a personas concretas. Y la misma confidencialidad se exige a los m¨¢s de 100 empleados que hacen funcionar d¨ªa a d¨ªa la colonia. De ah¨ª la an¨¦cdota del futbolista innombrable. Aunque hay m¨¢s. El perfil de personalidades medi¨¢ticas no acaba de encajar con el estilo de vida de los residentes. ¡°El primer n¨²cleo de vecinos fue el suizo-alem¨¢n y eso estableci¨® el modus vivendi¡±, explica ?scar Nieto, director de marketing de La Zagaleta, quien desmiente rotundamente que Cristiano Ronaldo tenga una casa all¨ª. El delantero les visit¨® solo unos d¨ªas en el verano de 2018 y su mujer, Georgina Rodr¨ªguez, public¨® una foto en las redes. Eso levant¨® un revuelo de los que gustan poco en este tranquilo bosque mediterr¨¢neo.
M¨¢s empresarios que cantantes
Entonces, ?qui¨¦nes viven all¨ª? ¡°Son personas con una exigencia profesional brutal, normalmente vinculados a grandes multinacionales¡±, describe Nieto. Y a?ade que, junto al tradicional perfil de directivos europeos, el vecindario est¨¢ rejuveneciendo ¡°con personas de Silicon Valley¡± porque ¡°est¨¢ entrando gente de 28 a 35 a?os que han tenido buenos negocios o buenas start-up¡±. El perfil empresarial gusta en La Zagaleta y sus responsables suelen citar los mismos dos nombres ante la insistencia de los periodistas: Hans Snook, fundador de Orange, y lord Stanley Fink, extesorero del Partido Conservador brit¨¢nico.
En el pueblo de Benahav¨ªs, pr¨®ximo en l¨ªnea recta pero a 20 minutos por carretera, la mitolog¨ªa sobre la urbanizaci¨®n apunta a otras leyendas. ?Julio Iglesias? ¡°Dicen que no lo quer¨ªan porque era muy medi¨¢tico¡±, cuenta Diego, un benahavile?o de 56 a?os. Pero la verdad es que citar al cantante, como a Ronaldo o al presidente ruso Vlad¨ªmir Putin, es casi un juego en la localidad de 8.000 habitantes. Muchos insisten en que la relaci¨®n con sus acomodados vecinos es m¨¢s bien nula. ¡°Dejan poco dinero, se van m¨¢s para Marbella¡±, dice Paqui, que a sus 65 a?os atiende una peque?a carnicer¨ªa a la que llegan clientes de otros chal¨¦s de la zona, pero no de La Zagaleta, que ella sepa.
Evitarse la compra es precisamente uno de esos privilegios que ofrece el lujoso vecindario. Para ello, una empresa propia se encarga de las labores de concierge. ¡°Cuando van a venir, me pasan la lista de la compra o lo que quieran encontrar al llegar a casa y se lo preparamos¡±, explica Monica Manser, suiza de madre espa?ola que es directora comercial de La Zagaleta Service. La empresa tiene 50 empleados directos y otros tantos con los que habitualmente colabora, ya que atiende desde reparaciones puntuales hasta el mantenimiento de las casas. El servicio integral, que incluye incluso el papeleo con el banco, parte de unos 70.000 euros al a?o.
La historia de la urbanizaci¨®n arranca en 1989 cuando se subast¨® la finca de Khashoggi, quien perdi¨® su fortuna tras ser detenido en Estados Unidos por algunos negocios turbios, aunque acab¨® absuelto. Cab¨ªan 4.000 casas, pero sus fundadores ¡ªun grupo de inversores internacionales capitaneados por el banquero Enrique P¨¦rez Flores¡ª redujeron la edificabilidad a 400 parcelas. Actualmente tiene construidas 230 mansiones y 120 de ellas usan La Zagaleta Service. ¡°No piden cosas extravagantes¡±, dice Manser, ¡°pero s¨ª dif¨ªciles porque Marbella en agosto est¨¢ a tope¡±. Su equipo organiza desde cumplea?os infantiles hasta visitas privadas a la Alhambra o reservas en restaurantes de moda. ¡°Tenemos buenos contactos para facilitar esos accesos¡±, ilustra.
Un club privado
Dentro de la finca, el principal punto de encuentro es el club de campo. Se reserva solo a residentes, pero no a todos. Para ingresar hace falta la aprobaci¨®n de los miembros ¡ªalguna negativa ha habido¡ª y pagar 100.000 euros de entrada m¨¢s 11.000 anuales. Por el segundo miembro de la familia se abonan 3.500 euros al a?o y por los siguientes, 500 euros. El pago de la cuota del club incluye un cr¨¦dito de 1.000 euros para gastar en su restaurante, a cuyas puertas recibe un peque?o colmado gourmet. La pregunta de qu¨¦ es lo m¨¢s demandado es casi ret¨®rica: la dependienta se afana en lonchear un jam¨®n mientras, tras ella, asoma en una nevera una botella de cinco litros de champ¨¢n franc¨¦s.
Aunque los nuevos propietarios proscribieron la caza, la finca sigue siendo en cierta forma un vedado. La seguridad es una obsesi¨®n y es uno de los temas sobre los que no se facilita ninguna cifra. Guardas y c¨¢maras vigilan los 50 kil¨®metros de calles que tiene la urbanizaci¨®n, protegidos del exterior con barreras y garitas. Los gastos de comunidad, de 7.000 a 12.000 euros anuales, cubren la limpieza de calles, reparto de correo y basura con unos servicios propios que hacen innecesaria la entrada de los municipales. El alcalde de Benahav¨ªs, Jos¨¦ Antonio Mena (PP), destaca ¡°la relaci¨®n perfecta¡± del Consistorio y la urbanizaci¨®n. El IBI que sale de all¨ª supone el 80% del presupuesto, seg¨²n el concejal socialista Luis Feito, quien se?ala que los obst¨¢culos para pasar por algunos viales p¨²blicos s¨ª generan cierto malestar al pueblo. Pero barreras adentro esa es una cuesti¨®n vital: ¡°Uno de los valores m¨¢s importantes es que no se pueda entrar¡±, afirma Jacobo Cestino, director general de la Zagaleta.
El residente m¨¢s antiguo y la m¨¢s popular entre los ni?os
Los responsables de La Zagaleta estiman que, excepto en verano, suelen estar habitadas un 30% de las mansiones. "Son personas que puede que tengan una media de dos o tres propiedades alrededor del mundo", explica ?scar Nieto, el director de marketing. Muchos, explica, evitan pasar all¨ª los 183 d¨ªas que les obligar¨ªan a ser residentes fiscales en Espa?a.
Los que no se mueven en todo el a?o son los 12 caballos del club h¨ªpico ni su director, Manuel de la Flor. Jerezano de 56 a?os, trabaja en la cuadra desde hace 33 (lleg¨® en los tiempos de Khashoggi) y vive en un extremo de las instalaciones.
Siete de los caballos que cuida pertenecen al club y se usan para clases de equitaci¨®n. ¡°Es gente m¨¢s sencilla de lo que pueden pensar muchos¡±, se?ala quien asegura que ha dado clases a clientes que ahora le llevan a sus hijos. La estrella de la yeguada es Elsa, un poni que todos los ni?os quieren montar. ¡°Por lo visto es el personaje de una pel¨ªcula¡±, dice De la Flor sorprendido.
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