Un proyecto com¨²n para el futuro
Es un momento hist¨®rico, no podemos equivocarnos. La crisis ha precipitado cambios que se ven¨ªan anunciando
Imaginemos un pa¨ªs moderno, envidiable, con unos servicios p¨²blicos avanzados y eficientes, un sistema educativo excelente, empresas punteras que generan empleo estable y de calidad, una econom¨ªa autosuficiente y sostenible, un Estado del bienestar que incluya a todos los espa?oles y todos los territorios... Pero adem¨¢s de imaginarlo, pensemos en conseguirlo. Porque ahora tenemos la oportunidad. Tal vez por la volatilidad de estos tiempos, tendemos a abusar del calificativo ¡°hist¨®rico¡±. Pero el momento que hoy vivimos, en Espa?a y en el mundo, probablemente lo es. Afrontamos el salto a una nueva d¨¦cada, la tercera del siglo XXI, y lo hacemos inmersos en una crisis inusitada, que ha venido a cuestionar muchas de nuestras certezas, como sociedad y como civilizaci¨®n.
La buena noticia es que estamos asistiendo a una reacci¨®n sin precedentes. Las instituciones y la sociedad civil parecen haber tomado conciencia, como nunca hasta ahora, de lo que nos jugamos. Y de que la innovaci¨®n, la industria y la tecnolog¨ªa son apuestas ganadoras. M¨¢s a¨²n si unimos fuerzas y seguimos colaborando. Durante los momentos m¨¢s cr¨ªticos de la crisis sanitaria, la ciencia y la innovaci¨®n han pasado a primer plano de la actualidad. La tecnolog¨ªa ha estado m¨¢s presente que nunca en nuestras vidas. Empresas de todos los tama?os y sectores se han volcado en el desarrollo conjunto de equipamiento y material. La colaboraci¨®n p¨²blico-privada ha demostrado que funciona y se ha traducido en encomiables proyectos, que han puesto en valor el trabajo en equipo, el talento y la creatividad. Y ya sabemos que la Uni¨®n Europea va a hacer un esfuerzo econ¨®mico extraordinario y excepcional. Parece que, desde muchos ¨¢mbitos y esferas, nos hemos dado cuenta de la importancia de crear un proyecto com¨²n. Que llamamos recuperaci¨®n, s¨ª, pero que debe ir m¨¢s all¨¢, y ser futuro. Ahora estamos tomando las decisiones que van a determinar la Espa?a en la que van a vivir las pr¨®ximas generaciones.
Por eso decimos que este momento es hist¨®rico. Y por esa misma raz¨®n, no nos podemos equivocar. En realidad, la crisis no ha hecho m¨¢s que precipitar muchos de los cambios que se nos ven¨ªan anunciando. En la sociedad, en las empresas, en los trabajos, en nuestra vida en com¨²n. Pero ahora tenemos que abordarlos desde una acuciante coyuntura de reconstrucci¨®n econ¨®mica. Los desaf¨ªos que ya enfrentaba Espa?a antes de la covid-19 tienen que ver con nuestro sistema productivo, con nuestra competitividad, nuestra educaci¨®n y nuestros empleos, en definitiva, con nuestro modelo de pa¨ªs. Y es el momento de actuar. Las ayudas europeas que va a recibir nuestro pa¨ªs, entre directas e indirectas, suponen un 11% del PIB. Y es importante. Pero m¨¢s decisivo a¨²n ser¨¢ aprovechar la inercia de que nuestra sociedad y nuestras instituciones lo hayan entendido. Se dice que Europa nos va a pedir reformas. Pero somos nosotros, principalmente, los que debemos saber qu¨¦ necesitamos cambiar, mejorar e impulsar. Porque tenemos ahora la ocasi¨®n, seguramente ¨²nica, de mover Espa?a hacia una d¨¦cada ilusionante.
