El alto costo de ser mujer en el mundo en desarrollo
Los elevados precios de los productos de higiene femenina, as¨ª como la falta de instalaciones adecuadas en escuelas hacen de la menstruaci¨®n un factor de desigualdad.
En este momento, alrededor de 300 millones de mujeres y ni?as est¨¢n menstruando. En la mayor¨ªa de nuestras sociedades, esos d¨ªas del mes se ven como algo sucio y perteneciente al plano ¨ªntimo. Pero romper con estos tab¨²es es clave para naturalizar la menstruaci¨®n y comenzar a analizar el costo oculto detr¨¢s de ser mujer.
Se estima que en el mundo dos de cada cinco ni?as en edad de menstruar pierden un promedio de cinco d¨ªas escolares al mes por no tener las instalaciones necesarias en las escuelas.
El no tener acceso a ba?os adecuados o a productos de gesti¨®n menstrual son algunos de los agravantes detr¨¢s del absentismo en el trabajo o del abandono escolar en las ni?as, j¨®venes y mujeres.
Esta situaci¨®n empuja o perpetua cada vez m¨¢s a las mujeres hacia la pobreza.
"Invertir en una buena gesti¨®n de la higiene menstrual para permitir que las mujeres y las ni?as alcancen su m¨¢ximo potencial es una medida cr¨ªtica para construir el capital humano de una naci¨®n a lo largo del tiempo", explica Jennifer Sara, directora s¨¦nior de la Pr¨¢ctica Global de Agua del Banco Mundial.
Falta de informaci¨®n
Las mujeres que terminan la escuela, en promedio, tienen menos hijos, son menos probables a casarse a temprana edad y a vivir en la pobreza. De acuerdo con Unicef, las ni?as casadas o en pareja son m¨¢s propensas a sufrir violencia f¨ªsica, sexual y psicol¨®gica. En Am¨¦rica Latina y el Caribe, la tasa de matrimonio infantil y uniones tempranas es dos veces mayor entre las mujeres con menos a?os de escolaridad en comparaci¨®n con las mujeres que terminaron la escuela secundaria (25% y 12%, respectivamente).
Diversas encuestas revelaron que, en zonas remotas de Am¨¦rica Latina, las ni?as no cuentan con informaci¨®n pertinente sobre la menstruaci¨®n, acceso al saneamiento adecuado (en la regi¨®n a¨²n 106 millones de personas no cuentan con un ba?o digno en casa, la mayor¨ªa en zonas rurales) o a productos de gesti¨®n menstrual.
Por ejemplo, en las ¨¢reas rurales de Colombia, el 34,8% de las ni?as encuestadas indicaron no saber nada sobre la menstruaci¨®n antes de la menarquia (la primera menstruaci¨®n), mientras que el 45% no sabe o no responde de d¨®nde proviene el sangrado menstrual. En la Mosquitia, en Honduras, el 55% de las ni?as consultadas reportaron no sentirse c¨®modas con ir a la escuela durante su menstruaci¨®n. Y en la zona rural de Beni, Bolivia, las condiciones de los ba?os en sus escuelas (limpieza, disponibilidad de jab¨®n, compresas, basureros y privacidad) generan restricciones para las ni?as, tanto en sus comportamientos como en su asistencia escolar.
Las escuelas son muchas veces un lugar inadecuado para las ni?as y j¨®venes durante esta etapa, pero la falta de infraestructura es solo la punta del iceberg. Chris Bobel, autora del libro ¡°El cuerpo gestionado: El desarrollo de ni?as y la salud menstrual en el hemisferio sur¡± expres¨® en una reciente entrevista que m¨¢s all¨¢ de los programas para mejorar la infraestructura y el acceso a productos de higiene menstrual, ¡°la educaci¨®n y la lucha contra el estigma deber¨ªan ser las principales prioridades.¡±
Justamente, una de las prioridades del Plan de Acci¨®n de G¨¦nero de Unicef se trata espec¨ªficamente de promover el acceso a informaci¨®n e insumos para la gesti¨®n menstrual.
Pero ?qu¨¦ se necesita para gozar de este derecho?
1. Hablar de la menstruaci¨®n en espacios seguros sobre qu¨¦ significa, su relaci¨®n con el embarazo y c¨®mo manejarla bien.
2. Romper el estigma en familias, comunidades y escuelas, permitiendo superar los tab¨²es y prejuicios.
3. Asegurar el acceso a infraestructura de agua y saneamiento, as¨ª como a insumos y materiales de higiene para hacer posible una buena promoci¨®n de prevenci¨®n en las escuelas.
4. Mejorar las pr¨¢cticas pedag¨®gicas de las comunidades escolares para el abordaje integral de la salud sexual y reproductiva y la higiene menstrual, permitiendo adquirir y fortalecer habilidades para manejar la menstruaci¨®n e higiene personal.
5. Repartir de manera equitativa las responsabilidades vinculadas a la recogida de agua y pr¨¢cticas de higiene general en familia y comunidades entre hombres y mujeres, ni?os y ni?as. Que el cuidado de la higiene familiar y personal no sea solo responsabilidad de mujeres y ni?as.
No al impuesto al tamp¨®n
Lo que hasta ahora era considerado un tema de higiene ¨ªntimo ya no lo es. No es de higiene, porque las mujeres no est¨¢n sucias cuando menstr¨²an (de all¨ª que muchas expertas usan las palabras de ¡°gesti¨®n¡± menstrual). ?ntimo mucho menos. Cuando el problema implica que las mujeres comienzan a faltar a la escuela, a sus trabajos o enfrentan complicaciones de salud, el tema se vuelve un problema del ¨¢mbito p¨²blico.
El costo tambi¨¦n est¨¢ relacionado con los altos precios de los productos de gesti¨®n menstrual que hacen que la menstruaci¨®n, incluso en sociedades donde la infraestructura no es un problema, tambi¨¦n se vuelve un factor de desigualdad. Un tema que no es menor teniendo en cuenta la disparidad a nivel salarial entre hombres y mujeres: de acuerdo con la Comisi¨®n de Estudios para Am¨¦rica Latina (CEPAL), en Am¨¦rica Latina las mujeres ganan un 84% de lo que ganan los hombres.
El sitio argentino Econom¨ªa Femini(s)ta explica que no existe a nivel nacional ning¨²n programa estatal que contemple la distribuci¨®n gratuita de productos de gesti¨®n menstrual. Justamente en Argentina hasta el momento se han presentado 12 proyectos de ley de alcance nacional y local (muchos de ellos bajo la campa?a #Menstruacci¨®n) que contemplan tanto la provisi¨®n gratuita de estos bienes en establecimientos p¨²blicos (tales como escuelas, hospitales, c¨¢rceles, universidades o refugios, entre otros) como la eliminaci¨®n del impuesto al valor agregado (conocido como IVA) de los mismos.
Iniciativas de este tipo ya han sido aprobadas en otros pa¨ªses. En Nueva York, por ejemplo, se encuentra garantizada la entrega gratuita de toallitas y tampones en escuelas, c¨¢rceles y refugios de mujeres. Bajo el movimiento ¡°Stop the Tampon Tax¡± (Det¨¦n el impuesto al tamp¨®n, en ingl¨¦s), los tampones para residentes en Australia se venden sin impuestos, e Inglaterra se encuentra en un proceso similar.
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