Cuidado: un ¡®like¡¯ puede traer consecuencias legales
La justicia eval¨²a qu¨¦ valor jur¨ªdico pueden tener los emoticonos o botones como los de ¡®me gusta¡¯ o ¡®retuit¡¯
Hace unos d¨ªas un juzgado de Vigo otorg¨® la categor¨ªa de contrato verbal a una conversaci¨®n de WhatsApp entre los propietarios de una vivienda y su futura inquilina. La sentencia, que le sirvi¨® a los caseros para echarla por no pagar lo acordado, estima que el intercambio de mensajes entre ambas partes, en el que se cruzaron los datos bancarios y fotos de los DNI, es un acuerdo jur¨ªdicamente v¨¢lido y, por tanto, exigible ante los tribunales. El caso pone de manifiesto dos realidades. La primera es la falta de una conciencia plena de que las redes sociales no son un espacio sin ley y lo que all¨ª se expresa puede tener consecuencias legales. La segunda es c¨®mo los tribunales, a pesar de su resistencia inicial, han tenido que integrar en su d¨ªa a d¨ªa la valoraci¨®n de lo que sucede en el entorno digital, una labor nada sencilla para ¨®rganos acostumbrados a trabajar con la realidad f¨ªsica. Esta ¨²ltima circunstancia ha planteado un nuevo reto que a¨²n no est¨¢ resuelto.
El lenguaje en Internet no solo se compone de palabras, sino que tambi¨¦n est¨¢ enriquecido con emoticonos. Cabe expresar posturas o sentimientos no solo a trav¨¦s del lenguaje, sino tambi¨¦n con botones como los de me gusta, recomendar o retuit. ?Puede equivaler el emoticono de un pulgar hacia arriba a la aceptaci¨®n de un contrato? ?servir¨ªan una cara enfadada junto con un cuchillo para probar que una frase es una amenaza? ?es el retuit (y, por tanto, la redifusi¨®n a los propios seguidores en Twitter) del v¨ªdeo de un insulto o una agresi¨®n una conducta punible?
En Espa?a, de momento, son pocas las sentencias que han entrado a valorar estos extremos. Una de ellas la dict¨® la Audiencia Provincial de Alicante, que conden¨® a un hombre por quebrantamiento de condena por enviar dos emoticonos (a pesar de que eran amables) a trav¨¦s del chat de Facebook a su expareja. El individuo, a quien se le impuso una pena de nueve meses de prisi¨®n, ten¨ªa prohibido comunicarse con ella mediante cualquier medio por conductas de acoso. Los iconos, por tanto, comunican.
En otros pa¨ªses han llegado, incluso, a interpretar su contenido. Gonzalo Hierro, abogado de Samaniego Law, narra c¨®mo en Israel, hace dos a?os, una pareja fue condenada a indemnizar al due?o de un piso de alquiler por hacerle creer que iban a arrendarlo. Despu¨¦s de visitar el piso, los posibles inquilinos enviaron un mensaje al casero manifestando su voluntad de quedarse con ¨¦l, acompa?ado de tres iconos: una botella de champ¨¢n, una ardilla y una cometa. Seg¨²n los jueces, la efusividad del mensaje hizo que el propietario creyera que iban a suscribir el contrato, cosa que finalmente no hicieron, por lo que sentenciaron que la pareja deb¨ªa abonarle una mensualidad como compensaci¨®n.
El fen¨®meno, en cifras
Un estudio elaborado por la Universidad de Santa Clara (California) indica que, de 2004 a 2019, los emoticonos fueron mencionados en 171 sentencias en Estados Unidos, con una evoluci¨®n creciente: el 30% de ellas se dictaron en 2018. Una tendencia que tambi¨¦n se aprecia en Espa?a, en donde solo el a?o pasado el t¨¦rmino emoticono se emple¨® en 50 resoluciones judiciales, m¨¢s del doble que en 2017, que se hizo en 20. Durante este ejercicio, son 16 los fallos que lo emplean, 13 en v¨ªa penal y tres en lo social.
¡°Es un fen¨®meno que no para de crecer. En EE UU ya se estudia en las facultades de Derecho y los colegios de abogados¡±, explica Hierro. Precisamente, en este pa¨ªs, se detuvo y acus¨® a un hombre de proxenetismo por la interpretaci¨®n que se hizo de los emoticonos empleados en un mensaje de Instagram que dec¨ªa ¡°el trabajo en equipo hace que el sue?o funcione¡±. La frase aparec¨ªa acompa?ada de una corona, un tac¨®n y un saco de dinero. El abogado defensor aleg¨® que era un mensaje rom¨¢ntico. Sin embargo, un experto en tr¨¢fico sexual constat¨® que los tacones altos se usaban ¡°para ganar algo de dinero¡±. Esta, junto con otras pruebas y evidencias, justific¨® la condena.
En Francia, los emoticonos han sustentado una acusaci¨®n de amenazas. As¨ª sucedi¨® en el caso de un joven de 22 a?os al que se le impusieron seis meses de prisi¨®n y el pago de 1.000 euros por da?os morales a su expareja, menor de edad, por enviarle el icono de una pistola. En Michigan, en Estados Unidos, se juzg¨® si era punible un comentario en un foro acusando a un funcionario de corrupci¨®n. Sin embargo, como iba acompa?ado de una carita sacando la lengua, los jueces concluyeron que era una broma y no pod¨ªa considerarse difamatorio.
Interpretaci¨®n judicial
?Es posible, por tanto, predeterminar el valor legal de un emoticono? Joaqu¨ªn Delgado, magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid afirma que a priori no, sino que habr¨¢ que estar muy atento al contexto. Seg¨²n explica, estos dibujos conllevan una declaraci¨®n de voluntad, pero siempre sometida a valoraci¨®n. ¡°Pueden ser una prueba de cargo o de descargo, que ayuden a convencer de unos hechos o a restarles credibilidad¡±. En todo caso, insiste en subrayar que lo que se haga en las redes sociales o chats ¡°tiene efectos jur¨ªdicos, salvo que la ley exija una determinada forma legal¡±. Se refiere a contratos, por ejemplo, que requieren escritura p¨²blica o ser firmados en determinadas condiciones. La prueba digital, concluye, ya es el pan de cada d¨ªa de los tribunales.
En cuanto a si un me gusta o retuit puede llevar a su autor a los juzgados, la respuesta del magistrado es s¨ª. Sin embargo, en la pr¨¢ctica, no est¨¢n llegando casos as¨ª a los tribunales por la dificultad de probar la intenci¨®n de quien pulsa esas opciones. Y eso, lamenta Delgado, provoca cierta sensaci¨®n de impunidad. ¡°En las redes se est¨¢n produciendo delitos salvajes, cuya persecuci¨®n y prevenci¨®n es un reto de toda la sociedad. Muchas veces, ni el autor ni la v¨ªctima son conscientes de la gravedad¡±.
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