Efectivamente, se van a decidir inversiones y se van a acometer reformas. Las multinacionales que llevamos d¨¦cadas de compromiso con Espa?a, desde nuestra experiencia global, pero con el conocimiento sobre el terreno que acumulamos las filiales, nos hemos tomado la misi¨®n como nuestra. Nos hemos puesto a disposici¨®n de las instituciones, de la sociedad civil y de todos los actores con los que debemos construir el proyecto de pa¨ªs para los pr¨®ximos a?os. Convencidos de que ese proyecto nos une a todos, porque la innovaci¨®n, la ciencia y la tecnolog¨ªa no entienden de colores ni ideolog¨ªas. De que necesitamos planes de choque y luces cortas, pero combinadas con luces largas, que nos mantengan atentos a lo urgente y a lo importante. Y de que la innovaci¨®n no es un fin, un indicador estad¨ªstico que nos deje en buen lugar, sino el medio para progresar como pa¨ªs.
Movernos hacia esa Espa?a ilusionante significa, desde luego, fortalecer nuestro sistema de innovaci¨®n y ciencia y favorecer su transferencia a la sociedad. Es la v¨ªa para conseguir mejores servicios p¨²blicos, entre ellos un sistema sanitario eficaz, bien preparado y que alcance a toda la poblaci¨®n. Pero tambi¨¦n un Estado del bienestar sostenible, que garantice, por ejemplo, nuestras pensiones. Un modelo productivo transformado y digital. Una econom¨ªa mejor preparada ante cualquier incidencia o fen¨®meno natural que la ponga a prueba. Y, en fin, un mayor retorno a la sociedad, en t¨¦rminos de riqueza y empleo de calidad. Hablamos de Europa, y es Bruselas la que estima que dos tercios del crecimiento de la productividad europea en las ¨²ltimas d¨¦cadas han venido impulsados por las inversiones en I+D.
En efecto, esperamos que los pr¨®ximos Presupuestos Generales contemplen un incremento significativo de la inversi¨®n en I+D. Pero cada euro p¨²blico invertido deber¨ªa traducirse en dos euros de inversi¨®n privada, para que ¨¦sta represente dos tercios del total, como en los pa¨ªses m¨¢s avanzados de nuestro entorno. Para ello, necesitamos generar condiciones de estabilidad y marcos regulatorios favorables para las empresas intensivas en innovaci¨®n, as¨ª como potenciar nuestros centros tecnol¨®gicos y dotarles de recursos. Y, muy importante, favorecer ecosistemas de colaboraci¨®n p¨²blico-privada que generen riqueza, patrimonio industrial, transferencia de conocimiento y proyectos de envergadura que nos sit¨²en en el mapa mundial de la innovaci¨®n. Sabemos que es posible, porque ya contamos con modelos que funcionan as¨ª en nuestro pa¨ªs.
Nuestro plan tambi¨¦n deber¨¢ contemplar la transformaci¨®n tecnol¨®gica de nuestras empresas y de los trabajos; aprovechar la funci¨®n vertebradora de la tecnolog¨ªa para eliminar brechas sociales, educativas y demogr¨¢ficas; y cimentar una verdadera sociedad del conocimiento, preparada para los cambios. Estos son irreversibles, el mundo ya no va a ser igual. De nosotros va a depender que nuestras empresas crezcan y compitan con solvencia en los mercados internacionales, que los trabajos sean m¨¢s productivos y satisfactorios, y que seamos capaces de desarrollar y aprovechar todo el talento que no s¨®lo Espa?a, sino el mundo, va a necesitar.
Podr¨ªamos, s¨ª, imaginarnos una Espa?a en la que a todos nos gustar¨ªa vivir y dejar a los nuestros. Pero fue Pablo Picasso quien dijo que ¡°todo lo que puede ser imaginado, es real¡±. Es el momento de cre¨¦rnoslo y hacer realidad entre todos ese pa¨ªs moderno, vertebrado y sostenible. Tambi¨¦n dijo que ¡°la inspiraci¨®n existe, pero tiene que encontrarte trabajando¡±. No perdamos un minuto m¨¢s. Es el momento de proyectar esa Espa?a inspiradora. No s¨®lo imaginarla. Hacerla.
Helena Herrero es presidenta de HP y de la Fundaci¨®n I+E Innovaci¨®n Espa?a
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