No Robin Hoods, una Hacienda moderna
No hay que sajar el gasto social, sino incrementarlo; pero es preciso eliminar o rebajar alg¨²n tipo de gasto p¨²blico in¨²til
Cuando el cataclismo te absorbe, es herc¨²leo pensar un metro m¨¢s all¨¢. Pero o proyectamos ad¨®nde vamos o no saltaremos la valla de la actual recesi¨®n.
Nunca la Comisi¨®n fue m¨¢s amable con la econom¨ªa espa?ola que ayer. Valid¨® los objetivos del Gobierno de afrontar la pandemia con fuego graneado, sostener la econom¨ªa y sortear las desigualdades. Bien.
Pero tambi¨¦n apunt¨® a que ¡°cuando las condiciones lo permitan¡± se planteen pol¨ªticas fiscales para embridar la deuda y estimular la inversi¨®n. O sea, ahora est¨¢ bien echar la casa por la ventana del gasto urgente, pero luego habr¨¢ que retocar la estrategia para lograr ¡°posiciones presupuestarias prudentes a medio y largo plazo¡±.
Es un diagn¨®stico similar al que ofreci¨® en el Congreso el gobernador del Banco de Espa?a, Pablo Hern¨¢ndez de Cos: ¡°No hay otra alternativa sensata¡± a gastar ahora en abundancia. Pero ¡°es necesario plantear cuanto antes un ajuste a medio plazo¡±. F¨ªjense en los tiempos: hoy, subsidiar; ma?ana mismo, plantear su coste; pasado ma?ana, reequilibrar las cuentas. Desde 2022.
La idea subyacente es que, con mayor o menor apoyo europeo, Espa?a deber¨¢ financiar parte de los (mucho m¨¢s de) 100.000 millones de euros p¨²blicos que est¨¢ empleando en las urgencias. Y que, para hacerlo a buenos tipos, debe generar confianza en los mercados ¡ªlos inversores¡ª para que compren bonos ahora y para que sigan compr¨¢ndolos ma?ana a ritmo pautado: es mejor elegirlo que te lo impongan.
Miren tambi¨¦n la letra peque?a de la propuesta francoalemana: ?eurobonos mancomunados por medio bill¨®n de euros, garantizados por el presupuesto com¨²n!
Su sustancial oferta es de subsidios (no cr¨¦ditos) sin coste alguno para los receptores, pero a cambio de su ¡°claro compromiso¡± de seguir pol¨ªticas econ¨®micas ¡°sanas¡±. Entendamos: no al d¨¦ficit excesivo... ni tampoco los super¨¢vits descalabrados.
Y a cambio de un ¡°sistema impositivo honesto¡±. O sea, ni el para¨ªso fiscal holand¨¦s..., ni tampoco la baja presi¨®n fiscal espa?ola, que es inferior en seis puntos a la media comunitaria: en velocidad crucero, algo m¨¢s de 6.000 millones de euros anuales. La reclamaci¨®n al vecino es m¨¢s respetable cuando uno cumple sus deberes.
Atenci¨®n, ajuste no es recorte. No hay que sajar el gasto social, sino incrementarlo; pero es preciso eliminar o rebajar alg¨²n tipo de gasto p¨²blico in¨²til. Por ejemplo, no es normal que un ciudadano, pongamos barcelon¨¦s, sostenga seis Administraciones: el municipio, el ?rea Metropolitana; el Consell Comarcal, la Diputaci¨®n Provincial, la Generalitat y el Estado.
Solo la pulcritud en el gasto legitima a un Gobierno para incrementar el ingreso aumentando impuestos. Incluso m¨¢s all¨¢ de los que parecen indoloros (IVA, supresi¨®n de exenciones en sociedades o IRPF).
Impuestos a la riqueza y a quienes no los pagan, en la Comunidad de Madrid, o viajeros a para¨ªsos fiscales, s¨ª. Con el l¨ªmite de no absorber el valor del objeto fiscalizado, que eso ser¨ªa confiscatorio. O una tasa para la reconstrucci¨®n, s¨ª. No necesitamos Robin Hoods, sino una Hacienda moderna.
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