La dif¨ªcil tarea de divisar brotes verdes
Cuando se producen crisis de naturaleza m¨¢s o menos conocida son momentos de dificultad extrema para la predicci¨®n
Van a llover cifras y cifras econ¨®micas. Algunas las buscaremos como asidero de esperanza. Otras llegar¨¢n como ba?o de realidad. Queremos ver brotes verdes. Es natural porque es importante fijar alguna referencia sobre cu¨¢ndo mejorar¨¢n las cosas. Cuando se producen crisis de naturaleza m¨¢s o menos conocida (financieras, cambiarias) las estimaciones var¨ªan a menudo porque son momentos de dificultad extrema para la predicci¨®n. Las desviaciones entre previsiones y realidad en la ¨²ltima crisis fueron muy considerables. Es m¨¢s, incluso el procesamiento de datos estad¨ªsticos es m¨¢s complicado en momentos de perturbaci¨®n econ¨®mica y son frecuentes revisiones muy considerables de los mismos en los a?os que siguen a los de mayor incidencia de las crisis. Sumen a todo esto un factor de incertidumbre no habitual ¡ªuna pandemia cuyos efectos no se sabe si remitir¨¢n o volver¨¢n¡ª y saquen sus propias conclusiones.
Entre los brotes verdes de los que se habla aparecen posibles repuntes en el consumo. Tambi¨¦n un posible tir¨®n de la industria manufacturera a partir de junio, aunque el dato de mayo de la producci¨®n industrial en Espa?a publicado este lunes fue malo (27,3% de ca¨ªda ese mes). O la voluntariosa consideraci¨®n de que el a?o tur¨ªstico, aun siendo malo, no ser¨¢ tan catastr¨®fico como se esper¨® en su momento. Pero la realidad parece machacona. La apertura de espacio a¨¦reo no parece traer el movimiento tur¨ªstico esperado, al menos de momento. Y los tirones del consumo pueden responder m¨¢s a puntos de referencia muy bajos durante el confinamiento que a una tendencia sostenida. Parece que el ahorro por ahora se impone, prima la precauci¨®n. No podemos olvidar que en esta crisis navegamos al rev¨¦s que en la anterior. Parece que hemos salido antes de la situaci¨®n m¨¢s cr¨ªtica. Sin embargo, a escala global, el grado de incidencia sigue muy elevado. Nuestra econom¨ªa es abierta y no va a ser ajena a las dificultades para la recuperaci¨®n global, con EE UU a la cabeza. Parece incluso que algunas econom¨ªas avanzadas centran todas sus esperanzas en una vacuna o tratamiento eficaz r¨¢pido, concibiendo como inevitables nuevos momentos de intensa incidencia del virus en los pr¨®ximos meses y la dificultad (si no imposibilidad en algunos casos) de volver a cerrar la econom¨ªa.
Algunas de las m¨¢s reputadas instituciones que ofrecen previsiones, como los bancos centrales, son conscientes de estas dificultades estad¨ªsticas y ofrecen rangos de estimaci¨®n en funci¨®n de diferentes escenarios. Dos de los indicadores que utilizan y que, en cierto modo, orientan su pol¨ªtica, son la inflaci¨®n o los ¨ªndices PMI, que recogen las opiniones empresariales sobre el curso que seguir¨¢ su actividad. No nos llevemos a enga?o. En estos momentos recogen cifras vol¨¢tiles y no completamente fiables como astrolabio estad¨ªstico. Lo reconocen los propios institutos que los publican. En los pr¨®ximos meses, las referencias van a ser los tallos ¡ªlas tendencias que se consoliden¡ª aunque siempre busquemos, por nuestra condici¨®n humana, brotes verdes para encontrar algo de consuelo.
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